domingo, 11 de mayo de 2014

La rebelión de los intendentes frente a la basura de Moyano y una idea que nació en Varela




Por Jorge Joury

Algunos ya le pusieron título. La llaman ” la rebelión de los intendentes”. Tiene que ver sobre acciones colaterales contra el poder que ejerce Moyano en las sombras en el negocio de la basura. Los jefes del conurbano, soltaron amarras y ya no quieren pagar sumas descabelladas por la recolección. Menos que menos, llenarle la billetera a Covelia, una empresa que según se ha denunciado desde tiempo inmemorial, estaría ligada al líder camionero y de la CGT.  La pelea que inició el “Barba” Gutiérrez en Quilmes, aunque pocos lo saben, tuvo su origen a fuego lento en Florencio Varela, pero  hoy es aplaudida  a tambor batiente en todos los frentes. En el kirchenerismo lo leen como el debilitamiento del líder sindical, sobre todo en vísperas de arremeter con la nueva protesta del 14 en Plaza de Mayo. Y hay quienes dicen que Gutiérrez tomó vigor, después de recibir la bendición desde la Casa Rosada y los pertrechos necesarios para ponerle freno a Moyano en Quilmes.
El efecto residual de la  municipalización del servicio que llevó adelante Gutiérrez, no hizo otra cosa que envalentonar a varios intendentes bonaerenses, que ahora están prestos a seguir el mismo camino. “No estamos dispuestos a pagar el triple de lo que cuesta el servicio si lo organizáramos nosotros. Y encima Moyano nos aprieta y extorsiona para sacarnos más dinero”. Así lo señaló uno de los barones del conurbano, quien aclaró que “repudiamos de plano la metodología patoteril de los Moyano, que hasta de manera temeraria amenazan con tirarnos muertos”.
La idea de estatizar se viene cocinando a fuego lento hace más de un año en las usinas de ideas de los intendentes con más peso territorial. Todo discretamente y en el más absoluto hermetismo, para no agitar las aguas. Pero convengamos que terminó de germinar con la decisión del “Barba” Gutiérrez, un hombre que viene de la UOM, que estuvo preso por persecución ideológica y que sabe de las luchas obreras. No hay peor astilla que la del propio palo, dice el refrán. Gutiérrez logró perforar la capa más dura de la compactación del poder de los Moyano.
“La idea de estatizar la tenemos todos los intendentes, lo que pasa es que hay que hacer es un análisis global del tema de la basura”, señaló Hugo Curto, el mandamás de Tres de Febrero, que de todos modos está decidido a no renovar el contrato con la empresa que hasta ahora es la que se encarga de recoger los residuos. “Covelia es muy cara para los municipios y hace años que no invierte en nada, lo que provoca que el servicio sea peor”, fundamentó.
UNA IDEA QUE GERMINO EN FLORENCIO VARELA
Por el mismo camino va el jefe comunal de Florencio Varela, Julio Pereyra, quien reconoció que la decisión que tomó Francisco “Barba” Gutiérrez en Quilmes -el municipio se hizo cargo del servicio e incorporó a planta a los trabajadores de la empresa concesionaria que fue dada de baja- podría ser imitada por varios de sus pares, una vez que se terminen los contratos con las prestatarias. La palabra de Pereyra, uno de los jefes comunales con mayor peso político, quien a su vez es titular de la Federación Argentina de Municipios (FAM), es interpretada como otra luz verde para romper cadenas. Una suerte de señal inequívoca para leer entre líneas de que llegó la hora de ponerle fin al tándem Covelia- Moyano.
Pereyra confesó a tambor batiente que la experiencia de Quilmes “es muy positiva para avanzar en el saneamiento de los recursos naturales”. Pero él mismo fue quien pergeñó esa idea hace más de dos años. Fue entonces cuando planificó su propia planta de tratamiento de residuos en su territorio. Lo hizo a la luz de la experiencia de los países más desarrollados en el mundo. Es más, algunos de sus funcionarios fueron a perfeccionarse a países europeos. Además se compraron maquinarias de altísima tecnología. Todo bajo normas de cuidado internacional para no provocar efectos contaminantes, hechos que fueron comunicados debidamente a los vecinos a través de audiencias públicas. En síntesis, un proyecto que podría empezar a materializarse en forma inminente y que generaría  muchos puestos de trabajo, además de un ahorro considerable de los recursos que podrían ser destinados a materializar obras públicas. Hay que decir que esta iniciativa colocó  al distrito a la cabeza del inicio de una nueva época, en las soluciones para terminar con el problema de dónde depositar la basura y terminar con los focos contaminantes a cielo abierto.
Pereyra en esta instancia de confrontación con los Moyano, aportó su granito de arena elogiando la valentía de Gutiérrez. Se encargó de dejar en claro la actitud “muy positiva para avanzar en el saneamiento de los recursos municipales”. En la misma sintonía se sumó el intendente de Avellaneda, Jorge Ferraresi, quien admitió que la estatización del servicio de recolección es “un tema de agenda” compartido con otros jefes comunales. En su distrito -precisó- la municipalización podría darse en el año 2015, cuando vence el contrato con Proactiva, la actual prestataria.
