jueves, 4 de junio de 2015

Para sorprender en el cierre de listas con Cristina gobernadora


Por Jorge Joury

Quedó claro que Cristina Kirchner quiere prolongar el modelo y espera “un verano número 13″, como dijo en el acto patrio en la Plaza de Mayo en las últimas horas. La Presidenta demostró con su plaza llena que mantendrá la centralidad política hasta que las urnas manden. Además no dudó en mostrarse como la principal electora para cuando en agosto comience a delinearse el futuro gobierno. A la luz de las encuestas y la baja perfomance de la oposición, el oficialismo se muestra entonado y ahora pone la mirada en la provincia de Buenos Aires. Los apuntes de manual indican que generalmente una elección de define en ese territorio, donde se concentra casi el 40% de los votantes. La preocupaciòn del Gobierno por estas horas es que aún no se ha perfilado allí ninguno de sus mosqueteros con la pechera de ganador. De todas maneras, los analistas coinciden que mucho tendrá que ver a la hora de las urnas, el candidato a presidente. Será el responsable de tracionar sufragios y sobre quien se depositará todo el peso del comicio.
No obstante, aunque se lo desmiente oficialmente, existiría un “Plan B”. La versión volvió a circular en corrillos el último jueves, durante la inagururaciòn del Centro Cultural Néstor Kirchner. Tiene que ver con instalar sobre la hora del cierre de listas, en la medianoche del 20 de junio, la candidatura de Cristina a gobernadora. Sería la ficha con la gran apuesta para descolocar a la oposición. Hay quienes sostienen que Aníbal Fernández, se ha convertido en una suerte de dron de este proyecto, para ir midiendo desde lo alto como se comporta el electorado bonaerense ante esa posibilidad. Los laboratoristas ultra K no quieren arriesgar a la mandataria hasta tener los números seguros.Todo se está moviendo rápido en el oficialismo. Una encuesta que aún no terminó de procesarse, pero cuyos datos preliminares están en conocimiento de Scioli, muestra que Aníbal Fernández pasaría a ser el candidato a gobernador mejor posicionado, incluso por encima de Martín Insaurralde y Julián Domínguez. Más atrás en las preferencias vendrían María Eugenia Vidal, ratificada como único alfil de Mauricio Macri en la Provincia y luego Francisco de Narváez.
Una de las hipótesis que circulan, es que  el actual jefe de Gabinete, de manera encubierta es el principal promotor de Cristina, con el objetivo de sentarla en el sillón de Dardo Rocha. La Presidenta nació en La Plata y tiene años de residencia suficientes como para acreditarse como representante bonarense. El quilmeño se imagina acompañarla como vice y logró que le hiciera el juego José Ottavis, uno de los referentes de La Cámpora y vicepresidente de la Cámara de Diputados de la provincia. Ottavis se promueve como vice de Aníbal, pero a su entorno aseguran que le comenta que el jefe de Gabinete es sólo un “tapón” para acortar la lista candidatos y consagrar a Cristina el último día.
El encuestador Hugo Haime tiene la certeza de que ” hoy en la provincia de Buenos Aires, no hay una figura rutilante que arrastre votos. Aníbal Fernández y Francisco de Narváez no tienen imagen positiva. A Julián Domínguez y María Eugenia Vidal no los conoce el cincuenta por ciento del electorado. Insaurralde tiene tanta imagen positiva como negativa. Aun en el caso de que, con Espinoza, haya cuatro candidatos oficialistas, el electorado va a mirar la boleta de Scioli o de Randazzo”.
En la gobernación saben que si  Cristina oficializa su candidatura para comandar la nave insignia bonaerese, arrastrará votos. También sospechan que en la interna le pondrá fichas a Randazzo para que el ex motonauta no le gane por amplia diferencia, ya que podría ser leído como una derrota que podría cargar ella. Las encuestas marcan que Scioli terminará siendo el candidato a sucederla, pero CFK quiere sujetarlo y convertirse también en la traccionadora de los votos. Por eso se asegura que su nombre estará en las listas como una suerte de brújula, ya sea como candidata a ocupar el sillón de Scioli, a encabeza la lista de diputados o al Parlasur.
Federico Aurelio, otro de los encuestadores de mayor prestigisuele decir que para modificar la tendencia a favor  de Scioli en la interna del FpV, la Presidente no sólo debe declarar su favoritismo por Randazzo sino debería, además, excomulgar políticamente al gobernador, algo que podrìa ser un arma de doble filo,
