domingo, 18 de mayo de 2014

Moyano se moviliza a la Plaza con menos nafta en el tanque


Por Jorge Joury

Moyano encarará este miércoles su movilización a la plaza de Mayo en un momento delicado de su fortaleza gremial. Viene de recibir dos duros golpes a su patrimonio hegemónico. Uno en Quilmes, donde le estatizaron el servicio de basura y perdió poder de fuego. Y el otro en el ANSES, donde fue derrotado en su intento colonizador de los afiliados. Esta nueva pulseada con el gobierno, se encuentra desteñida por una movilización sin identificaciones gremiales, ni oradores. Algo tibio, frente a lo que Moyano está acostumbrado a exhibir en su frente de ataque. No habrá discursos. Tampoco él, como Luis Barrionuevo piensan subirse a un escenario junto a sus aliados. Por lo que se sabe, se  leerá únicamente un documento, con ejes en la inflación, la pobreza y la inseguridad, temas que están en la agenda de las grandes prioridades de la gente, según las encuestradoras. Y Moyano eso lo sabe, por eso intentará esta vez apuntarle a la clase media, con el afán de ganar su simpatía. Lo que se dice, una travesía dificultosa por los demonios del pasado que lo acosan.
En los pasillos de la CGT se murmura que se tratará de una protesta inferior a lo que fue el paro del 10 de abril. Algo así como una escaramuza al lado de la movida anterior. Es parte de la estrategia gremial, para mantener vivos los reclamos al gobierno,
Los operadores sindicales creen interpretar que esta vez la intención del tándem Moyano-Barrionuevo, es transponer la frontera de la militancia gremial y convocar a la movilización a la clase media. De allí que entre las banderas se haya incluido el tema de la inseguridad. Es lógica la inquietud, ya que ambos dirigentes tienen una imágen altamente negativa en este segmento  y a la que apuntan a revertir, convirtiéndose en abanderados de los principales reclamos de la gente. Moyano por su intemperancia y sus métodos de apriete y de Barrionuevo, aún siempre mal  recordado por aquella tristemente célebre frase de que ” para que este país se arregle, tenemos que dejar de robar por dos años”, han cosechado en sus fojas personales un alto grado de rechazo, principalmente en la franja  de la opinión pública, a la que ahora ponen en foco.
De la  movilización, que comenzará a las 15,  participarán únicamente los gremios agrupados en las CGT de Moyano y Barrionuevo. Esta vez sufrirán una sensible baja, la de la  CTA opositora que rechazó sumarse a la protesta, porque apostaba a “una medida más fuerte”, dijo su jefe, Pablo Micheli. Después de la huelga del 10 de abril, la CTA había sugerido hacer una marcha con un paro general de 36 horas. Murmuran en el frente opositor sindical que Micheli decidió cortarse sólo de aquí en más, “para no pagar el costo político de un presunto porrazo que puedan sufrir sus ex alidados”.
El documento que se leerá en el acto ya está terminado. Se asegura que no cambiará mucho el sentido de lo que fue el comunicado de la semana pasada. La inflación, la pobreza y la inseguridad, serán los principales ejes de los reclamos, atendiendo a lo que pide por estas horas la sociedad argentina. Pero también se aclara: “No se confunda nadie, no es bala y represión lo que estamos pidiendo”. En líneas genarales, se apuntará directamente a la cabeza del Gobierno, señalándose que  “un Estado que no puede o no sabe proteger a sus ciudadanos, pierde el rumbo y comienza a hipotecar el presente y el futuro de la Nación”. En la letra más urticante, se reclamarán  cambios en la política económica. Se planteará el dilema de que “¿Cómo no va a haber desánimo en el pueblo? Si tenemos menos producción industrial es inevitable la pobreza. Con más inflación no tendremos mayor seguridad. Es en la pobreza donde nacen todas las inseguridades”.
UN CULEBRON CON LAS HERIDAS ABIERTAS
La historia entre Moyano y la Casa Rosada presenta diversos capítulos de confrontación, con heridas que cada vez sangran más. Sobre todo, cuando se comenta que el dirigente camionero viene acercándose sigilosamente al titular del Frente Renovador, Sergio Massa, quien se esmera por ganar adhesiones en ese terreno, aunque no lo confiese públicamente. Convengamos en señalar que en su operativo seducción con el movimiento obrero,  el sábado pasado Massa festejó su cumpleaños 42 y lo hizo en el quincho del Sindicato de Madereros en el Tigre, con quienes tiene una fluída relación. Estuvieron allí también, Daniel Vila, dueño del Grupo América, el banquero Jorge Brito y el empresario teatral Javier Faroni, quien será candidato del Frente para pelear la intendencia de Mar del Plata, de donde es oriundo.
Hoy es  más que evidente, que Moyano no pasa por su mejor momento en vísperas de esta nueva confrontación con el oficialismo. Hay que tener en cuenta que hace  apenas unos días la pelea se reavivó por el control del servicio de recolección de residuos en Quilmes y por el dominio de uno de los cuatro sindicatos que pugnan por los afiliados de la Anses. En ambos casos, Moyano fue derrotado.