Desde el entorno del intendente de San Martín, Gabriel Katopodis, también reconocieron que evalúan qué hacer porque “no hay conformidad con el servicio”. La razón que esgrimen los jefes comunales para hacerse cargo del servicio es siempre la misma: es una salida satisfactoria para sanear las cuentas públicas.
El problema es que esta decisión podría provocar duros choques con el Sindicato de Choferes de Camiones (Sichoca) que históricamente fue vinculado a Covelia, que se desempeña en una docena de municipios de la Provincia.
UN NEGOCIO MILLONARIO QUE HUELE MAL EN TODO SENTIDO
Penetrar en el submundo del negocio de la basura, es abrir la puerta a un sistema cuasi mafioso de extorsiones y hasta hechos sangrientos provocados desde sectores gremiales, para mantener el poder hegemónico del gremio de Camioneros. “Si no pagás lo que ellos quieren, los muchachos de Moyano te inundan de basura. Tres días sin recolección es un foco hediondo y contaminante que rebela a la población  y después los vecinos te quieren colgar”, admitió un importante jefe comunal.
No es para menos, ya que la Capital Federal y el Gran Buenos Aires producen 12.000 toneladas desechos todos los días. No obstante, la recolección y el destino final de este gigantesco e incesante flujo es, desde el punto de vista técnico, sólo una parte del problema que actualmente encaran el Gobierno de la Ciudad y las comunas del conurbano bonaerense. En el caso de los partidos del Gran Buenos Aires, el otro problema es una suerte de  combinación de factores económicos, políticos y gremiales. Allí sale al descubierto el poder del titular de la CGT, Hugo Moyano, y a su hijo Pablo, dirigente del gremio de los camioneros, de quienes existe la fundada sospecha de que estarían vinculados con Covelia, una empresa de camiones recolectores. Para que el lector tenga una idea cabal del negocio, buena parte de esas comunas que rodean la Capital Federal paga alrededor de 50 millones de pesos por año cada una por la recolección. Esta  cifra  representa entre un 20 y un 30 por ciento de sus presupuestos. Estos números son los que desvelan a los jefes comunales de esos partidos, en su mayoría kirchneristas o muy cercanos al oficialismo. De allí a que hayan explotado ahora, a la luz del efecto “Barba” Gutiérrez y planteado expresamente la voluntad de romper cadenas con los Moyano  por esos costos y acabar con las presiones al más bajo estilo mafioso, como prometer “muertos, tres o cuatro, sino hay arreglo”.
Si uno recorre la historia, muchos de esos intendentes cuando asumieron se encontraron con los enormes gastos de la recolección de basura, casi equiparables al presupuesto de Salud. De ahí que comenzaran a evaluar la posibilidad de quitarles la concesión a las cinco o seis empresas privadas que se reparten el negocio en el conurbano -Covelia es una de ellas- para que la tarea vuelvan a realizarla las comunas a costos mucho más razonables, como sucedía hasta comienzos de la década de 1990.
HAY CASOS QUE METEN MIEDO
Pero esta intención generalizada encontró la firme oposición de los Moyano porque, de concretarse, los choferes de los camiones, afiliados al poderoso sindicato de los camioneros, feudo de padre e hijo, podrían verse obligados a abandonar ese gremio para convertirse en empleados municipales. Así dejan de ganar 15 mil pesos por mes, para trabajar por menos de la mitad. En el manual reciente del negocio de la basura hay casos concretos con el sesgo de una gravedad que mete miedo. Por ejemplo, a poco de asumir en Esteban Echeverría, el intendente Fernando Gray afrontó un conflicto con los camioneros, cuando quiso discutir una deuda de 7.500.000 pesos que la gestión anterior habría contraído con Covelia. El sindicato  respondió con un paro de más de diez días. En ese lapso, un camión de la municipalidad salió a efectuar la recolección de la basura, pero paradójicamente resultó incendiado. La situación adquirió un perfil  tan preocupante, que tuvo que intervenir el gobernador Daniel Scioli, quien comprometió a la Provincia en la renegociación de la deuda para calmar las aguas.
Algunos estudiosos del tema sostienen que la  única forma de poner fin a estas presiones que rayan en lo extorsivo, es licitar el servicio de recolección de la manera más pública y transparente posible con veedores y observadores de ONG prestigiosas. En este sentido, la comuna de Esteban Echeverría, hizo los deberes en una audiencia pública que proporcionó a los vecinos toda la información necesaria sobre el tema de la basura. De esa audiencia, participaron el intendente Gray y el presidente de Poder Ciudadano, Renato Meyer, además de representantes de más de 200 entidades de bien público. A su vez, Poder Ciudadano eligió a un ingeniero industrial y sanitario que actuará como “testigo social” para revisar el pliego de la licitación.
Hoy hay quienes sostienen que los Moyano han sufrido un duro golpe. El peor de sus historias, con páginas escritas a fuerza  de intransigencia y patoterísmo. No es para menos, ahora ven declinar su poder de fuego. Quilmes ha establecido una suerte de mojón que ha contagiado el ánimo del resto de los jefes comunales. Podría un buen antídoto para compactar los manejos de quienes operaron desde siempre en las sombras, para usar a sus afiliados como tropa de choque.

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