miércoles, 17 de junio de 2015

Sin De Narváez, el FR tira la moneda para la gobernación


Por Jorge Joury
Con Francisco De Narváez desaparecido hace más de una semana, el Frente Renovador tiene que resolver en las pròximas horas su candidato a gobernador de Buenos Aires.Algunos aseguran que se está haciendo un último intento para convencer a El Colorado. Massa en persona encabeza el operativo, en medio de un cerrado hermetismo, con el dilema que ya no le quedan jugadores de peso para encarar la madre de todas las batallas en el distrito con mayor peso electoral. Dificilmente De Narváez si se planta en no competir, vuelva a tener una tercera oportunidad en la polìtica. No olvidemos que el dirigente ha sufrido su desgaste. Saltó al estrellato con su triunfo electoral legislativo en la Provincia de Buenos Aires en 2009. Le ganó en aquel entonces a la  lista testimonial de las estrellas que integraban Kirchner, Scioli y Massa, nada menos. Pero aquel sueño fue fugaz. Luego se durmió en los laureles y sobrevinieron resonantes derrotas en 2011 y 2013. Además fue socio político de Macri. Algunos dicen que la relación terminó muy mal y casi a las trompadas. Luego se alió con Scioli, al lado del cual siguen trabajando algunos de sus más cercanos  colaboradores.
Después de desembarcar en el FR, donde armó un gran batifondo interno, De Narváez logró imponer su imágen en campaña y despertó celos en base a  desparramar millones de pesos en publicidad. Lo cierto es que después de una enorme inversión para posicionarse, el ex dueño de Casa Tía tiró todo por la borda y se hizo humo. Desde que resignó su candidatura bonaerense para propiciar el frustrado acuerdo entre su jefe y Mauricio Macri, el empresario colombiano ya no frecuenta teritorio massista. Ni siquiera la explosiva diputada Mónica López,  lo tiene en cuenta en su habitual tiro al blanco.
La última vez la mediática legisladora le descargó toda la cartuchera, acusándolo de ser ” un topo de Scioli para contaminar el Frente Renovador”. De aquí al sábado, día del cierre de listas, sinó logra covencerlo, Massa deberá buscar un alfil para reemplazar a su  jugador millonario, teniendo en cuenta que Felipe Solá no quiere saber nada después de tántos manoseos. Queda sólo Mónica López de aquella grilla que supo ser rica en dirigentes como Gustavo Posse, Darío Giustozzi y hasta Jesús Cariglino, hoy la pata peronista bonaerense del PRO. Problema mayúsculo para el líder del FR, ya que carece de un candidato de cartel, después de que más de la mitad de los intendentes que lo llevaron a la vìctoria en el 2013, se cruzaron a la vereda del FPV en medio de la diáspora.
Hay quienes sostienen que la  suma de potenciales electores que los intendentes del FR retornados al FPV arrastran en su fuga supera el millón y medio de votantes. La sangría parece imparable. Esto inquieta al massimo, o a lo que va quedando de él.
A De Narváez las intenciones de gobernar la provincia de Buenos Aires le duraron sólo cinco meses. Nada queda hoy de aquella foto triunfante de principios de año con Sergio Massa. En el balance general, muchos sostienen que fue la  incorporación más polémica, que sólo le sirvió para sumar problemas y terminó  con una declinación que es gesto de nada.
La descubridora de De Narváez  fue Hilda “Chiche” Duhalde. De su mano en el 2005  logró una banca como diputado por el Partido Justicialista, que lo ubicó como el primer extranjero en tener un cargo en la política argentina. Ya en 2007 pegó el salto y quiso ser gobernador bonaerense en una alianza con el PRO que llevaba a Jorge Macri como vice. Fue en su momento, ayudado por un enorme aparato marketinero, el ideólogo de “el mapa del delito”, un sistema de denuncia de supuestos lugares peligrosos. Así fue como hizo de la seguridad su marca política, aunque nunca terminó de mostrar públicamente la efectividad de su plan. Su olfato mediático también le sirvió para sacarle el jugo a la pantalla de Marcelo Tinelli, con un imitador que lo catapultó con la pegadiza frase: “Alica, alicate”
Su turno llegó en el 2009, cuando después de  la crisis del campo, se dio el lujo de ganarles a Néstor Kirchner y Daniel Scioli en las elecciones legislativas por apenas dos puntos y así renovó su banca de diputado, también empujado por Mauricio Macri. La suerte en cambio no lo acompañó en 2011 cuando se sumó a una alianza con la UCR de la mano de Ricardo Alfonsín. En esa ocasión quedó segundo, lejísimo con el 16,12% de los votos, atrás de Daniel Scioli, con una diferencia de casi un 40 por ciento.
Paradójicamente, el ex empresario, que a fines de los 90 desmanteló la tradicional Casa Tía y dejó más de tres mil trabajadores en la calle, terminó aliándose con Hugo Moyano y arañó el 5% de los votos en las legislativas de 2013, donde Massa tuvo su primer y hasta ahora único triunfo con su flamante Frente Renovador.
De esta forma, tras haber nacido a la política en el PJ, haber pasado por alianzas con el PRO, para luego terminar en la UCR, en 2015 probó suerte con el Frente Renovador. El 8 de enero se abrazó con Massa en el Centro de Operaciones de Tigre e incomodó a los otros precandidatos a gobernador bonaerense como Darío Giustozzi, Felipe Solá, Gustavo Posse y Mónica López. Ese amontonamiento de precandidatos fue el principio del fin. Las tensiones que se desataron fueron difíciles de contener por parte del fundador del FR y empezaron las primeras huídas del espacio.
El acto del 1 de mayo en Vélez fue un intento fallido de retención, Giustozzi se fue esa misma semana, pero Francisco resistió estoico. Luego harían las valijas intendentes y otros dirigentes de peso, y empezó a hablarse de la posibilidad de un Massa como precandidato a gobernador bonaerense. ¿Será ese el final de la pelìcula?. La moneda está en el aire.

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