lunes, 22 de diciembre de 2014

Aníbal Fernández, la vuelta del titulero de la Presidenta


Por Jorge Joury
El retorno de Aníbal Fernández al gabinete de Cristina aparece a todas luces como una noticia auspiciosa para la prensa en general. Si algo hay que reconocerle al flamante secretario General de la Presidencia, es su propensión al diálogo. Se lo extrañaba por su generosidad en dejar títulos cada vez que abre la boca. Aún con Jorge Lanata, Nelson Castro o Magdalena Ruíz Guinazú, tres de los más filosos críticos del gobierno, Aníbal, como buen espadachín, siempre ha logrado salir airoso. “Sabe defender los trapos en los peores momentos y tiene una gran cintura para salir a la cancha cuando las papas queman”, señaló un vocero de la Casa Rosada, que añadió “que se lo extrañaba por la manera en que resuelve sencillamente y con picardía, lo más difícil”.
El mismo y polémico funcionario, a su estilo y mostrando sus dotes de futbolero, como si estuviera en el café de la esquina, resumió su regreso a la Casa de manera simple. Señaló que “la Presidenta estaba buscando un wing izquierdo habilidoso”. En realidad el hombre de los prominentes bigotes nunca se fue del gobierno. También en sus tres años de senador demostró sus dotes de escudero cuando había que votar leyes clave. No obstante, aclaró que no va a competir con el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, quien pasará seguramente a ocupar otro rol en el planeta K.
Aníbal Fernández desembarca en la Secretaría General de la Presidencia, en reemplazo de Oscar Parrilli, uno de los principales jugadores de CFK, pero de más bajo perfil. Por su temperamento, Fernández cumplirá un rol políticamente más fuerte y oficiará además de virtual vocero del Gobierno. De allí que es difícil un doble comando con el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, a quienes algunos ven de aquí en más cumpliendo una función más específica en el plano político.
Con la vuelta de Fernández y la designación de Parrilli al frente de la SIDE, la Presidenta le imprime una cuota de aire fresco a su gabinete en su último año de gobierno y se asegura un mayor control de los escenarios con los hombres más confiables de su riñón. Sobre todo tendrá quienes le adviertan de los peligros en dos frentes, el político y más aún en las cuestiones de inteligencia.
Los medios de comunicación saben que con Aníbal F. les esperan duros encontronazos, pero paladean el sabor de que aportará  un título por día, por sus desopilantes comparaciones y la manera que tiene  de ver la realidad sin pelos en la lengua. La primera demostración de ello la dio con la frase de que Cristina buscaba un wing izquierdo habilidoso. Además ya se anunció y anticipó que su rol será diametralmente opuesto al de Parrilli. “Si hubieran buscado uno parecido, no me llamaban”, dijo. Luego, agregó: “Si hubiesen querido alguien más pasivo o con una actitud distinta respecto a la comunicación del Gobierno, hubiesen llevado a otra persona”.
En los pasillos de la Casa Rosada se comenta que: “Sin tener carta libre, va a cumplir un rol parecido al que tenía en los años de Néstor como presidente”. Hoy el  bonaerense entiende que  su partida al Senado en 2011 no fue un desplante, sino todo lo contrario. Le sumó experiencia. Aseguró que detrás del llamado de Cristina “no hay reivindicación” porque “nunca” se sintió “privado de la misma”. No obstante, es consciente que su principal fortaleza no sólo se sustenta en la confianza de la Presidenta, sino también en la lealtad que demostró aún en los momentos más cruciales para el gobierno en la Cámara Alta. “En la charla que tuve con la Presidenta, lo que se habló es que soy quien soy. No va a cambiar nada de que lo he hecho hasta el momento”, amplió. En ese sentido, la idea es que adopte un rol más político que Parrilli y que “siga comunicando y lo ejerza desde Casa de Gobierno”.
En este punto, su llegada deja abiertos varios interrogantes. El más grande gira en torno a cómo convivirá y compartirá ese tándem con Jorge Capitanich, que desde su arribo se transformó en el habitual portavoz político del Gobierno. “No va a ser fácil, pero Coqui tendrá que acostumbrarse. Aníbal no va a pedir permiso para hablar”, pronosticó un funcionario.
Si algo hay que reconocerle a Aníbal F. más allá de su humor ácido, es que siempre se recicla. Ahora auguró cambios en su metodología. “Uno ha madurado, tengo una formación más aplomada que me permite mirar las cosas con un poco más de paz y menos confrontación, que la pienso aplicar en la gestión”. Será una figura clave en un año político, por lo menos para poner en fila a los patitos de CFK y llevarlos hasta las PASO de manera pacífica. Comienza una nueva etapa y Cristina vuelve a las fuentes para asegurar aguas tranquilas en la transición, aunque está dentro de las previsiones, que Aníbal haga olas aportando títulos  en lo que está por venir.

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