viernes, 22 de mayo de 2015

Una dama y tres alfiles, las piezas del ajedrez de Cristina para vices


Por Jorge Joury

Ya hay que ir sacando plateas para la final de las PASO entre Daniel Scioli y Florencio Randazzo, su más ferviente cancerbero. Alguien comparó al gobernador con un corcho, porque simpre consigue flotar. Habrá que ver si esta vez también lo logra. Randazzo en cambio, es más frontal. A la hora de criticar a su rival, embiste como una locomotora. El pronòstico es el de una interna con todo el folcklore peronista y a cara de perro, aunque con dos estilos totalmente contrapuestos. Scioli no es frontal como Randazzo, pero tiene experiencia en posicionarse y con el paso del tiempo ha conseguido blindarse a las críticas. Lo ayuda su enorme despliegue pubicitario en los medios. Allí lleva ventaja. No obstante, ambos lucharán por convertirse en los delfines del FPV.
El desenlace llegó tras el pedido de baño de humildad que hizo Cristina a sus dirigentes, para evitar que se disperse la oferta electoral que presentará el oficialismo el 9 de agosto. Ambos candidatos tienen un marco en comùn. Se ven beneficiados por la sensación de veranito económico, indispensable para llegar en las mejores condiciones a la gran competencia nacional. Lo que está por verse, son los compañeros de fórmula que tendrán. Por lo que sabe, Cristina piensa poner en el tablero una dama y tres alfiles, a los que moverá estratégicamente de acuerdo a las circunstancias. Los telegramas llegarán puntualmente desde la Casa Rosada. Para el ex motonauta, el copiloto que más suena es Gerardo Zamora, un eslabón clave del radicalismo K. Además del patrón politico de Santiago del Estero, para el cristinismo se trata de un aliado firme e incondicional. En ese territorio dejó de gobernadora a su esposa, Claudia Abdala, cuando la Constitución local le impidió una nueva reelección y no le quedó más remedio que bajar a Buenos Aires y convertirse en titular del Senado.
A Cristina, Zamora le ha resultado más confiable que cualquier otro peronista. Tanto que lo puso en la línea de sucesión presidencial, cuando decidió despachar a la tucumana Beatriz Rojkés de Alperovich. Tal vez ahora el caudillo esté predestinado a convertirse en un vicepresidente con todas las letras. El que le ponga el aliento en la nuca al escurridizo Daniel Scioli. Pero en los despachos de la Casa Rosada se habla de un Plan B. Hay una dama K pura, que está también en evaluación para el dueto. Se trata de Alicía Kichner, que podría convertirse en la gran cuñada, la más confiable, para preservar los pergaminos familiares en la posible galeria del sciolismo. Su presencia, aunque no tiene el volúmen polìtico de Zamora, contiene alto valor testimonial. Algunos hasta se entusiasman con reeditar aquella foto del 2003, cuando aparecieron juntos los apellidos de Kirchner y Scioli. Creen que esa boleta en las urnas podría traccionar una andanada de votos.En cambio, más afín a su estilo, a Randazzo se le reservaría un candidato camporista. Algunos encuentran la pista en el ministro de Economía Axel Kicillof, a quien el hombre de Chvilcoy viene elogiando con insistencia. Otro de los que estaría bajo evaluación es Eduardo Wado de Pedro, el secretario general de la Presidencia y del riñón ultrakirchnerista.
En el planeta de las encuestas, hoy Scioli aparece como amplio favorito. Cualquier medición de las más frescas, lo muestra encabezando el pelotón, hasta con seis o siete puntos sobre Macri y más de diez sobre Massa. También le lleva amplia ventaja a Randazzo en la interna. Algunos se animan a decir que hay entre 15 y 20 puntos de diferencia y que la distancia tiene su explicacion en que Scioli arrancó antes y cuenta con mayor armado a nivel nacional. Es el candidato que muy claramente prefiere el peronismo territorial y sindical. Por lo menos es lo que se expresó en la última reunión del Consejo Nacional del PJ.
