miércoles, 1 de junio de 2016

El conurbano le mandó telegrama a Vidal: "el hambre no puede esperar"

La situación social es una brasa. Cada vez se plantea la necesidad de sumar más comedores. El 43% de chicos que asisten a ellos, presentan síntomas de mal nutrición, ya que en sus hogares no pueden comprar leche. Las zonas rojas donde ya se pidió mayor ayuda alimentaria, son La Matanza, Merlo, José C. Paz y Moreno. En algunos barrios, reapareció el trueque, una postal del 2002. La inflación, el tarifazo, la paralización de la obra pública y la desaparición de las changas, agudizan el panorama. El dirigente social Emilio Pérsico, advirtió: "hay que regar la pradera antes de que una chispa la prenda fuego". Los intendentes y la Iglesia temen que el hilo se corte por los más pobres.



Mientras Mauricio Macri se tomó un respiro para almorzar con Mirtha Legrand en la Casa Rosada, a 20 minutos del Obelisco el espejo social le está avisando que abra el paragüas. Se avecina un frente de tormenta de consecuencias imprevisibles. El barómetro en el Conurbano, hizo saltar las agujas. Hay algunos intendentes de la geografía más humilde de ese territorio, que no pueden pegar un ojo. Ven que cada día crece el número de vecinos que golpean a las puertas de sus municipios en demanda de bolsas de alimentos. Les aterra la idea de que pueda repetirse la foto del 2001/02 con la vuelta de las ollas populares, los saqueos y los piquetes. Le han pedido al ministro de Seguridad, Cristian Ritondo, que refuerce la seguridad. La Pastoral Social siempre atenta a estos vaivenes, marcó la cancha al hacer foco en que hay miles de personas en estado de "fragilidad. Nos preocupan los rostros concretos de quienes viven en la miseria y no cubren sus necesidades más elementales", advirtieron. El episcopado olfatea que el riesgo está cerca, a no ser que se reactive la economía de manera inmediata, algo que por ahora parece lejano. También alertan sobre la “precarización laboral de buena parte de los trabajadores” que hacen changas o cobran en negro. Y que, no reciben las subas de convenio. Son los que más sufren la inflación y la recesión. Mientras tanto, en la ciudad de Buenos Aires, donde los niveles de ingreso son más altos, el termómetro marca que cada vez hay más gente en situación de calle. Uno de los diagnósticos viene del negocio gastronómico, donde cierra un restaurante por día. 

UN ESCENARIO QUE QUEMA 

Frente a este escenario, el oficialismo no tuvo otra alternativa  que abandonar el sueño de la "revolución de la alegría". Tomó el guante a través del jefe de Gabinete, Marcos Peña quién admitió: "estamos en el peor momento y lo que intentamos es evitar una crisis estructural. Trabajamos para que la pobreza más dura y la indigencia tengan cobertura alimentaria". La gobernadora María Eugenia Vidal, dejó la sonrisa de lado y  se sumó al mismo relato. Reconoció que la Provincia atraviesa por una situación difícil. 
Hay otras voces que alertan con mayor énfasis, porque están cerca de los indigentes.“Hay que regar la pradera, porque si no cualquier chispa la prende fuego”. Esa es la parábola que utiliza Emilio Pérsico, el jefe del Movimiento Evita, para persuadir a algunos de los más altos funcionarios del Gobierno bonaerense de que hay que salir rápidamente con ayuda.
María Eugenia Vidal ya hace varias semanas que empezó a sentir que la presión del reclamo social se profundiza. Por ese motivo reforzó la asistencia alimentaria, pero los intendentes aseguran que no alcanza. El ministro de Desarrollo Social bonaerense, Santiago López Medrano, quien está encargado de esta tarea admitió la compleja situación alimentaria que obligó  a aumentar las partidas para los comedores y entregar más comida a los municipios. No obstante, algunos caciques peronistas más afectados por la exigencia de ayuda consideran que la respuesta del gobierno provincial no se condice con la magnitud de la crisis.
 
