miércoles, 29 de junio de 2016

Los fantasmas de Vidal se esconden en City Bell detrás del espionaje telefónico

City Bell y Ezeiza están en la mira de los investigadores. Se sospecha que desde allí opera en las sombras una estructura que se dedica a monitorear los pasos de la gobernadora. Vidal cree que detrás está la mano de Hugo Matzkin, el ex jefe de la Bonaerense.


Vidal cree que detrás está la mano de Hugo Matzkin, el ex jefe de la Bonaerense durante la gestión de Scioli. Lo atribuye a un nuevo acto intimidatorio, con la intención de frenar la reforma implementada en la fuerza para terminar con los nichos de corrupción. Luces y sombras de los últimos episodios misteriosos aun sin esclarecer.María Eugenia Vidal está rodeada por demonios que pretenden llenarla de miedos. La espían mediante sofisticados sistemas de escuchas telefónicas que aún manipula la denominada "maldita policía", en connivencia con elementos de la ex Side. Por como viene la mano con los aprietes, a la gobernadora y a sus ministros se les reforzó la custodia. Los investigadores tienen la firme sospecha que más allá del mensaje mafioso de elementos apartados de la fuerza, también se han asociado sectores que manejan el juego clandestino y otros vinculados al narcotráfico. La presunción se asienta en torno a un pase de factura por un golpe reciente a ese submundo, donde se clausuraron seis casinos en Bolívar. Las salas estaban escondidas en clubes sociales o simplemente puertas adentro de viviendas particulares. En el procedimiento se incautaron más de 100 computadoras con sus respectivos servidores, las que eran utilizadas para hacer apuestas. 
LOS ENIGMAS DEL DESPACHO
Vidal está cercana por fantasmas que operan en las sombras y a los que tiene la obligación de sacarle las caretas por su propia subsistencia. El mayor misterio, que habla de la impunidad con que esos nichos se manejan, está focalizado en un episodio reciente. Se trata de la invasión de la intimidad que sufrió la gobernadora, cuando dos agentes de la Bonaerense ingresaron a a su despacho a revisar los cajones del escritorio de su secretaria personal, Soledad Borsani. No es una casualidad, ya que la funcionaria maneja la agenda personal de la mandataria.
Vidal no sólo echó al comisario Cristian Bojanovich, responsable de la seguridad en el palacio de la calle 6, sino que ahora la Justicia investiga lo ocurrido, en medio de serias contradicciones entre los declarantes.
Ni el informe oficial que elevó Bojanovich, ni los dos agentes (una mujer y un hombre), ni la secretaria de Vidal, ni una comisaria que declaró en la causa, coincidieron en fechas y horas del hecho. Se sostiene que alguien faltó a la verdad ante la Fiscalía de Cámaras de La Plata.
El episodio, en principio, habría ocurrido en la madrugada del martes 31 de mayo, cuando un empleado  de limpieza sorprendió a dos agentes abriendo cajones de los escritorios y de un mueble que se encuentra en la parte de atrás, según la denuncia que realizó el secretario general de la Gobernación, Fabián Perechodnik. Los dos agentes de la Bonaerense alegaron en sede judicial que “iban a cambiar las llaves y las estaban probando”. El comisario Bojanovich fue echado y reemplazado, de forma temporal, por Virgilio Espinoza.
CELOSAMENTE CUSTODIADA
Hoy Vidal se mueve con seis personas a su alrededor de forma permanente. Dos agentes de la Metropolitana la siguen a sol y sombra, de manera rotativa. A ellos se les suma el chofer. Además, otros tres, al menos, van en otro auto a donde ella esté.
Los problemas con la custodia han sido un dolor de cabeza para Vidal. A finales de marzo  se quedó sin vigilancia durante cuatro horas. Fue en represalia luego de la decisión de cortar los pagos por policía adicional en las torres 1 y 2 de Plaza Moreno, donde funcionan oficinas administrativas. A este episodio hay que sumarle el extraño robo al intendente de La Plata, Julio Garro, en el country Grand Bell que derivó también en el desplazamiento de altos jefes.
El hecho más reciente  de "apriete" fue el ataque a la residencia del ministro de Gobierno, Federico Salvai, ubicada a paradójicamente a solo dos cuadras de la Casa de Gobierno. Desconocidos penetraron a la madrugada y dieron vuelta la casa, sin llevarse ningún objeto de valor. Lo que se dice un verdadero mensaje mafioso. No dejaron tampoco huellas dactilares, pero sí pisadas claras de borceguíes como los que usan los policías. Lo que se dice, verdaderos profesionales. Salvai no es un blanco al boleo, ya que maneja la agenda de Vidal con las otras fuerzas y es una de sus primeras espadas en el armado polìtico.
