jueves, 30 de octubre de 2014

La apuesta a Scioli como el delfín K y ganar sin balotaje


Por Jorge Joury
Nunca antes Daniel Scioli había compartido una luna de miel tan prolongada con el kirchnerismo, como la de estos tiempos. El gobernador clavó la mirada en las primarias del 2015 y hasta allí debe llegar en un marco de concordia. El objetivo es terminar bendecido por CFK como el candidato único, detrás del cual se alineará el PJ. Ese es su sueño. Desde fines de septiembre, el ex motonauta viene mandando señales de convivencia y simpatía con el núcleo más duro del riñón K. Esa hipótesis es compartida por la mayoría de los analistas y consultores políticos. Todos coinciden en que al gobernador no le conviene despegarse de la matriz del kirchnerismo.
Los politólogos Mariel Fornoni y Carlos Germano sostienen que: “No sólo pasaría a ser un opositor más, sino que los atributos más logrados de Scioli son el tema de la lealtad y la trayectoria dentro del espacio. Representa el voto del kirchnerismo y lo diferencia que tiene un estilo singular. En la interna del FPV gana cómodo”, afirmó la titular de Managment & Fit.
Fornoni maneja números contundentes: “Randazzo tiene 19 puntos en la interna, Scioli tiene 41, y el resto de los candidatos están muy atomizados, 4-5 puntos cada uno”.
El líder de Carlos Germano y Asociados coincide con este escenario. Señaló que “dentro del oficialismo, hoy Scioli es la figura más instalada, con mayor intención de voto”. Por ese motivo, el analista destacó que “creo que el Gobernador no va a tomar medidas intempestivas de ruptura. Me parece que hoy ha marcado claramente cuál es el espacio donde está ubicado, y va a seguir trabajando para instalar aún más su proyecto presidencial”.
A GANADOR
“Somos peronistas, nunca jugamos a perder”. Esa expresión ha comenzado a ser el caballito de batalla de algunos funcionarios kirchneristas. Tiene que ver con la posibilidad cada vez más concreta de que Scioli sea el candidato. “Habrá que aguantarle los trapos”, argumentan otros. Y de paso, esa frase sirve para definir que la idea de perder a manos de Mauricio Macri -y volver en el siguiente turno presidencial- es un absurdo que un peronista puro no podría permitirse. En idéntica dirección opina uno de los principales barones del conurbano, perteneciente a la Tercera Sección Electoral: “yo quiero ganar y el que mide es Scioli. Hay que encolumnarse detrás de Daniel y llevarlo a la victoria en primera vuelta”.
Por eso, muchos se fueron el viernes pasado del acto del PJ bonaerense en Moreno con una sensación sobre la foto que resultó: Scioli con sonrisa de oreja a oreja, junto a Randazzo, Uribarri, Agustín Rossi y Fernando Espinoza. En los pasillos de la Casa Rosada además se comenta que probablemente entre Rossi y Uribarri, dos K puros, podría estar el candidato a vicepresidente. Y para coronar la ecuación, intuyen que Cristina le pediría a Florencio Randazzo, competir por la Gobernación. Con esta llave se apunta a ganar en primera vuelta, evitar que la oposición haga alianzas en un balotaje y así asegurar la continuidad del Gobierno en el poder.
En la carrera que inició hacia la candidatura presidencial para las elecciones del año próximo el gobernador Daniel Scioli obtuvo en las últimas horas gestos de respaldo de parte de un nutrido grupo de intendentes del Conurbano y el interior bonaerense. En algunos casos, se trata de jefes comunales que ya estaban jugando claramente a favor de su postulación. Pero hubo también una clara señal de parte de alcaldes de peso dentro de la estructura política del peronismo bonaerense que hasta ayer no se habían expresado abiertamente en ese sentido. Es el caso de los intendentes de Avellaneda, Jorge Ferraresi, y de Florencio Varela, Julio Pereyra, quien además es presidente de la Federación Argentina de Municipios (FAM).
Además Scioli dio muestras de otro gesto de convivencia con La Cámpora, al asistir a un acto en Lanús organizado por Julián Alvarez, quien quiere ser el próximo intendente y desplazar al devaluado Darío Díaz Pérez, que corre riesgo de perder el municipio a manos del Frente Renovador. Alvarez dejó en claro su acercamiento con Scioli. Ambos compartieron escenario, discurso y fotos. El gobernador mueve así todas sus fichas apostando a un futuro de convivencia con el núcleo más duro ultra K. Tanto Alvarez, como Eduardo Wado De Pedro y José Ottavis, son llamados los “acuerdistas” por su intención de cerrar filas con el ex motonauta.”Sin ellos no ganamos una elección”, se sinceró uno de los jóvenes dirigentes, al justificar los cierres distritales.
JUNTOS Y A LA PAR
Scioli hizo bien los deberes. Sus primeras espadas planificaron cada una de las acciones de acercamiento con el núcleo más duro del riñón K. El primer paso hacia la simbiosis, fue la inédita visita del ministro de Economía, Axel Kicillof, para recorrer juntos el puerto de Berisso. Desde entonces, el bonaerense abandonó su kirchnerismo ligth para ser el primer defensor público de políticas esgrimidas en Balcarce 50. Primero se alineó incondicionalmente en la pelea contra los fondos buitre. Luego Alabó el Código Civil, que el Gobierno logró aprobar en Diputados y sólo se mantuvo en silencio durante la embestida de Cristina hacia el Grupo Clarín.