EL MAPA DE LOS CARENCIADOS
 
Por lo que cuentan los jefes comunales, las zonas rojas con mayor necesidad son La Matanza, José C. Paz, Merlo y Moreno. Además, en la periferia de Mar del Plata, las luces rojas se encendieron en los barrios del sudoeste y oeste. Uno de los factores que más inciden en la dramática coyuntura a nivel pais, son el parate en la obra pública y de la construcción, que generan fuerte mano de obra. También han desaparecido las changas." La gente está paralizada y si tiene un peso, lo guarda, por lo que pueda llegar a pasar", reveló uno de los alcaldes.
La posibilidad de que la situación pueda explotar en  las calles de la provincia, con protestas, también es un punto sobre el cual el gobierno bonaerense puso la lupa y empezó a aceitar la relación con los dirigentes de Barrios de Pié. Buscan evitar presiones frente a los hipermercados y cortes de ruta, una foto que a Macri le eriza la piel. De allí nació la idea de instalar 630 comedores y merenderos de manera inmediata para reforzar la asistencia.
En La Matanza, José C. Paz, Merlo y Moreno, los intendentes le comunicaron a las primeras espadas de Vidal, que los comedores escolares están duplicando los cupos. Ponen como ejemplo escuelas que tenían una plantilla de 200 chicos, que empezaron abruptamente a recibir 700.
CON LO QUE MANDA VIDAL NO ALCANZA
Verónica Magario, la actual jefa comunal de La Matanza fue la primera en disparar las bengalas. La mujer que gobierna el distrito más poblado de la Provincia se queja además de la respuesta del gobierno bonaerense.
"Nos han mandado alimentos secos, polenta, fideos, aceite. Pero yo pedí para 150 mil personas y recibí, el 2 de mayo, para 2 mil", aseguró. "La solución tiene que ser ya, el hambre no te espera", agregó Magario. Otro de los que se suma en el rosario de críticas, es Mario Ishii, intendente de José C. Paz. Sostiene que "el ministro de Desarrollo Social, López Medrano no tiene noción de qué cantidad de alimentos tiene que mandar". Ishii aseguró que compró "500.000 kilos de alimentos para José C. Paz". La provincia distribuirá 400 mil  kilos mensuales en territorio bonaerense. "El invierno es duro y será problemático. Muchas organizaciones sociales vinieron a hablar para instalar nuevos comedores", contó Ishii.
Gustavo Menéndez, intendente de Merlo, también tiene definido porcentualmente el incremento de los pedidos de ayuda alimentaria. Sostuvo que  "desde el 10 de diciembre, subió un 20% la solicitud espontánea de comida. Es altísima", afirmó. También en Moreno es panorama es crítico. El alcalde Walter Festa alertó que de 40 comedores que funcionaban en su distrito, se pasó a 86.
Paradójicamente, hay otra figura de la crisis del 2001/02 que ha vuelto a irrumpir en algunas zonas del Gran Buenos Aires. Se trata del trueque. Muchas familias que están al borde de la pobreza, canjean ropa, zapatillas u otros objetos, por comida. Es algo que no se veía desde hace 15 años y que también se está observando en el interior del país, comentan algunos gobernadores.
 
