jueves, 30 de octubre de 2014

Uruguay y Brasil a las urnas, con la Argentina bien atenta


Por Jorge Joury

Uruguay y Brasil este domingo van a las urnas. Lo que pase en ambas naciones, también tendrá enorme gravitación para el futuro económico de la Argentina. Se trata de dos socios y vecinos estratégicos. Casi espejos también de costumbres y problemas comunes. Con historias casi calcadas, tanto de afectos, como de angustias. En ambos escenarios electorales, los números son apretados. En Uruguay hay mejores perspectivas para que la estela de prestigio que deja José Pepe Mugica, redunde en  favor del candidato oficialista, Tabaré Vázquez. En tanto en Brasil, Dilma Rossef ha logrado revertir la situación y enderezar el barco, Hoy las encuestas le dan un marco más favorable para obtener la reelección y es probable que así sea. De lo que ocurra en tierra carioca, el gobierno argentino ruega al cielo por una victoria de la actual mandataria. Sería la continuidad de un proceso de buenas relaciones y ayudaría a Cristina y a su candidato en esta última etapa de su gobierno. Más aún,  teniendo en cuenta que se trata de un socio comercial estratégico que le pone le pone un cascabel de ilusiones a ambas economías. En cambio, el otro candidato en disputa, Aécio Neves, podría provocar un giro de 180 grados en la relación con la Argentina, volviendo al sistema neoliberal, lo que hoy sería letal para nuestro país, en medio de la pelea con los fondos buitre.   Vamos entonces a los dos escenarios, con sus números y la perspectiva que se vive en la previa.
CON LA MAGIA DEL PEPE
Este domingo los uruguayos elegirán nuevo presidente en un marco muy especial. Tal vez con la nostalgia de que  están despidiendo del poder a un buen hombre. Una persona que se muestra como común, pero con la solidéz , austeridad y transparencia propia de los grandes. Un luchador de la política, que conoció el rigor de la cárcel durante 13 años. Llegó a vivír en un pozo durante la dictadura militar. Todos tienen buenas razones para coincidir en que el actual mandatario, José Pepe Mugica, próximo a cumplir 80 años, ha puesto al país al tope del mundo. Con el título de una nación previsible, con una economía equilibrada y pocos flancos débiles en materia de justicia social. Pueden amarlo o dejarlo. Votar a favor o en contra de su partido, pero los orientales convergerán sin duda en una incustionable conclusión: Múgica jerarquizó la marca país. Pocos son los líderes que pueden arrogarse esa condición en este mundo tan globalizado.
Los elogios internacionales para “El Pepe” estaban cantados. Venían de antes, pero tomaron impulso cuando la revista británica The Economist sorprendió a fines de 2013 con la designación como “país del año” a Uruguay. Sus políticas sociales, según la publicación, contribuían “al crecimiento de la felicidad”. En ese momento, la personalidad de Mujica ya era objeto de elogiosos análisis. Los principales medios tomaron nota del fenómeno sudamericano y se arrimaron hasta esas orillas para retratar al país y a su presidente de aura legendaria. Y ahora,  frente a  la hora de la verdad, mientras se decide quién será su sucesor, entre el ex presidente Tabaré Vázquez, por el oficialismo, y Luis Lacalle Pou, por el Partido Nacional, está claro que uno de sus mayores legados será un Uruguay con buena fama de un lado al otro del planeta.
ENTRE LOS MAS GRANDES
Nadie duda que Mugica pasará a engrosar la lista de los grandes presidentes a nivel mundial. Los primeros en destacar este logro exterior, desde luego, son sus más fervientes seguidores. Ellos le agradecen esa extraordinaria figuración que potencia al país . Es más, creen que refleja su manera de ser y de gobernar bajo las formas más austeras, como desplazarse con su esposa en su auto viejo y donar su chacra al Estado, por poner algunos ejemplos. Mugica no solo ha sido un buen administrador. Hizo descender los niveles de pobreza. Además, entre sus princxipales logros está el haber activado la economìa y el mercado laboral . Pero no se le puede negar haber sido también un excelente embajador ante la exigente vidriera del mundo. Será por ello que seis de cada diez uruguayos cree que el próximo presidente uruguayo será Tabaré Vázquez, “mi pollo”, como el llama al candidato oficialista. Hace pocos días Daniel Scioli lo visitó en Montevideo y le deseó suerte, con la idea de costruír un futuro en común, como es reflotar el proyecto de construír el Puente Buenos Aires- Colonia.
Los datos más frescos de las últimas proyecciones, surgen de una encuesta de la empresa Equipos encargada por el Frente Amplio. El informe preguntó sobre preferencias electorales, valoración del gobierno y perspectivas de la próxima administración. La muestra está en manos de dirigentes oficialistas, que lo analizan con optimismo.
Una de las consultas fue: “Más allá de lo que usted prefiera, ¿quién cree que realmente será elegido como presidente en las elecciones?”. Según el resultado, 61% dijo Tabaré Vázquez, 23% el candidato del Partido Nacional Luis Lacalle Pou, 2% el colorado Pedro Bordaberry, y el restante 13% dijo que no sabía.
Esa percepción de victoria de Vázquez por encima de las preferencias de los electores creció diez puntos en un mes. En setiembre, según el mismo estudio de Equipos, 51% creía que el candidato de la izquierda volvería a la Presidencia, contra 28% que visualizaba a Lacalle Pou como próximo mandatario. El convencimiento mayor de los uruguayos sobre una posible victoria del líder del FA se registró en diciembre de 2013, cuando 69% decía que ganaba las elecciones.
