miércoles, 28 de noviembre de 2012

ALERTAN SOBRE LA MAFIA DE LA COSMETICA TRUCHA QUE GANA SUMAS MILLONARIAS Y HACE FUERTE IMPACTO EN VARELA Y TODA LA ZONA SUR



Por Jorge Joury

Se ven en la peatonal Monteagudo. En la estación de trenes de Varela. Y en todos los centros neurálgicos de la zona Sur. Están representados por vendedores que mutan de manera permanente por todos los barrios, tratando de cautivar vecinos con las bondades de productos "de primera línea y marcas reconocidas". Los ofrecen a menos de la mitad de su costo en las perfumerías. Pero resulta ser que todo pertenece o tiene su origen en el submundo de una mafia que maneja laboratorios clandestinos para fabricar productos de cosmética, como shampoo trucho, acondicionadores o cremas, también de "milagrosas facultades", pero que terminan inexorablemente en algunos casos, llevando a los clientes a la ceguera o provocando necrosis en las células, graves enfermedades de la piel, alergias de todo tipo, inclusive problemas respiratorios como broncoespasmos.

Eduardo Pérez, presidente del Colegio de Farmacéuticos de Florencio Varela y hombre que lleva una larga lucha también contra los medicamentos truchos, aclara que "se trata de un negocio que mueve millones de pesos diarios en nuestro país. Son mafias que se reciclaron después de ser combatidas cuando salió a relucir el mercado negro de remedios, que tantas vidas costó . Estos sujetos ahora han encontrado otro costado del negocio, vendiendo estos productos de perfumería que no llegan al 50% del valor en los negocios del ramo".

Pérez señala que "muchos vecinos compran esta mercadería de peligrosa procedencia sin dudar, cautivados por el precio, por los envases y calcomanías que a primera vista parecen originales, pero que tienen una raíz delictiva. Se trata de bandas que copian a la perfección los recipientes de plástico. Luego les introducen químicos de similares colores, pero altamente tóxicos para la salud. En el caso de los shampoo les agregan el detergente más ordinario, mezclado con algún perfume, lo que termina provocando lesiones en la piel, tanto en el cuero cabelludo, como en el resto del cuerpo".

Un investigador que se ha metido a fondo en los meandros del negocio, señaló que "pese a que se lo combate con fuerza, la actividad sigue creciendo, ya que la inversión que se requiere es muy baja. Por ejemplo, los envases de imitación se obtienen a 2 pesos la unidad. Luego en el contenido, que es "basura" perfumada, se gastan entre 50 centavos a un peso .Finalmente, el público lo compra a un promedio de 15 y 20 pesos. Un negocio redondo donde los clientes creen haber hecho la mejor transacción del mundo, sin saber que lo que se están llevando es veneno puro, que además puede afectar la salud de sus hijos, porque estos elementos se convierten de uso familiar".

Eduardo Pérez, quien posee una farmacia muy conocida en Varela y es un comerciante distinguido por su seriedad y trayectoria en el Colegio de Farmacéuticos, aconseja a la población " no dejarse embaucar por estos grupos de individuos que andan deambulando por todos los rincones del distrito, porque se trata de una verdadera estafa. Similar a los manteros que venden aspirinas o paracetamol, de dudosa procedencia que no tienen controles del ANMAT y que en el mejor de los casos pueden estar fabricados con talco, que no es dañino para la salud. Pero también hay quienes les agregan componentes tóxicos para el organismo. Para obtener medicamentos o productos que tienen que ver con la higiene personal, hay que recurrir a lugares serios como las farmacias o perfumerías. El resto, es comprar riesgo de vida".

El Sindicato de Farmacéuticos y Bioquímicos admitió que todo el tiempo se reciben denuncias sobre grupos delictivos que fabrican estos productos de belleza y que "han inundado la zona Sur. La estación de trenes de Quilmes es una prueba de ello. Lo mismo que el corredor que va entre Berazategui y Avellaneda, donde pululan estos denominados buscas". El organismo señala que la propia sociedad "no debe dejarse embaucar. Lo trucho, termina siendo doblemente caro porque después hay que recurrir al médico".

Otro de los investigadores requeridos manifestó que " las bandas que se dedican a este rubro, están altamente organizadas. Cuentan con el apoyo de profesionales inescrupulosos que producen los químicos a bajísimo costo y son maestros en lograr el mismo color. El segundo paso es contactarse con talleres clandestinos de envases plásticos que obtienen réplicas de marcas de primera línea que a simple vista, resultan de un parecido asombroso. El tercer paso tiene que ver con mandar a imprimir las etiquetas en locales de serigrafía, que copian el diseño gráfico a la perfección y cobran precios muy bajos a mayor cantidad. En promedio lo que se invierte es unos 2,50 pesos por unidad, incluido envase y etiqueta. Y a esto hay que sumarle otros 50 centavos del contenido".

Un jefe policial que sumo su aporte a la investigación periodística relató que "hace pocos días se desbarató una banda en la zona de Pilar. Allí se descubrió un taller donde se confeccionaban productos de cosmética, sin ningún tipo de control y bajo las peores normas de higiene". La fuente indicó que " en el lugar se secuestraron más de mil envases, casi calcados con los de empresas de primera línea, además de bidones con formol, cuyo uso está prohibido, bastidores, planchas de parafina, ollas y otros productos químicos, además de colorantes. La pista para desbaratar esta banda la obtuvimos por Internet, ya que utilizaron esa vía para poner en exhibición la mercadería".

Eduardo Pérez, presidente del Colegio de Farmacéuticos de Florencio Varela aclaró que " hace un año la ANMAT prohibió la incorporación de formol en esta clase de productos y viene trabajando fuerte para que se aplique todo el peso de la normativa".

La producción de esta mercadería falsificada que es de venta fácil porque entra por los ojos y se vende como pan caliente, le pone título otro investigador, deja sumas millonarias de ganancia, "que permite incorporar verdaderos ejércitos de vendedores, en general gente desocupada, que con tal de ganarse unos pesos sacrifican todos sus principios". Estos individuos son los que llevan los productos a las ferias, peluquerías o comercios de barrio. Y hay quienes la compran porque vale 10 o 20 pesos, cuando los originales están entre 50 o 100.

"Hay que trabajar mucho en campañas de difusión y alertar a la gente. La prevención es la única llave que puede garantizarnos acabar con este negocio. Lamentablemente estos delincuentes cuando se les termine el curro, se reciclan y encuentran nuevos rubros, porque siempre habrá compradores".

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