Pero Randazzo tiene la piel gruesa y una enorme ambición de llegar al sillòn de Rivadavia. Desde su entorno sostienen que “está preparado para conducir los destinos de la Argentina”. El ministro celebró la decisión de Cristina de bendecirlo claramente como el rival del ex motonauta. Además sus espadas sostienen que las encuestas están dibujadas y que en las cuentas de ellos hoy están palo a palo con Scioli. Randazzo seguirá apostando a mostrar las debilidades del ex motonauta en la gestion. No dudará con pegar donde más duele, el mal estado de las rutas y el deterioro de los sistemas de salud y educación. También artillará por el lado del salto a la polìtica que el ex motonauta tuvo de la mano de Carlos Menen y su vinculación con los grupos económicos concentrados.
Esa pulseada intensa es funcional a lo que le demanda la Presidenta. Nada atrae menos a Cristina que la hipótesis de encontrarse con un Scioli candidato votado por enorme diferencia en la PASO oficialista. Según ese cálculo, toda estrechez en esa presunta victoria haría menos tentador para Scioli tomar distancia antes de tiempo del kirchnerismo puro y su jefa indiscutible.
A estas condiciones, deberá agregárseles un dato cada vez más evidente que preocupa a los sectores políticos y económicos enfrentados con el kirchnerismo. Según los cálculos de politólogos de primera linea, el FPV podría ganar en la primera vuelta electoral. La presunción se desprende de la intención de voto en las PASO que relevan los sondeos. Según éstos, la suma de los candidatos oficialistas se acerca al 40%, con una ventaja de alrededor de 10 puntos respecto del segundo competidor. Como se sabe, la Constitución establece que la primera vuelta la ganará el que obtenga el 45% de los votos, o bien, el 40% con una diferencia de 10% sobre el segundo. Ante semejante posibilidad, se explica la incipiente, y para algunos sorpresiva, confluencia del kirchnerismo y el peronismo en torno a Scioli, el candidato hoy más sólido del oficialismo.
Scioli sabe que no es el predilecto del paladar K, pero se guarece detrás de la imágen positiva de la Presidenta, que supera el 50%. Además, por su estilo dialoguista y previsible para los sectores de clase media, cuenta con un caudal propio estimable. Randazzo fue el único candidato alternativo que “jugó” sin esperar el espaldarazo de la Casa Rosada. Siempre comentó, a sus aliados y a quien quisiera oírlo que para ganar, le bastaba la neutralidad de Cristina. Con ese objetivo, confrontó siempre con Scioli, en términos muy enérgicos y hasta exacerbados, que cayeron mal en el seno del PJ. Si hubiera que entrar en definiciones, Scioli expresa el sentido común y el anhelo de la casi totalidad de sus colegas gobernadores, de los sindicalistas de la CGT y de una ración alta de la dirigencia pejotista. Lo ven como un hombre con experiencia para seguir conduciendo el barco. A la hora de juntar méritos, sus antecedentes pesan más sobre la balanza. Fue vicepresidente de Kirchner y dos veces gobernador de Buenos Aires, entre otras funciones, mostrando siempre disciplinamiento y verticalidad. Randazzo es también un hombre de gestión. Levantó un servicio ferroviario casi en ruinas y algunos lo comparan como una locomotora a la hora de gestionar.
Voces cercanas a Olivos aseguran que la Presidenta, no hará como Macri. Se abstendrá de intervenir en la interna. Cristina ya está en campaña y jugada a que el FPV continúe su ciclo. Ha notado que la oposición está vacilante buscando alianzas, porque se está quedando sin aliento. Aunque en polìtica nada es seguro, los márgenes de acción se estrechan conforme avanza el calendario. Queda poco más de un mes para la presentación de listas y menos de tres para las PASO. Los jugadores se preparan, pero la primera que moverá las piezas en el tablero de ajedrez, es Cristina con los vices. Tratándose de ella, siempre hay lugar para sorpresas.

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