miércoles, 3 de diciembre de 2014

Carrió, el votante viudo y la mesa servida para el FPV


Por Jorge Joury
La futurología siempre ha sido el rayo paralizante de Elisa Carrió. Muchas veces se equiivocó, pero hay que reconocerle olfato para presagiar futuros escenarios políticos. Parece que esta vez Lilita percibe los números de la próxima elección presidencial. Está convencida al menos, que son balas que pican cerca de la realidad de un futuro escenario electoral. El pasado domingo, en el programa de MithaLegrand, la legisladora de la Coalición Cívica copó la mesa y mostró su preocupación porque, según las encuestas, el PJ tiene el  40% de los votos. Está, según ella,  a cinco puntos de tener la mayoría, en caso de que sea Daniel Scioli el delfín K. De esta manera la dirigente explicó su salida de la coalición de centroizquierda.”No quiero formar parte de una oposición que no quiere ganar”, disparó frente a la diva de los almuerzos, con la vehemencia de siempre y tenedor en mano, para que se vea que está dispuesta a dar batalla con cualquier arma. Carrió se subió a caballo de una versión que está circulando en las últimas semanas y que da cuenta de que el kirchnerismo, de ser Scioli el bendecido por CFK, podría alzarse con la victoria en primera vuelta. Veamos que se dice en el planeta de los politólogos y saquemos conclusiones.

