viernes, 24 de abril de 2015

En la interna del PRO, a Macri le puede costar caro su dedocracia


Por Jorge Joury
A partir de ahora nadie podrá negar que el PRO ha dejado de ser “un equipo”, como han venido pregonando con esfuerzo en estos últimos diez años sus primeras espadas. A esta altura del partido, ya no se puede disimular la sangría interna amarilla. La pirotecnia verbal entre Gabriela Michetti y Horacio Rodríguez Larreta ha dejado heridos en ambas orillas y hasta el propio Macri tuvo que salir a terciar para que la sangre no llegara al río. A pesar de las peleas y tensiones que caracterizaron la campaña, el PRO intentará dar una imagen de unidad el próximo domingo cuando se conozca el ganador de la interna. Pero, pase lo que pase, Michetti ya no será la misma. Si gana, dejará con un signo de interrogación el liderazgo de su jefe polìtico, que usó todos los recursos a su alcance para sostener a su delfín y actual Ministro Coordinador. Y si fuera derrotada, quedará herida en un ala y habrá que ver para dónde sale eyectada y quien la contiene. A pocas horas de la contienda, es difícil pronosticar un desenlace, ya que ambos postulantes estarían llegando muy parejos a la meta, según los últimos sondeos.
No obstante, algunos creen que Michetti se verá favorecida por el voto femenino, más aún después de que Macri la colocara en situación de vìctima de su egocentrismo. La actitud del jefe de Gobierno, le jugó como un boomerang, ya que le provocó la pérdida entre 3 y 4 puntos en la intención de voto para las presidenciales, reveló en las últimas horas el encuestador Raúl Aragón. Macri bendijo a Horacio Rodríguez Larreta en su competencia contra Michetti, Con esa decisión, tan particular como riesgosa, el líder del PRO no sólo quiso reivindicar su autoridad sobre el partido, sino que además pretendió perfilar su liderazgo como eventual presidente de la Nación. Por eso se juega mucho en esta batalla, que tendrá un atractivo especial en el escenario electoral.
La competencia porteña se va reduciendo a una gran guerra de encuestas. Rodríguez Larreta y Michetti dicen tener los números a favor. Y Martín Lousteau y Mariano Recalde alegan ocupar el segundo puesto. Hay tendencias en las que todos coinciden. Michetti gana en la franja que va de La Boca a Lugano. Y Larreta, en el Norte. El centro está en disputa. Sobre todo porque en barrios como Caballito o Flores los votantes de Michetti se superponen con los de Lousteau, que realizó allí una campaña hiperactiva.
En el búnker de la senadora  se inclinan por la conveniecia de un aluvión de votantes para que la alta participación diluya el peso del aparato macrista, alineado con Larreta. En su entorno apuestan a los independientes, al ‘voto enojo’ contra la “dedocracia” de Macri y hasta a un sufragio estratégico del kirchnerismo a su favor. En la otra vereda, los hombres de Larreta confían en el dominio territorial del PRO, en el voto duro del espacio, que identifica al funcionario con el jefe comunal, y en el anti K, que lo prefiere.
No es novedad que Michetti siempre logró arrastrar votos por afuera del PRO, que elogian sus ideales y su buena imagen. Pero esta vez, aparece un sufragio ajeno estratégico: los militantes kirchneristas podrían votarla para golpear a Macri por la derrota de su delfín y posicionar en el segundo puesto a Recalde. En cambio, el larretismo apuesta a que su jefe sea el “apéndice” de Macri y capte el voto antikirchnerista.
Mientras tanto, para aplacar la fiebre, referentes de ambos candidatos acordaron unificar el búnker en el que esperarán este domingo los resultados de las internas porteñas, que según marcan todos los sondeos de opinión darán el triunfo al PRO.  Será en Costa Salguero, escenario tradicional donde ha brillado el planeta amarillo. Más allá del color y los globos, el objetivo principal apuntará no enturbiar el proyecto presidencial de Macri y mostrar sensaciòn de unidad, aunque haya vencedores y vencidos.
La posibilidad de compartir búnker fue analizada por los ministros michettistas Hernán Lombardi (Cultura) y Guillermo Montenegro (Justicia); el jefe de campaña de Larreta, Fernando de Andreis y el subsecretario de Cultura, Alejandro Gómez; además del secretario de Gobierno, Marcos Peña; el de comunicación, Miguel de Godoy, y el ministro de Modernización, Andrés Ibarra, en su rol de “mediador informal” entre las partes.
Uno de los miembros del gabinete admitió que la idea es que “si festejamos que Del Sel sacó 32 puntos, más aún tenemos que hacerlo cuando vamos a llegar a los 50, sumando a los dos candidatos”. Pero lo que no se reconoce en voz alta es que no será lo mismo si gana Larreta, el elegido de Macri en la interna, que Michetti, que lo desafió y decidió competir por la ciudad mientras declinaba la candidatura a vicepresidente que le ofreció su jefe.
Más allá de las buenas intenciones que se prodigan en ambos frentes, la idea de compartir búnker tiene sus riesgos. “Gabriela y Horacio ya aceptaron. Habrá armonía y pase lo que pase nadie enfervorizará a su tropa. Pero eso no quita que algún loquito de alguno de los dos lados se pueda enojar”, advirtió uno de los organizadores.
Lo acordado para esta interna que lleva más de una década, incluye dos centros de cómputos por separado y la salida conjunta, de los dos referentes y Macri, una vez que los resultados se conozcan. El líder de Pro hablaría a las 21, salvo que el escenario de paridad que vislumbran los sondeos se mantenga hasta bien entrado el escrutinio.
Difícilmente el PRO pueda este domingo mostrar un clima de alegrìa generalizada, ya que todavìa hay olor a pólvora por la pirotecnia verbal que deja la contienda. En su afán por difereciarse, Michetti se mostró como una macrista pura y tiró munición gruesa hasta último momento sobre Larreta. Dio a entender que su rival es una suerte de camaleón, ya que “pasó por distintos espacios”, entre ellos el peronismo, antes de llegar al PRO. También puso énfasis en señalar que ella es el único partido dónde militó. Quedó claro que aún sus heridas están abiertas, más aún cuando descartó de plano formar parte de un eventual gobierno de su rival, aunque sí de una gestión presidencial de Macri. Mientras tanto, Larreta se tragó el sapo y prefirió abocarse a la campaña sin contestar.
A partir de ahora, en la cuenta regresiva, la expectativa en el PRO aumenta de manera exponencial. No son pocos los que se preguntan por los daños colaterales que dejará una interna en la que por primera vez se jugó al límite. Habrá que ver Macri de qué se disfraza para contener la tropa, sobre todo si gana Gabriela, lo cual podría debilitar su liderazgo. En ese caso, el PRO tendrá un cielo con dos soles amarillos. Si Roríguez Larreta en cambio es el favorecido por las urnas, difícilmente Macri pueda rescatar a Michetti de su gran decepciòn y habrá rifado a uno de sus alfiles más transparentes.

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