viernes, 24 de abril de 2015

Encuestas, sueños dorados y economistas en las fórmulas


Por Jorge Joury – La mayoría de los estrategas políticos que acompañan a los candidatos presidenciales coinciden en la intimidad en que la gente no quiere a futuro soluciones esforzadas, sino que prefiere “mentiras doradas”. Es por ello, que quienes sueñan con ocupar el sillón de Rivadavia insisten en vender que todo será mejor a partir del 10 de diciembre. No obstante, la agenda marca que los temas pendientes para el próximo gobierno serán urticantes : dólar, inflación, déficit fiscal y tarifas.

Por el momento, el oficialismo ha logrado imponer el relato de que la economía entró en aguas calmas y que en la continuidad puede asegurar mejoras, ya que conoce mejor que nadie el contenido del Estado. Con este discurso el más favorecido es Scioli, que piensa salir a capturar el voto bolsillo. En el despacho del gobernador manejan encuestas que lo dan primero, con 34% de intención de voto, seguido por Macri, con 27 y Massa, con 21. Un politólogo cercano al Frente Renovador, dice que el ex motonauta tiene 26% y figuran empatados, Massa y Macri con un 23%. Un tercero, más ligado al gobierno porteño, pone Macri 26%, Scioli 24% y Massa 21%. Como se observa, en todos los casos se habla de números muy ajustados, como para que los candidatos pongan toda la carne en el asador con pronòsticos económicos de prosperidad, para llevar agua hacia sus molinos.
En las últimas horas hubo una grata sorpresa para Scioli. La última encuesta de Poliarquía le da la razón a sus asesores. Lo ubica con un 33,4% de preferencias, una leve ventaja sobre Mauricio Macri, que reúne el 27,3% en la intención de voto para presidente. Ello ubicaría al mandatario bonaerense en una posición de preferencia si las elecciones presidenciales fueran hoy y plantearía un escenario de ballottage. En tercer lugar, se ubica Sergio Massa (Frente Renovador), con el 20,1%, y más lejos aparecen Margarita Stolbizer (SurGen), con una adhesión del 6,4%, y Jorge Altamira (Partido Obrero), con 2,3%, algo por debajo del voto en blanco, con 3,8%, y de los indecisos, con 4,7%. Estos números no consagrarían un vencedor en la primera vuelta electoral, que requiere alcanzar el 45% de los votos o superar el 40% con una diferencia de diez puntos porcentuales sobre su inmediato perseguidor. Sin embargo, Scioli mantiene la expectativa de incrementar su caudal para un eventual ballottage. Es por esta circunstancia que sus alfiles fogonean la sensación de que el ex motonauta “ya ganó”.
EL TIEMPO DE LAS PROMESAS
“Si soy presidente, el 11 de diciembre se termina el cepo”, prometió en marzo Mauricio Macri, y abrió el debate. “A partir del 25 de octubre de 2015, la Argentina en 100 días va a estar sin cepo cambiario”, disparó Sergio Massa y renovó la apuesta, señalando que “desde el primero de enero los trabajadores no pagarán impuesto a las ganancias”. Scioli no se quedó atrás : “El cepo no es un problema, habrá un aluvión de inversiones”, agregó esta semana. Para los candidatos, el tema cambiario no es un problema. Pero para los especialistas que los rodean, más allá de los sueños dorados que ventilan los aspirantes al sillón de Rivadavia, el desafío de la economía que viene es más que importante.
Resulta evidente que los gurúes que timonean las campañas presidenciales pusieron el ojo sobre algunos economistas, con la idea de fortalecer a sus candidatos. Si hacemos un poco de historia, en el 2011 la Presidenta eligió a un economista, Amado Boudou, como su compañero de fórmula. Obtuvo así el 54% de los votos, aunque luego la imágen de Boudou se desmoronó por motivos que son de público conocimiento.
En el corto plazo, los precandidatos presidenciales deben definir la designación de sus compañeros de fórmula y de lo que más se habla es que tanto Daniel Scioli como Mauricio Macri y Sergio Massa podrían redondear sus fórmulas con economistas de renombre.
En el caso de Scioli, su alfil y consejero es Miguel Bein, pero últimamente ha venido ponderando a Axel Kicillof. Lo defiende a rajatabla de las críticas hacia su gestión. El gobernador sabe que el ministro quiere ser candidato, es del paladar de la jefa de Estado y de La Cámpora. Eso le asegura un escudo contra las criticas de sus competidores en la interna, principalmente el ministro Florencio Randazzo.Le permite además galvanizar el electorado afín al kirchenrismo, además de mantener su luna de miel con la Casa Rosada.
En los pasillos de la Gobernación murmuran que Scioli en verdad preferiría a un gobernador como compañero de fótmula, ya que teme que la presencia de Kicillof pueda ser aprovechada por la oposición para marcar los puntos débiles de la economía kirchnerista.
EN LOS LABORATORIOS MACRISTAS Y MASSISTAS
En el macrismo, la estrategia que se maneja es darle mayor protagonismo al presidente del Banco Ciudad, Rogelio Frigerio, para luego completar la fórmula presidencial. El nieto de Rogelio Frigerio, quien fuera el ideólogo del presidente Arturo Frondizi, tiene 45 años. Es un desarrollista y ese título le da valor para sacarle a Macri el mote de neoliberal. Hoy en el estado mayor amarillo aseguran que el alcalde porteño ya no pienza que hay que privatizar todas las empresas que son estatales, algo que la opinion pública todavìa no le cree.También en la grilla, aunque un escalón más abajo figura Lole Reutemann.
Por el lado del Frente Renovador hay quienes sostienen que el hombre ideal para acompañar a Sergio Massa, es el ex ministro de Economìa Roberto Lavagna, figura fundamental en lo que tuvo que ver con ponerle el pecho a la crisis del 2002 al 2006. El hecho de que la sociedad le considera previsible, aunque tiene 73 años, sirve para contrapesar la juventud de Massa.
Lavagna es una espada muy filosa para el tigrense. Fue en su momento uno de los que más cuestionó que Macri haya prometido levantar el cepo cambiario ni bien llegue a la Casa Rosada, ya que eso significaría una devaluación de grandes proporciones. En cambio, Lavagna impone la tesis del “gradualismo” para resolver los problemas económicos, tal como lo hizo en su gestión al frente del Palacio de Hacienda. Pero hay un escollo, Lavagna ha dicho que aún no está decidido a ser candidato a vicepresidente.
Octubre todavìa está lejos en términos de almanaque, pero cerca en expectativas para los candidatos. No obstante, todos saben que para el paso final, habrá que esperar lo que depara la actual coyuntura económica.

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