El VOTO BOLSILLO
Las encuestas más frescas, marcan que la presunción de la legisladora es viable. Tiene que ver con una ecuación matemática. Uno de los aspectos que más incide, es la imagen alta de la Presidenta y la firme posición de Daniel Scioli como candidato del Frente para la Victoria, quien sigue disputando los primeros lugares en las intenciones de voto. No obstante, nadie se anima a firmar un cheque en blanco, más cuando mucha gente se presume que definirá el voto por el bolsillo. Aún está abierta la posibilidad de un acuerdo con los fondos buitre en enero, como cree Scioli, lo cual podría revertir el malhumor social. Pero no es ni más ni menos que la expresión de deseo de un candidato que está atado a como le vaya al gobierno nacional en esta materia.
La cuestión económica sigue siendo el mayor problema para la ciudadanía en términos personales. El 53% lo mencionó en forma espontánea y el segundo detrás de la inseguridad, a la hora de observar las dificultades que atraviesa el país, según una encuesta de Isonomía Consultores, publicada hace unos días.
LA ECONOMIA ES EL EJE
Es interesante el relevamiento, ya que entre las soluciones que espera la opinión pública del futuro mandatario, ocho de cada diez personas quiere ver controlada la inflación. Además piden que sea un buen gestor en los temas relacionados con la seguridad. Y para tres de cada cuatro, las prioridades son que el próximo Presidente sea un buen gerenciador en temas de economía.
“El país atravesó un año con mucha preocupación económica que experimentó picos en febrero y marzo. Cuando la Argentina devalúa en enero, la ciudadanía empieza a ver el problema casi con pánico, aunque después hay una sensación de acostumbramiento, una tendencia a acomodarnos”, señala Juan Germano, director de Isonomía, al analizar las elecciones de los encuestados. Lo cierto es que el resultado electoral dependerá de muchos factores y  se mantendrá abierto durante varios meses. Por lo menos es lo que aseguran la mayoría de los gurúes de la “patria consultora”.
En cambio, el sociólogo Manuel Mora y Araujo desarrolla otra perspectiva. Sostiene que para ganar en primera vuelta, el FPV tiene que lograr por lo menos el 40% de los votos. Además ningún otro candidato debe obtener el 30%, para lo cual es preciso que compitan por lo menos tres candidatos opositores y que el voto opositor no se polarice. Si fuesen solamente dos, y si el oficialismo obtuviese el 40% –y no más–, obviamente sería imposible que alguno de los dos obtuviera el 30%. Son demasiadas condiciones, y algunas de ellas están lejos de verificarse, por ahora. La conclusión es que el escenario de un triunfo en primera vuelta, sin ser imposible, es poco probable, arriesga el politólogo.
El escenario podría cambiar en un balotaje. Allí está la posibilidad cierta que un candidato oficialista triunfe, pero siempre y cuando sea Scioli, ya que para Mora y Araujo es, por el momento, suficientemente competitivo en la carrera presidencial.
TRAMPAS EN EL CAMINO
Hoy hay que ser cautos en torno a las conjeturas electorales que circulan por el espacio público. Algunas de ellas tienen cara de “operaciones” dirigidas a modificar las conductas de los electores, teniendo en cuenta que mucha gente vota a ganador. Y otras son expresiones de deseo de algunos analistas que desde los medios, direccionan sus simpatías.
Mora y Araujo se anima a un análisis matemático de un futuro escenario electoral. Señala que por un lado, hoy los tres candidatos mejor situados –Scioli, Massa y Macri– cuentan aproximadamente con el 25% de los votos cada uno. Las encuestas registran diferencias de unos 3 puntos en más y en menos para cada uno, esto es, diferencias de la magnitud de los márgenes de “error” estadístico.
Interpreta que “es cierto que no pocas veces las elecciones se definen por diferencias de esa magnitud –como bien lo experimentó hace pocos días la presidenta Rousseff, del Brasil– y nadie objeta el resultado por ser estadísticamente incierto. La incertidumbre se refiere a nuestra capacidad de estimar correctamente lo que sucede en el mundo, y no a lo que realmente sucede. Por eso tiene sentido que un candidato se sienta contento si lleva una ventaja de 3 puntos. Pero, más allá de su alegría, la estadística le dice que no puede estar seguro de estar llevando esa ventaja”.
LAS PREFERENCIAS
El politólogo alude luego a una división de las preferencias electorales”. Aclara que “según la división en la que se basa, los acólitos de CFK son hoy a lo sumo el 25% y raramente fueron más del 30%. Esto es, cuando el kirchnerismo obtuvo más votos, como por ejemplo en 2011, en que llegó al 54%, muchos de esos votos le fueron aportados por votantes que no eran kirchneristas pero prefirieron la candidatura oficialista a cualquier otra. El hecho importante es que los ciudadanos que no son kirchneristas, el 75% del total no son todos anti; alrededor del 30% no son ni lo uno ni lo otro, a veces votan al oficialismo, a veces a otros. De hecho, son ellos los que definen las elecciones”.
Mora y Araujo afirma que son los que le dieron el triunfo a la Presidenta en 2011 y  sellaron la derrota del FPV en 2013. Hoy, esos votantes “intermedios” entre oficialismo y oposición dividen sus preferencias entre Massa, Scioli y Macri. Está claro, por lo tanto, que no todos los oficialistas votan a Scioli y que muchos no oficialistas lo votan; y también está claro que los votantes anti K tienen su voto muy dividido. Cuando esos votantes vayan decidiendo su voto de manera más estable que en muchos casos será recién a partir de los resultados de las PASO, la elección se irá definiendo” apunta el sociólogo y asegura que es imposible saber hoy qué camino tomarán esas definiciones.
Scioli está convencido que necesita alinearse detrás del voto oficialista, por eso no saca los pies del plato. Tiene que avanzar en esa dirección, sin levantar demasiadas olas para que el resto de los candidatos no le salten a la yugular, como sucedió después de la reunión del PJ en La Plata. Su estado mayor opina que debe marcar más el rumbo dentro de los parámetros de la gestión, mostrando resultados y tratar de que su última etapa en el sillón de Dardo Rocha, sea lo más tranquila posible, sobre todo lejos de la conflictividad con los gremios.
LA OPOSICION ATENTA
En el caso de sus rivales, tanto Massa como Macri necesitan consolidar el voto anti K, además de cuidar al mismo tiempo el del medio. Es decir, los que no son ni oficialistas, ni opositores, pero que tienen la llave y podrían definir la elección.
En cuanto a los esfuerzos de Carrió por darle la madre de las batallas al PJ,  sus argumentos tienen bastante  racionalidad. El panorama en UNEN, la tensión entre los dirigentes y los números de los últimos días ratifican lo complicado que ha quedado ese espacio. Una medición de la consultora Isonomía muestra que las principales figuras  han perdido credibilidad, confianza e intención de voto. Eso toca tanto a Ernesto Sanz y Hermes Binner como a Carrió y Cobos.
No obstante, los ha golpeado además en un rubro que no es gratis para la UCR: las dudas sobre la idoneidad para poder gobernar y el miedo a que se reedite la foto de la Alianza de Fernando De la Rúa. Al ver esa encuesta, un dirigente del espacio disparó: “Las peleas no son gratuitas”. Quizás la más perjudicada haya resultado Carrió, quien registró una evolución de su imagen negativa del 39 al 51%. Y con un elemento novedoso: “Con esta pérdida de UNEN, hay un votante viudo”, definió Juan Germano, de Isonomía. Claro que a algunos en ese frente no parece preocuparles la viudez ya que en la última reunión de la mesa de FAUNEN, la agrupación “Libres del Sur” propuso “expulsar” a la Coalición Cívica.
Tal vez Carrió esta vez esté en la dirección correcta.La diputada copó gran parte del primer bloque del programa  de MithaLegrand con sus reflexiones. “No soy terrible, lo terrible es que lo que dije es verdad”, señaló. Y continuó “ni soy candidata a presidente, ni estoy en UNEN, ni estoy en el PRO”. El tiempo dirá si su intuición electoral es la correcta y si es capaz de ensamblar una nueva familia menos conflictiva para destronar al PJ del poder.

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