martes, 7 de abril de 2015

Del naranja al celeste con encuestas que pintan bien


Por Jorge Joury
La guerra de encuestas está en su punto más alto de hervor. Como los equipos de fútbol, se juegan la vida por los colores para no quedar mal paradas ante la opinión pública. Las últimas cuatro marcan una coincidencia. Hay dos colores predominantes en la lucha por el  sillón de Rivadavia. El naranja histórico de Daniel Scioli, que ahora se convirtió en el celeste y blanco del FPV, primero en intención de voto. Y después viene el amarillo de Macri, que aparece casi pisándole los talones. El negro es para Massa, que se ubica en el tercer escalón. Los nuevos afiches de la campaña presidencial  de Daniel Scioli confirmaron que el gobernador de la Provincia de Buenos Aires busca reforzar su identificación con el kirchnerismo de cara a las PASO, pero aportaron un dato extra que surge de la frase: “Scioli para la victoria”. En las próximas horas se multiplicarán en las calles hasta convertirse en parte de la escenografía de la vía pública. Allí se ve a un mandatario bonaerense sonriente, que mezcla su nombre con la denominación partidaria del oficialismo y remarca así su ligazón con el FPV. Es el nuevo diseño de campaña ideado por el publicista Ernesto Savaglio.
El detalle llamativo, es que el color naranja que desde hace años identifica al sciolismo, ha perdido preponderancia. Aparece apenas como subrayado de la leyenda en el cartel  y se ve superado por el celeste y blanco de la bandera argentina, que en las campañas politicas suele ser utilizado por el  FPV. Los centuriones del gobernador, están seguros de que  su jefe es el único que puede garantizar el triunfo de la fuerza oficialista frente a otros precandidatos que no mueven la aguja a la hora de medir. El entusiasmo en esa filas creció tras las declaraciones que hizo el martes Máximo Kirchner, que incluyó a Scioli, para alivio de los peronistas bonaerenses, entre los precandidatos propios. Lo mismo ocurrió con el discurso de Cristina ese mismo dìa en La Matanza, al sentenciar : “estoy segura de que vamos a seguir siendo gobierno”.
De este modo, los nuevos afiches de Scioli tendrán una inconfundible marca oficialista con el slogan “Scioli para la Victoria”. Traducido públicamente quiere decir: “el candidato soy yo”. El bonaerense decidió apostar fuerte. Jugarse todo antes del 20 de junio, cuando se oficialicen las listas de precandidatos a presidente de todos los partidos. Si algunos sospecharon en su momento que Scioli podrìa jugar por afuera, esta vez queda descartado de plano con su nueva identidad ultra K. La estrategia de “kirchnerización” del candidato no es nueva. Desde principio de año Scioli viene haciendo campaña con ejes basados en las principales políticas de los gobiernos de Néstor Kirchner y Cristina. Sabe que tiene que conquistar al voto kirchnerista puro, porque gran parte de la intención de voto con la que ya cuenta es ajena al espacio del FPV.
No obstante, en la pelea por el sillón de Rivadavia  tanto Macri como Scioli entienden que todavía deben superar varios obstáculos para alcanzar una clara polarización. El líder del PRO está más complicado. Le espera en poco tiempo  una elección clave en su propio distrito antes de los comicios presidenciales. Allí hoy tiene de punta a una de sus principales espadas, Gabriela Michetti, que se le rebeló y le quiere “humanizar” el partido. Además, la legisladora puede dejarlo mal parado si vence en las PASO a su candidato predilecto: Rodríguez Larreta. A su vez, Scioli necesita de la bendición de Cristina Kirchner, para ser candidato presidencial.
Entre Macri y Scioli, hay vasos comunicantes. Han llegado a una coincidencia implícita en la estrategia de campaña: los dos ignoran a Massa. Es una manera de condenarlo a estar fuera de la gran  pulseada.Y Lo están logrando, aún en las encuestas más generosas con Massa. En estas mediciones, el ex alcalde de Tigre aparece estancado o en picada desde noviembre del año pasado, mientras Scioli conservó su potencial y los números de Macri muestran crecimiento. Massa tuvo deserciones importantes de dirigentes. Cometió errores inexplicables y uno de ellos fue  apoyar en Santa Fe a un enemigo de Reutemann, que ahuyentó a éste del massismo y, encima, carece del atril oficial que los otros tienen como jefes de gobiernos locales. El tigrense hoy necesita sacar de la galera un título urgente en los diarios, para reinstalar con claridad el triple empate que se le escurre de las manos.Se lo recuerdan constantemente los publicistas que lo asisten, quienes le aconsejan no desviarse del foco de los grandes problemas de la gente. Encima, una de sus cartas bravas, Roberto Lavagna, reveló en las últimas horas que no será su acompañante en la fórmula, ni ministro de Economia en un supuesto gobierno del FR.
Quienes están en la cocina de las mediciones, sostienen que a siete meses de las elecciones presidenciales, todavía el panorama puede cambiar, al punto que las encuestadores observan que hay entre un 6% y un 15% de indecisos entre el electorado. No está del todo demostrado el grado de influencia que la difusión de números pueda tener efectivamente en el voto. Sin embargo, es claro que, a poco más de cuatro meses para las (PASO) del 9 de agosto, los principales candidatos ven en estos sondeos una herramienta de campaña más para ubicarse mejor en la largada y apelar, desde muy temprano, al siempre discutible “voto útil”, que premia a quienes presuntamente tienen más probabilidades de ganar a expensas de las terceras fuerzas.
En conjunto, los sondeos confirman que la pelea para octubre estará entre Scioli, Macri y Massa. Dan por descontado que el Gobernador ganaría las PASO comodamente frente al ministro del Interior, Florencio Randazzo, y que el Jefe de Gobierno porteño lo hará en las primarias de su espacio frente a Ernesto Sanz y Elisa Carrió. Mientras tanto, en la calle todavía no se vive clima de elecciones. La ciudadanía parece mirar de reojo, pero sin meterse del todo en la discusión preelectoral. Las campañas, de hecho, recién empiezan a asomar y muchas incógnitas están abiertas. Todavía no se conoce, en definitiva, la totalidad de los candidatos que competirán en agosto.
En las jurisdicciones provinciales y municipales, el panorama es todavía más incierto que en el orden nacional. ¿Quiénes son los precandidatos a gobernador que competirán en las primarias del PRO-UCR-Coalición Cívica? ¿Y cuáles los que lo harán en el FPV y en el massismo? Las respuestas definitivas no están. Y algo similar ocurre si se pregunta en las ciudades por los precandidatos a intendentes. En este paisaje, las encuestas pueden dar algunas pistas o marcar algunas tendencias. Pero aportan, en el mejor de los casos, una foto muy provisoria en un escenario al que todavía no han subido todos los actores, principalmente la Presidenta, a la que algunos ven con capacidad para inclinar la balanza.

No hay comentarios: