miércoles, 11 de junio de 2014

Paralización de Honda: sonaron alarmas en Varela y en La Plata


Por Jorge Joury


Comentan en los pasillos de la Gobernación, que cuando a Scioli le llevaron la noticia sobre la paralización de actividades durante un mes en las plantas de Honda, ubicadas en Campana y Florencio Varela, casi se cae de espaldas. Venía de atenuar un conflicto, con los 67 despidos y el intento de toma de fábrica de la autopartes Gestamp Baires, y sobre llovido, mojado.Los coletazos derivados de la crisis económica y la recesión, que impactan de lleno en la industria automotriz, le hacen presagiar al gobernador días aciagos para su futuro político. “Daniel está siguiendo de cerca la situación. Las cámaras del sector le acercaron un informe que dice que no se vende casi nada en las concesionarias y tarde o temprano se vendrá una ola de despidos”, comentó en voz baja uno de sus asesores.
El gobernador sabe mejor que nadie que tiene una bomba de tiempo por delante y que le puede explotar en las manos. Lo adelanté días pasados desde esta columna. Uno de los focos más graves de rispideces, tiene que ver con el tembladeral existente por el tenso vínculo que mantienen el sindicalismo peronista y las bases, mayoritariamente identificadas con la izquierda, que vienen empujando para desplazar a los viejos caciques.

LOS EFECTOS DEL HURACAN CRISTINA

Después del tirón de orejas de Cristina y de casi dos meses de conflicto, Scioli le adjudicó en las últimas horas a su “estilo” la solución momentánea en Gestamp, que si bien reactivó su músculo productivo, aun no reincorporó al personal despedido. “Como hacemos siempre, a nuestra manera, nuestro estilo. El primer objetivo lo cumplimos. Fue generar las condiciones para las negociaciones para que los trabajadores depusieran su actitud, que estaban poniendo en riesgo no sólo el funcionamiento de la planta, sino el conflicto de los otros trabajadores” del resto de las automotrices, dijo Scioli, durante un acto en la sede porteña del Banco Provincia.
El mensaje del gobernador no fue pasado por alto en la cúpula cristinista. Hace apenas tres días, la presidenta Kirchner y la ministra de Industria Débora Giorgi, habían apuntado a la cabeza del ex motonauta por la agudización del conflicto. Es evidente, que cada tanto, como un matrimonio en conflicto, las relaciones entre Scioli y la Casa Rosada entran en cortocircuito. Con lo de Gestamp, primero fue la jefa del Estado quien sin mencionarlo le sugirió al gobernador bonaerense “plantarse, aunque no sea simpático”. Y agregó: “Es lindo sonreír siempre y decir a todo que «sí»”. Cristina también había cuestionado a los trabajadores: “Las fuentes de trabajo no se defienden tomando fábricas”.
Giorgi fue más temperamental y sin pelos en la lengua. Le apuntó al ministro de Trabajo bonaerense, Oscar Cuartango. “Si vas a dictar la conciliación obligatoria, dictámela hace 55 días y no que en 55 días tengo que esperar a tener prácticamente cinco terminales, porque General Motors está ahí, paradas poniendo en una situación no merecida a más de 80.000 familias de la cadena automotriz autopartista”, fustigó la ministra.

GESTAMP, UN POLVORIN EN LA PULSEADA SINDICAL

Gestamp Baires, que provee de autopartes a grandes industrias, como Volkswagen y Ford, no está siendo ajena a la crisis que impacta al sector automotriz. La empresa justificó los 67 despidos y denunció el ingreso “ilegal y la toma violenta” de su planta de Escobar por parte de un grupo de trabajadores.
En la fábrica debería regir el estatuto gremial de la Unión Obrera Metalúrgica (UOM) o de los mecánicos del Smata, dos gremios cuyos líderes, Antonio Caló y Ricardo Pignanelli, están alineados con la Casa Rosada. Pero ante la pasividad de estos dos sindicatos todas las protestas fueron siempre encabezadas por el cuerpo de delegados de la fábrica, que está estrechamente vinculado a sectores de la izquierda vinculados al Partido Obrero. La escalada del conflicto derivó ayer en un fuerte cruce entre Pignanelli, defensor del sindicalismo tradicional y vinculado al peronismo, y el diputado nacional por el Frente de Izquierda Néstor Pitrola. Menos líndo, Pignanelli se despachó con todo : “¿Qué tiene que hacer el Partido Obrero en la puerta de una fábrica? Por qué no se dejan de hinchar las pelotas, están dejando a 20.000 personas sin laburo. Pitrola es un hijo de puta. Que vaya a la Cámara de Diputados, que se dedique a hacer política y nos deje a nosotros que manejemos los gremios”.
Pitrola calificó a Pignanelli de ser parte de “la burocracia sindical”. Y agregó puntualmente sobre la crítica del jefe del Smata: “El ataque al Partido Obrero es el ataque a un partido de los trabajadores que defiende a los trabajadores en el plano de los sindicatos y en el plano de la política económica y de una salida política”. Las primeras espadas del gobernador y los mosqueteros de Cristina, temen que la izquierda salga a copar la parada frente a la crisis en el sector automotríz y esto pueda derivar en hechos de violencia impredecibles. Al parecer Cristinale pidió al ministro de Economía, Axel Kicillof que saque alguna medida de la galera, que permita reactivar el mercado y descompromir la situación laboral que apunta con mal olor.

LOS JAPONESES ABRIERON TAMBIEN EL PARAGUAS

Otra prueba de ello, es la decisión de la automotriz de origen japonés Honda, que decidió suspender durante un mes su producción y licenciar a la mayoría de su plantilla de empleados (unos 800) que realizan tareas en las plantas de Campana y Florencio Varela. El motivo: una caída del orden del 34 por ciento en las ventas, que derivó en un sobrestock.
La ingrata novedad, también alcanza a la fábrica ubicada en Florencio Varela que aunque produce motocicletas, es un mercado también tocado por la caída en las ventas. Aunque la plantilla de trabajadores es sustancialmente menor a la de Campana, la noticia impactó fuertemente en lo más alto del gobierno municipal. Rápido de reflejos, el intendente Julio Pereyra reunió inmediatamente a su cuerpo de asesores y se organizó una suerte de comité para seguir de cerca la situación. Además se tomó contacto con las autoridades nacionales y provinciales para tratar de encontrar una salida al preocupante cuadro.
Lo cierto es que el próximo lunes 9, unas ochocientas personas dejarán de trabajar en las dos plantas que Honda tiene en la provincia de Buenos Aires. Por un exceso de stock en los garages de la automotriz y de sus concesionarios, la empresa suspenderá hasta el 8 de julio la fabricación en Florencio Varela y Campana.
Pese a la mala noticia, el atenuante es que en los veinte días hábiles que durará la suspensión, los empleados mantendrán el sueldo de bolsillo y los aportes de la empresa a la obra social. La firma nipona tiene en nómina a unas 1200 personas, entre operarios y empleados de las oficinas de Vicente López. Durante la suspensión quedarán trabajando 200 personas en las plantas y otras 200 en las oficinas administrativas, el resto, unas 800 permanecerán en sus hogares.

EN BUSCA DE UN AUXILIO PARA UN SECTOR CASTIGADO POR LA CRISIS

Los especialistas sostienen que estamos frente a la foto más complicada de la Economía, que afecta de lleno a la fuerza laboral. El sector automotriz hoy “esta herido de muerte, tanto por la caída en patentamientos en el mercado interno y en menor medida por la retracción en el mercado brasileño”, se señaló. El mismo informante añadió que en la planta de Campana, que está instalada en un predio de 143 hectáreas y tiene capacidad de producción hasta 50 mil unidades, los ejecutivos de Honda habían proyectado producir unos 20 mil vehículos entre el 2014 y el 2015.
Allí, el principal “producto” que se fabrica es el Honda City, un auto mediano, con modelos que cuestan entre los 150 y los 190.000 pesos. Hasta ahora, Honda vendió 2.930 autos, mientras que en el mismo mes del año pasado se habían concretado 4450 operaciones, 34% menos.
La noticia sobre la situación en Honda, también encontró con la guardia baja al propio jefe de Gabinete Jorge Capitanich, que en su habitual conferencia de prensa respondió lacónicamente: “No tengo información y no tengo ninguna notificación sobre el tema”.
En un contexto de crisis sectorial, PSA Peugeot Citroën también decidió paralizar completamente su producción por esta semana. En la firma dijeron que la decisión obedeció a que desconocían cuando la autopartista Gestamp les entregaría piezas, pero admitieron que la situación les permitirá “adecuar stock”. La terminal ya tenía suspendidos a sus 1.000 trabajadores del turno tarde. Ahora sumó a los 1.100 de la mañana.
En las últimas horas, otra noticia encendió las alarmas en la Casa Rosada : la planta de Volkswagen de Córdoba decidió suspender por 48 horas la actividad de dos áreas dedicadas a la fábrica de cajas de velocidad. La medida afecta a unos 900 trabajadores, que no concurrirán a trabajar este jueves y el viernes.
La medida se adoptó ante la falta de un componente para la carcasa de las cajas de cambio MQ 200, que proviene de Alemania y que impide el resto del proceso de montaje. Los voceros indicaron a Infobae que la falta de algún componente importado es usual, por cuanto las suspensiones no obedecen a la caída de la actividad sectorial en 2014.
El temor en lo más alto del poder es que la situación se desmadre, por el avance de los sectores de izquierda en las fábricas y los trabajadores se vean envueltos en una encrucijada. El parate económico tiene sus razones : la aplicación de un impuesto que elevó los precios, como por una fuerte retracción del mercado brasileño, con el cual el gobierno de Cristina Kirchner intenta destrabar un acuerdo comercial. ¿Encontrará el Gobierno la llave para volver a poner en marcha el motor productivo ?. En materia económica, a veces conviene dar marcha atrás, para evitar un choque de consecuencias imprevisibles.

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