lunes, 4 de mayo de 2015

Scioli se juega las fichas entre Wall Street y Almirante Brown


Por Jorge Joury
La idea  en el estado mayor naranja, es instalar la sensación de que “Scioli ya ganó”. Por lo pronto han logrado un escenario de viento a favor : que se hable con fuerza de la polarización con Mauricio Macri. Ahora el objetivo es borrar a Massa del mapa de competidores fuertes. Por eso Alberto Pérez, el jefe de Gabinete naranja, salió en las últimas horas con sus declaraciones a posicionar a Massa y  Margarita Stolbizer “entre un tercero y cuarto, lugar. Por lo menos es lo que se vio en Vélez”, dijo con sorna el funcionario. Con ello, buscó apagar la euforia por el multitudinario acto del último viernes, donde el tigrense mostró sus garras para darle otra fisonomía a su mal momento en las encuestas y evitar más fugas de dirigentes.
Además, a Scioli le llegaron noticias de Nueva York que señalan que durante un congreso del que participaron los pesos pesados de Wall Street, entre ellos banqueros y abogados, ya se empezó a evaluar la posibilidad cierta de que pueda ser el próximo presidente argentino y se preguntan como podría ser su futura administración. La duda que se plantean es si su plan económico estará pegado al kirchnerismo como viene proclamando, o si el ex motonauta una vez instalado en la Rosada, dará un golpe de timón para salir del default y luego buscar dinero fresco en los mercados. Scioli, que acaba de iniciar una gira por las provincias, además está entonado por las  encuestas que lo vienen posicionando al frente de las preferencias del electorado, seguido de Macri y distanciado de Sergio Massa, que ocupa el tercer lugar.
Las primeras espadas naranja ahora están abocadas  en abrir de par en par las puertas del FPV para contener a los jugadores que se le escapan a Massa. El plan es alentar el posible garrochazo de Darío Giustozzi, a quien algunos dan ya afuera del FR. Los estrategas de la calle 6, se imaginan titulares de alto impacto, por el peso que tiene el dirigente de Almirante Brown, ayer uno de los intendentes más exitosos, pero hoy flojo de papeles para dar la batalla bonaerense. Giustozzi está decepcionado por el avance demoledor de la billetera del colorado Francisco De Narváez, además del acuerdo con De la Sota, que terminó de bajarle las defensas.
Scioli ya cuenta con fuertes señales de que el hombre de Saladillo tiene las valijas preparadas. En medio de tántos rumores, no es una casualidad que el gobernador  realizara dos visitas continuas a Almirante Brown, la patria chica del todavía precandidato massista. Incluso participó de un acto con el intendente Daniel Bolettieri, lo que disparó las suspicacias. La ebullición continuó cuando en declaraciones públicas Bolettieri dijo que “la política errática (del Frente Renovador) hizo que creciera el Pro”. Rápido de reflejos, recogió el guante el ministro de Seguridad bonaerense, Alejandro Granados: “A un amigo como Bolettieri le abrimos el portón y vamos a estar juntos”, disparó el sheriff.
Desde el massismo de la Tercera Sección dejaron trascender que están preocupados porque Giustozzi “ya se reunió con un ministro del gabinete de Scioli”. En ese sentido, aunque se lo guardó en el más absoluto hermetismo, hubo dos encuentros: uno con la ministra de Gobierno, Cristina Alvarez Rodríguez, y el otro con el jefe de Gabinete provincial, Alberto Pérez. Pero también se menciona que Giustozzi “habló con un precandidato a gobernador del oficialismo para negociar su pase”. En medio del aluvión de versiones, en el entorno de Giustozzi aseguraron que el diputado “realizará un plenario provincial y allí se evaluará” su futuro político.
Por ahora en voz baja, referentes parlamentarios del FR también expresaron su desconcierto sobre el destino del ex intendente, basados en dos hechos, ya que Giustozzi sorprendió cambiándose de despacho en la Cámara baja y ausentándose de la última sesión.
Scioli  por las dudas tiró el ancla y desembarcó dos veces la semana pasada en  el territorio massista de Almirante Brown, con la excusa de impulsar al candidato a intendente por el Frente para la Victoria en el distrito, Mariano Cascallares, quien viene favorecido por las encuestas. Desde el sciolismo apuntaron a la pérdida real de poder de Giustozzi, que pasó de ser el intendente más votado de la provincia de Buenos Aires en 2011 a poner en riesgo su territorio a mano de Cascallares.
Lejos de la polémica, Scioli habló de temas más cercanos a los reclamos de la sociedad, como la inseguridad. “Quiero que vivan tranquilos y seguros, y por eso estamos haciendo todos los esfuerzos para defender la vida y, fundamentalmente, fortalecer el pilar básico de la sociedad, que es la familia”, destacó el gobernador.
No obstante, Giustozzi estuvo en el acto de Vélez e incluso movilizó a su tropa. No es la única preocupaciòn de Massa, ya que otro dirigente en situación de riesgo es el intendente de Malvinas Argentinas, Jesús Cariglino, quien no para de producir gestos que lo ubican cada vez más cerca de Mauricio Macri. Un dato para tener en cuesta, es que Cariglino no fue al relanzamiento de Massa y en el PRO ya lo esperan con bombos y platillos. Ven al alcalde como posible puente de plata para la llegada de otros jefes territoriales que hoy todavía abrevan en el Frente Renovador.
El macrismo está urgido de sumar en la Provincia, el territorio más adverso, para robustecer las chances de ir al balotaje. Cariglino, es una pieza apetecible para el PRO. Incluso, ya se habría asegurado no tener objeciones de parte de Elisa Carrió, una de las socias nacionales del jefe de Gobierno porteño, quien hace unos días expresó a tambor batiente que se opondrá “a la llegada de impresentables” al espacio.
Mientras tanto, sin grandes anuncios ni gestos ampulosos, como sucede con otros precandidatos, Scioli atraviesa el momento con calma y optimismo, como le gusta decir. “No va a hacer nada que perturbe el panorama. Es tiempo de ir tranquilos. Ya habló y dijo lo que tenía que decir”, mumuran en su entorno. Hasta agosto todo será gestual, para achicar el margen de error. El bonaerense inclusive se tapa los oídos ante las críticas de Florencio Randazzo, que ya no sabe cómo pegarle. El ministro hasta le recordó su orígen en el menemismo. Respaldado en los guiños que recibe de la presidenta Cristina Kirchner y la cúpula de La Cámpora, el gobernador aprovecha el tiempo de sosiego para sumar voluntades en su carrera por la sucesión presidencial. Además de recostarse de manera absoluta sobre el discurso kirchnerista,  también se muestra dispuesto a recuperar los distritos que quedaron en manos del massismo en el territorio bonaerense.
Aún exultantes tras el cálido trato que le dio la Presidenta en la última aparición pública de ambos  -una sonriente Cristina Kirchner que le palmeó la mano-  en los laboratorios naranja se interpretó el gesto como una nueva certeza del apoyo a la candidatura. El gobernador pasa por un otoño de bonanza y ruega que la economía no haga olas. Ya orientó su brújula a desarrollar varios dìas de intensa campaña y apunta a consolidar mojones en el interior del país. Sabe que le ayudarán a remar en la recta final hacia las PASO.

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