Por Jorge Joury
La autopista Buenos Aires-La Plata en los últimos tiempos acaba de sumar otro capítulo de incertidumbre en su historial de terror. Es que esta vez la estadística muestra que de una a dos lunetas delanteras de automóviles terminan destruidas por día, por efectos del pedregullo. Los automovilistas denuncian a diario en los peajes que vuelan piedras y restos del material que se está usando para reparar el asfalto, que está muy deteriorado en varios tramos, de este corredor que cada vez se está tornando más peligroso y pidiendo a gritos una ampliación de franjas, por la gran cantidad de autos circulantes que tienen que ver con el crecimiento del parque automotor.
"Todos los días recibimos un cliente que viene a cambiar el parabrisas, ya que de la cinta asfáltica se desprenden pequeñas piedras que impactan sobre los automóviles e incluso ponen en riesgo la vida de las personas. La semana pasada cayó un cliente furioso con la cara ensangrentada, ya que al perforarse el parabrisas, pero esta vez por una madera suelta en el pavimento, le impactó de manera directa. Encima dicen que se van a quejar al peaje y no les toman las denuncias. Argumentan que la concesionaria no se puede hacer cargo de daños por trabajos de reparación que van a terminar beneficiando a los usuarios".
En los talleres del rubro en Florencio Varela, también se da la misma fotografía y esto tiene que ver con que los vecinos adjudican la permanente presencia de pedregullo, justamente a trabajos para tapar baches que no tienen una buena terminación. Se trata de parches, que después con cualquier lluvia, recuperan su imagen original de pozos que hay que respetar por las dimensiones que nunca pierden.
En los kilómetros 22 y 48 en sentido hacia La Plata, son los que presentan la mayor cantidad de pozos que fueron arreglados y preservan los escombros que dan contra los parabrisas. Y cuando de bolsillo se trata, que es lo que más duele, hay que tener en cuenta que hoy por el reemplazo de un parabrisas se paga 500 pesos en los vehículos más económicos. Pero en el caso del cambio del vidrio delantero de un auto de media gama, hay que hablar por lo menos de mil doscientos pesos para arriba.
Según un relevamiento efectuado en los talleres de la zona Sur dedicados al reemplazo de parabrisas, la cantidad de casos por daños provocados por el desprendimiento de asfalto, han crecido de manera exponencial. A tal punto que se comenta de un 20 y un 30% en los últimos meses. Por lo general la rotura se produce por el impacto de pequeñas piedras que impulsa el auto que va adelante, pero que al decir de un conductor "por la velocidad se potencian como bombas y tienen una acción devastadora. Hasta te hacen perder el control del auto y en cualquier momento vamos a tener una tragedia de magnitud, sobre todo cuando se da el colapso de las horas picos. Por ejemplo, cuando hay que tomar la subida de Quilmes para trasladarse a la capital federal".
Los automovilistas afectados, que padecen este vía crucis diario en sus viajes, coinciden en que la rotura de los parabrisas se produce porque se combinan dos factores determinantes. Uno es el desgaste del asfalto y la falta de mantenimiento por parte de la concesionaria que está a cargo de la explotación de la Autopista. Y el otro, que el desprendimiento de materiales se debe a una mala terminación de las obras de bacheo, ya que tapan los pozos y dejan los restos de escombros sin limpiar. Con lo cual, un auto que viene de la mano contraria o que circula por delante, muerde estas pequeñas piedras y por la velocidad las levanta y las lanza como si fueran proyectiles. Los afectados también hacen hincapié en los daños que sufre la chapa de los vehículos, sobre todo en la parte delantera donde pueden observarse variedad de hundimientos por los impactos.
Por lo que relatan los afectados, en lo general ni antes la concesionaria Coviares, ni hoy el gobierno provincial, se hacen cargo de los gastos que implica colocar un parabrisas nuevo. Según explican los técnicos en reparación de vidrios delanteros, los parabrisas actuales son más seguros porque no se desgranan desatando una lluvia de astillas como era antes, sino que se rajan. Pero advierten que hay muchos circulando de los que vendían en el pasado, los denominados templados que brindaban menor seguridad.
Además las quejas se multiplican por elementos que caen de los camiones, algunos de ellos contundentes, como tablones y hierros y que permanecen durante horas sobre la cinta asfáltica, sin que nadie los recoja. Un tallerista de la zona mencionaba que es común "la rotura de radiadores, así como de destrozos en el tren delantero, ya que a veces uno va distraído y no advierte el peligro y menos, de noche".
Si a esto le sumamos los constantes ataques a los colectivos con pedradas y bulones, tanto en la salida de Dock Sud, como en la zona próxima a la villa de emergencia ubicada en Quilmes, así como los asaltos, podríamos calificar a la autopista Buenos Aires-La Plata, con el título de una película:" Pasajeros de una pesadilla".
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