LAS CAUSAS DEL DRAMA SOCIAL
Los intendentes coinciden en que el angustante reclamo de asistencia alimentaria está íntimamente relacionado a la inflación, la paralización de la obra pública y en el estancamiento del empleo informal. Daniel Arroyo, ex ministro de Desarrollo Social bonaerense, tiene una visión parecida. " Existe un problema estructural, pero en los últimos cinco meses se complicó la situación social por el aumento fuerte de la inflación, el parate de la construcción, que es también el parate de la changa, los despidos que se produjeron y ahora el tarifazo", afirmó.
Para Arroyo, hay un dato central al que hay que ponerle atención. "Bajó aproximadamente tres puntos el consumo de leche fluida, en sachet y subió el de harinas. Cuando baja el consumo de leche es porque hay una situación crítica. Hay mucha conciencia en las madres pobres sobre la necesidad de darles leche a sus hijos", resaltó.
El ex funcionario consideró que en la provincia "hay emergencia nutricional", por el aumento de la concurrencia a comedores. "No sólo en el conurbano, sino también en ciudades como Mar del Plata y Bahía Blanca hay más demanda de asistencia alimentaria. Me hablan de entre un 30 y un 50% más de gente en los comedores", explicó.

LA POLITICA SOCIAL A DESTIEMPO

Desde el Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina se puso énfasis en que  "a diciembre del año pasado, en el conurbano el 14,6% de los hogares con niños recibía la tarjeta alimentaria, o el bolsón de comida. El dato, que excluye a los comedores, representa 163 mil hogares",se subrayó. Además, se puso énfasis en que "la política social gubernamental suele ir a destiempo".
No hay que olvidar, que primero fue el Observatorio Social de la UCA el que advirtió en abril sobre el impacto de la elevada inflación y la suba de tarifas. Según sus estimaciones, en los primeros meses, 1,4 millones se sumaron a los casi 12 millones de pobres que había. Luego, el presidente del Episcopado, monseñor José María Arancedo advirtió sobre las graves consecuencias sociales de que se prolongue la suba de precios. La UCA también focalizó en que hay 10 millones de personas con problemas de empleo por los desajustes macroeconómicos.
Frente a este escenario, hay datos de la realidad que son irrebatibles. Por ejemplo, un relevamiento del Instituto de Investigación Social, Económica y Política Ciudadana (Isepci) en merenderos y comedores de la organización Barrios de Pie en 15 distritos del conurbano reveló que el 43% de los chicos de entre 2 y 19 años que asisten presentan malnutrición. "Las madres cuentan que sólo hacen una comida al día", afirmó Jorge Ceballos, secretario general de la agrupación polìtica Libres del Sur de la provincia de Buenos Aires,que utiliza al Isepci como herramienta de investigación. Cáritas tambien debió abrir 25 comedores nuevos ante la mayo demanda social.


EL LATIGO DE LA ESCRITORA

La escritora Beatriz Sarlo, de buen ojo clínico, tiene la convicción de que este gobierno se preocupa más por los empresarios y los ricos que por la clase trabajadora. Habló de "CEOcracia", es decir de ministros que fueron formados en corporaciones y no miden consecuencias cuando ponen en practica medidas extremas de ajuste, como es el caso del titular de Energía, Juan José Aranguren. Macri lo sabe mejor que nadie, porque viene de ese riñón privilegiado. Las empresas no se caracterizan por inyectar sensibilidad a sus cuadros. El Presidente, si quiere pobreza cero, deberá dejar de tensar la cuerda y regar mejor los bolsillos. Hoy se encuentra frente al desafío de tener que afrontar la quinta crisis económica en 40 años. Y para evitar escenarios con situaciones límite, sería apropiado que el jefe de Estado apueste a la solidaridad para garantizar la paz social. En momentos como éste, sus ministros tendrían que bajar al llano con humildad y anoticiarse que más allá de números que cierren para las cuentas públicas, del otro lado del mostrador hay seres humanos que extienden la mano clamando por ayuda. El Gobierno no puede permitir que se hagan públicas las teorías de Durán Barba sobre el hambre, porque es un gesto a todas luces obsceno para la sociedad. En cambio, tal vez sea atinado  repasar algunas reflexiones  del célebre novelista francés, Anatole France. Allá lejos, escribió: "la Ley en su magnífica ecuanimidad, prohibe, tanto al rico como al pobre, dormir bajo los puentes, mendigar por las calles y robar pan".

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