Lo de Kicillof no fue un hecho aislado y Scioli, como lo venimos diciendo desde esta columna, cada vez comparte más escenarios con camporistas como Eduardo “Wado” De Pedro o con cristinistas como el titular de la Anses, Diego Bossio. También sacó chapa de pertenencia K, al recorrer un ex centro clandestino de detención, junto a su secretario de Derechos Humanos, Guido Carlotto.
DOS HIPOTESIS
Para los especialistas, hay dos razones que explican el reciente ultrakirchnerismo sciolista. Una desde la óptica presidencial y otra, desde la ola naranja, donde replican que hay cierta sciolización del kirchnerismo en una puja semántica.
La primera es que, a un año de las primarias, el estado mayor naranja intuye que Cristina Kirchner ya decidió nombrar a Scioli su candidato. Aunque suena apresurado y el martillo no bajó, ya que la Presidenta se definirá bien cerca de Las Paso, juran incluso que mucho tuvo que ver la bención del Papa Francisco, lo cual habría forzado la temprana decantación de la mandataria tras su almuerzo en el Vaticano.
Aunque es difícil de comprobar esta hipótesis, ya que la reunión fue ultra reservada, hay quienes sostienen que Jorge Bergoglio le habría sugerido a CFK que “Scioli es un candidato de medida por su capacidad de diálogo, además de haber demostrado su fidelidad incondicional hacia su Gobierno en momentos difíciles”.
La idea del “bendecido” fortalece la postura de cierto sector pejotista del interior que desea que no haya internas sino “un candidato de consenso”, ya que la máxima se reconvierte en “divididos no reinarán”. Hoy están temerosos de un radicalismo acordando con el macrismo y el massismo.
GANAR LAS PASO
La segunda hipótesis que se maneja desde la gobernación, es la más más factible: que no haya dedo y Scioli esté obligado a ganar una PASO del Frente para la Victoria en la que, claro está, votarán ultraoficialistas. “Hasta esa elección, tenemos que hacer kirchnerismo explícito”, cuentan las primeras espadas del ex motonauta. En este marco, la primera parte del eslogan electoral naranja, que se completaría en los comicios generales, tratando de cautivar al electorado no K sería : “La continuidad con cambios”.
No obstante, en el seno del PJ se maniobra en otra dirección. Para blindar distritos o neutralizar el riesgo de que queden heridos en el camino de internas que puedan ser de alto voltaje, se abriga la esperanza de construir una lista de consenso. Con ello se apuntaría a eludir la competencia en las primarias de agosto, en la mayoría de las categorías.
En fuentes confiables se admitió que esta hipótesis fue eje de diálogos informales -algunos entre gobernadores e intendentes en la reciente cumbre partidaria realizada en Tandil. Además, contrasta con la premisa naturalizada hasta hace unos meses, de promover a varios aspirantes para potenciar y legitimar al ganador. La idea se echó a rodar y se trabaja a fuego lento, pero se topa con un límite concreto: la conducción del espacio está en manos de Cristina Kirchner y, más allá de gestos y mensajes, nunca nadie se arriesga a desafiarla. En la Casa Rosada, dan por descontado que la Presidenta, en una jugada de manual para concentrar poder hasta el último minuto, no adelantará las cartas de la estrategia electoral.
EN LAS COMUNAS
Entre las hipótesis que se barajan, de hecho, todavía están vigentes en el núcleo duro algunos que apuestan a que Cristina impulse un delfín “puro” para dar pelea en la sucesión contra Daniel Scioli, pero cada vez son los menos. En cuanto a los intendentes, lo que les preocupa es que las divisiones y las listas colectoras desordenen sus comarcas. Y para peor, les quiten influencia en los concejos deliberantes, vitales para gobernar sin sobresaltos.
En general, al peronismo siempre le cae de medida el verticalismo. es decir un candidato a presidente y otro a gobernador, lo antes posible. Después de todo sólo disputaron una interna presidencial en sus casi setenta años de vida del movimiento. Fue en 1988, con el recordado duelo entre Carlos Menem y el recientemente desaparecido Antonio Cafiero.
Hoy la concepción mayoritaria entre los barones del conurbano, es que Scioli se mantiene firme en el podio. Y por la tiranía de los números, sostienen que habría que coronarlo y exhibir un respaldo contundente durante el verano, “para calentar la cancha. Hay que poner todas las fichas en un pleno y mostrar perspectiva de victoria”, explicó uno de los principales operadores. Coinciden además en que Florencio Randazzo se estancó y que habría que jugarlo como candidato a gobernador, para hacer la ecuación perfecta como carta de triunfo.
A menos de tres meses para que el almanaque marque el inicio del 2015, el debate y las tensiones se dibujan en el aire. La próxima gran convocatoria del PJ, con gobernadores y referentes será bien lejos de Balcarce 50, con un show en el que buscarán mostrar una tropa unida y planteando una mirada de futuro. Irán más de 100 consejeros con el objetivo de mostrar la fotografía de un partido movilizado. El escenario elegido es La Rioja, a principios de noviembre, con Luis Beder Herrera como anfitrión.

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