La decisión del municipio de Quilmes de estatizar el servicio de recolección de basura fue un cachetazo para el Sindicato de Camioneros. En un parpadeo, perdió 430 afiliados. En términos económicos: cada uno aportaba un 4,5% o más de sus sueldos en concepto de cuota sindical y obra social. Lo que sucedió en ese distrito fue un calco de la jugada que había orquestado en 2012 el municipio de San Miguel, que también rompió lazos con Covelia, firma a la que siempre se asoció con Moyano. Y ahora, envalentonados por el traspié sufrido por líder gremial en Quilmes, los jefes comunales tomaron coraje y  avanzan por el mismo camino.Tres de Febrero, Avellaneda y San Martín, son una prueba cabal de que Moyano está con la pólvora mojada y que ya ni le creen, hasta cuando su hijo Pablo amenaza “con muertos”, para ponerle el aliento en la nuca a los caciques del conurbano. Si repasamos los tiempos en el almanaque, la semana pasada fue negra para el dirigente camionero, quien ve acotarse  su poder de fuego.
DONDE MAS DUELE ES EN EL BOLSILLO
Entre otras postales que Moyano apostará a no recordar, está una que llegó del  Ministerio de Trabajo, quien intercedió en un conflicto interno del Secasfpi, uno de los cuatro gremios de la Anses. Moyano impulsó allí una lista opositora con  el sueño  de poner un pie en tierra firme en el organismo, pero patinó estrepitosamente. Aquellos que frecuentan con asiduidad los pasillos donde se teje la rosca sindical, aseguran que el giro de la cartera que encabeza Carlos Tomada tuvo mucho que ver en el debilitamiento de Moyano, `por bajada de linea directa proveniente de la Casa Rosada.
Para  poner en valor la buena cosecha que Moyano obtuvo en el pasado, cuando su relación con el gobierno era floreciente, las pruebas están al canto. A partir de 2003, el gremio de los camioneros multiplicó su cantidad de afiliados. Cuando Néstor Kirchner desembarcó en la Casa Rosada, tenía cerca de 50.000 afiliados. En 2008, alcanzó los 73.000. Y de 2011 a la actualidad se mantuvo con picos de entre 180.000 y 200.000, según fuentes del sindicato.
Mucho tuvo que ver en el crecimiento de Moyano una reforma estatutaria convalidada por el Ministerio de Trabajo en marzo de 2003. Por entonces, Tomada no estaba en el organismo, pero sí su número dos, Noemí Rial. El cambio amplió las funciones del sector, lo que le valió al jefe camionero sumar miles de afiliados de diferentes rubros. Pero el romance con Cristina se quebró y cayó en un divorcio contradictorio y sin retorno. Moyano cayó en desgracia y dejó de ser favorecido en las últimas pujas por encuadramiento. Durante esta etapa del intercambio del fuego de artillería, el Gobierno pegó fuerte en el órgano más sensible de Moyano : la caja que administra su gremio. En el 2012 le quitó cuatro grandes negocios millonarios que le había otorgado el kirchnerismo.
El primero fue el régimen de fomento de la profesionalización del transporte de cargas (Refop), que compensaba a los empresarios del sector con una devolución de lo pagado por contribuciones patronales a la seguridad social. La cancelación fue por decreto. Por la misma vía se dejó sin efecto el monopolio que tenía la obra social de los camioneros para realizar los exámenes psicofísicos para las licencias nacionales, un beneficio que le reportaba más de 100 millones de pesos anuales.
Otra rica boca de financiación que se le cerró a Moyano fue la de los puertos. El sindicato tenía la facultad de cobrar 14 dólares por cada contenedor que se movía allí para certificar su integridad y la aptitud del transportista. La presentación del certificado era obligatoria. Desde abril de 2012, la Justicia investiga una denuncia contra la Administración General de Puertos (AGP) y la Federación de Camioneros por presuntas irregularidades.
El otro negocio frustrado fue el que había iniciado con YPF, de la mano del entonces vicepresidente de la petrolera, Sebastián Eskenazi, y del ministro De Vido. El proyecto preveía construir una red de 60 paradores para los camioneros a la vera de las estaciones de servicio. Ahora, todo cambió: YPF es estatal, Moyano es opositor y tendrá que hacer dedo en la ruta.
SE DEBILITO SU PODER EN LAS ENTRAÑAS DEL GOBIERNO
La pulseada también tuvo sus repercusiones políticas. Moyano perdió a todas las espadas que había logrado ubicar en la administración pública. Las bajas más sensibles las sintió en un organismo clave que supo colonizar con familiares y aliados: la ya desaparecida Administración de Programas Especiales (APE), cuya función era administrar parte de los fondos de las obras sociales sindicales. También perdió a su tropa en las diferentes áreas de la entonces Secretaría de Transporte.
El único moyanista que quedó de pie con un cargo fue el diputado Héctor Recalde, que en pleno enfrentamiento y siendo su asesor, optó por tomar distancia del camionero y se declaró leal al kirchnerismo. Matices de la política que a veces terminan siendo ironías del destino: Moyano apostó por el nombre de Héctor Recalde cuando Néstor y Cristina Kirchner definían el compañero de la fórmula presidencial para 2011 y el tiro, después le terminó saliendo por la culata. En estos términos, esta movilización del miércoles, aparece como un tramo riesgoso en el camino del sindicalista. Habrá que ver cuánta nafta le queda en el tanque para sorprender cuantitativamente en la Plaza y hasta dónde su reclamo logra cautivar a la clase media para que lo acompañe y de esta manera poder cumplir con el sueño de perforar la piel gruesa del cristinismo.

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