LOS FRENTES QUE QUEMAN
Los frentes urticantes entre la gobernadora y la Bonaerense obligan a recorrer la historia para encontrar explicaciones. En seis meses hubo una purga constante en la fuerza. También en la Jefatura Departamental La Plata se secuestraron 36 sobres con 150 mil pesos que se presume pertencían a coimas semanales para brindar protección y liberar zonas al delito. De este caso, no volvió a hablarse.También la cúpula se resintió: las superintendencias generales y, con ellas, los comisarios generales, cayeron de 44 a 26. Las jefaturas departamentales, de 74 a 32. 
Otro tema que desató tormentas, fue la exigencia de la declaración jurada a policías y penitenciarios, con el grado de subcomisario en adelante, para conocer su patrimonio. Según pudo saberse en fuentes confiables, los alcanzados son unos siete mil hombres. De ellos, cerca de mil todavía no cumplieron con el trámite. También se puso un corte a otra caja, millonaria pero legal: la de los adicionales que ministerios y entidades provinciales pagaban por coberturas extras de la policía.
Aún existen muchos frente enigmáticos que Vidal deberá dilucidar. Uno de ellos es descifrar quiénes estuvieron detrás de la fuga cinematográfica de los autores del triple crimen de General Rodríguez, hecho ocurrido en diciembre del año pasado. O si hubo intencionalidad en los robos casi simultáneos, de marzo, a los intendentes Julio Garro (La Plata), José Luis Salomón (Saladillo) y Gonzalo Peluso (Magdalena), como también las tres amenazas de bomba al Ministerio de Seguridad.
Algunos personajes que condujeron a la Bonaerense en el pasado, hacen una lectura diferente a la del gobierno. Aseguran que la "cadena de la felicidad" no se cortó, sino que sólo quedó acéfala. Sostienen que eso desató una interna salvaje en la fuerza por las cajas, pero que también se multiplicaron entraderas, secuestros y asesinatos, ante un jefe policial "sin espaldas", un ministro que "no conduce" y una gobernadora que "vive en una base militar".
LAS PAREDES ESCUCHAN
Frente a este escenario, Vidal está convencida que la están espiando. Le apunta a Hugo Matzkin, un especialista en inteligencia, quien estaría aliado con hombres pesados de la ex SIDE. Matzkin fue el jefe de la Bonaerense entre 2011 y diciembre de 2015, cuando ella lo desplazó. Hoy se desempeña como asesor del intendente de Ezeiza, Alejandro Granados. Hay quienes sostienen que tanto en la gobernación, como en el Ministerio de Seguridad, "las paredes escuchan y reportan de cada movimiento". Además se ha puesto la lupa sobre otros dos poderosísimos comisarios eyectados a principios de año. Uno ellos es Marcelo Chevriau, vinculado al ex intendente de La Matanza Fernando Espinoza y uno de los señalados de actuar en las sombras en el Caso Candela. El otro es Néstor Larrauri, quien pasó por Quilmes y precisamente se lo acusa de entorpecer la búsqueda de los prófugos del triple crimen de General Rodríguez. 
De Matzkin se dice que "cuenta con una estructura de inteligencia que viene realizando escuchas teléfónicas desde la localidad de City Bell  y de sus oficinas en Ezeiza". Las versiones son más que temerarias, ya que el espionaje estaría centrado en la propia gobernadora y en sus colaboradores de mayor peso en la cadena de decisiones.
Vidal está al tanto de este plan. Es más, en las conversaciones que mantiene con su iPhone suele enviar irónicamente  "un saludo para Matzkin que me está escuchando”. Frente a sus colaboradores reafirma que no tiene miedo y que llevará adelante las reformas, "cueste lo que cueste".
UN MENSAJE QUE HIELA LA SANGRE
Los hombres de confianza de Ritondo son más cautelosos. Saben que están vigilados por un sistema de espionaje que viene de lejos y con una logística de temer. Es más, en una página web que apareció de un día para el otro, un anónimo publicó hace un tiempo la posición exacta en la que se encontraba la silla del ministro, el vino que tomaba y los habanos que fumaba.
No es nuevo que la Policía cuenta con información detallada de todos y cada uno de los políticos. De los que se fueron y de los que hoy gestionan. Y si las cosas no funcionan como ellos pretenden, están dispuestos a poner en marcha el más diabólico de los planes. Vidal sostiene que no le importa que la espíen."No tengo nada que esconder", asegura. No obstante, sus asesores deben velar por ella. El enemigo es de envergadura y no le tiembla el pulso cuando le meten la mano en el bolsillo. Si bien es cierto que ha perdido algo de poder, pero no las mañas.

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