Más aún cuando los gobernadores peronistas están probándose el color naranja. Los mandatarios provinciales del PJ, cuyo poder territorial no es para nada desdeñable y que durante más de una década pusieron al servicio del kirchnerismo, comenzaron a profesar en privado un sciolismo de la primera hora, convencidos de que el bonaerense puede asegurarles a muchos de ellos su continuidad en el cargo y a otros el triunfo de sus delfines en el poder distrital o bien un lugar en el gabinete nacional si triunfa el Frente para la Victoria.Un operador cercano a Scioli suele comentar en off que “los gobernbadores no van a hacer nada demasiado público hasta las PASO. Después con la carta en la mano, van a jugar a fondo con el ganador, casi destacado, con Scioli. La lógica de los gobernadores es la misma, a escala pequeña, que la de los intendentes del conurbano bonaerense: ganar sin importar con quien ni con qué modelo.
Es entonves cuando una victoria de CFK al frente del transatlántico bonarense, cobra más vigor. Terminaría condicionando a Scioli en caso de llegar a La Rosada. Lo mismo ocurriría ante un eventual triunfo opositor. Convertiría a Cristina en la jefa de su espacio y mantendría así todo su poder político. Las primeras espadas naranja están de vigilia. Intuyen que este será el mes más difícil a sortear, ya que se está a poco más de tres semanas del cierre de listas, cuando realmente se aclarará el panorama.
Los niveles de aceptaciòn con que cuenta la jefa de Estado, hacen que Scioli no descuide su apoyo hacie ella. Estos guarìsmos no  son solo tracccionados desde el oficialismo. De acuerdo a los números que maneja el macrismo, la Presidenta tiene un 40% de imagen positiva en el Conurbano. El delasotismo dice que esa variable alcanza un 35% en territorio corbobés. Son cifras reales, nada complacientes, porque vienen de fuerzas opositoras que están lejos de ensalzar su liderazgo. No obstante, reconocen que la Jefa de Estado conserva el apoyo de un sector importante de la sociedad -no mayoritario aunque significativo- y que por ende tendrá un rol preponderante en el proceso electoral en ciernes
Más allá de su armado nacional, Scioli quiere avanzar con la construcción bonaerense y donde a Macri más le cuesta hacer pié. Está convencido que la gente acompañará la buena gestión de sus intendentes, más aún después de las fugas en el FR, donde de acuerdo a informaciones confiables, el tigrense habría perdido más de 600 mil votos con el éxodo de figuras de peso. El más perjudicado es De Narvaez, quien avisó que si la oposición sigue así, Cristina terminará gobernando el país.
El interrogante que se repite en los laboratorios, tanto naranja, como amarillo es: ¿qué pasaría con los votos de Sergio Massa en el caso de que una fuerte polarización entre Scioli y Macri termine diluyendo al líder del Frente Renovador?.
Aunque Massa y todo su equipo se empeñan en aclarar que “no se bajará de la presidencial y peleará hasta el final”, la realidad muestra un pronunciado retroceso desde hace varios meses. En el sciolismo es donde más abundan las certezas. Creen que la matriz del votante que acompaña a Massa es peronista y, sobre todo, bonaerense. Por esa razón, es que se muestran seguros de que el 70 por ciento elegiría al gobernador de la provincia, donde están cuatro de cada 10 votos nacionales. “La división es 70 para Daniel Scioli y 30 para Macri. Pero el tema no pasa sólo por ahí, sino que los dirigentes que aún acompañan a Massa no creo que le quieran entregar el poder a Macri, más aún de la manera en que les cerró la puerta para una gran interna opositora”, razonó una fuente cercana a Scioli.
En el estado mayor macrista relativizaron esos guarismos y anticiparon un escenario de paridad. “Se dividen en forma pareja. Pero que quede claro: los dirigentes no somos los dueños de los votos de Macri. Lo de Massa no nos sorprende. Se está cumpliendo nuestro plan de trabajo. Se está derritiendo como un helado”.
Los encuestadores vislumbran un escenario volátil. “En realidad, es difícil medir así porque el comportamiento electoral es muy complicado. Tomado como una aproximación, el 60% de los votos que acompañan a Massa son proclives al oficialismo, en este caso representado por Scioli. Mientras que el otro 40% es para la oposición”, describió Fabián Perechodnik, titular de Poliarquía Consultores.
Mariel Fornoni, directora de Management & Fit sostiene que “el problema es que la elección termina polarizándose entre el cambio y la continuidad. Y Massa quedó posicionado, como él mismo dice, en la amplia calle del medio. Los votos que perdió primero fueron los que vieron en Macri el candidato del cambio y los que luego dejó en el camino se inclinaron por la continuidad, que es lo que representa Scioli”. El reloj de arena empezó a funcionar y las sorpresas están en camino.

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