En cuanto a la intención de voto, la medición avanza sobre los datos difundidos por el director de Equipos Ignacio Zuasnábar en Subrayado de canal 10 la semana pasada. Además de reflejar que 41% votará al Frente amplio, 28% al Partido Nacional y 15% al Partido Colorado, se indica que Vázquez se perfila como ganador de un posible balotaje. El resultado de octubre en ese sentido se mantiene sin cambios al de setiembre, es decir, que 46% votaría por el candidato del oficialismo y 41% por el postulante nacionalista.
En un escenario de ballotage, la medición arroja que 59% de los que voten en octubre al Partido Colorado comprometen su voto a Lacalle Pou, mientras que 14% lo haría por Vázquez y 20% no respondió.
En cambio los indecisos se inclinarían más por Lacalle Pou.
La encuesta de Equipos dice que 36% de los que hoy se definen como indecisos votarían al blanco en segunda vuelta y 23% a Vázquez.
Por otra parte, 53% de los encuestados asegura que es “mejor” que el próximo gobierno tenga mayoría propia, para de esa forma poder aplicar las políticas que se propone llevar adelante.
DILMA CUENTA LOS POROTOS
Este domingo también se juega en las urnas el futuro de otro vecino estratégico. Brasil irá a un balotaje que aparece como muy ajustado y con final abierto. Sin embargo, Dilma Rousseff ha consolidado en los ultimos días su ventaja sobre el adversario Aécio Neves, a quien se daba como seguro ganador. La última de las encuestas, muestra a la presidenta con el 47% de la intención de voto, sobre 43% de su adversario socialdemócrata. Según los observadores, hubo un factor clave, que tiene que ver con el bolsillo de la gente, que mejoró en los últimos tiempos y  contribuyó a cambiar la tendencia que parecía imponer al ex gobernador de Minas Gerais. La empresa Datafolha detectó que para el 44% del electorado, la economía va a mejorar. Esto es sustancial, ya que un mes atrás apenas 32% se mostraba con ese optimismo.
Apenas 15% juzgó que puede empeorar. Pero hubo otros hechos significativos que contribuyeron a derrumbar la imagen del postulante del Partido Socialdemócrata de Brasil (PSDB). El senador, y ex gobernante mineiro, ejerció un nivel de agresividad que la sociedad brasileña rechaza. De acuerdo con la prestigiosa consultora, 71% de los encuestados expresó su repudio a la beligerancia demostrada en los dos primeros debates en esta segunda vuelta. Una mayoría interpretó que Neves fue más agresivo.
Alguna vez desde esta columna señalamos que los pueblos están tomando distancia de la intemperancia y discursos violentos. Esperan de sus gobernantes diálogo, propuestas y consensos. Afortunadamente, la mayoría de los politólogos se inclinan en pensar que los candidatos del futuro deberán tomar por ese camino, si pretenden alzarse con la mayoría del voto popular.
El candidato tuvo un comportamiento ácido. Llegó a enfilar su dedo índice frente a Rousseff al tiempo que la trató de “liviana” y “mentirosa”, además de enrostrarle que no le hacía honor a su cargo. Ya había cometido idéntico dislate durante las confrontaciones entre presidenciables de la primera vuelta. En una ocasión la ex candidata Luciana Genro, del Partido Socialismo y Libertad (PSOL) le llegó a retrucar: “No me amenace”.
Las mujeres registraron la postal y le perdonaron la violencia implícita en esta forma de proceder. Hay que decir que a Neves estos gestos le costaron la pérdida de cuatro puntos en el electorado femenino. Otro tema gravitante tiene que ver con la crisis del agua en San Pablo. Esta cuestión le resta credibilidad al opositor.  Su pertenencia al mismo espacio que el gobernador paulista Geraldo Alckmin, quién durante meses negó que hubiera problemas de abastecimiento hídrico, también le juega en contra. Para que se tenga una idea, a pocas horas de que se inicie la votación, los diarios destacan que no sale una sola gota de las canillas de buena parte de las viviendas paulistanas. El gobernador emitió una propaganda para pedirle a la ciudadanía que no laven sus autos o las veredas de sus casas.Rodeada de manantiales, era impensable una crisis hídrica en la gran San Pablo. Sin embargo, en la actualidad los 68 municipios que la nuclean están acechados por la sequía y la escasez del líquido. La semana pasada el reservorio bajó a niveles críticos y está en menos de 4% de su capacidad. El PT ya comenzó a repartir volantes donde responsabilizan directamente a Alckmin por la crisis. Frente a este escenario, en esta capital, que era su punto más fuerte, Aécio pierde terreno y Dilma avanza. El broche de oro para el buen desempeño del PT fue el anuncio de una baja récord del desempleo. En lo que la prensa local analiza como una efectiva jugada electoral, el Gobierno dio a conocer en las últimas horas que el nivel de desocupación cayó a 4,9% en septiembre, un número histórico tras tantos meses de parate económico.
Algunos economistas sostienen que una derrota de la actual mandataria sería un retorno al pasado neoliberal. Se interpreta que un triunfo de Neves relanzaría el dinamismo de las relaciones con Estados Unidos y la Unión Europea, despreciando al Mercosur, la Unasur y la Celac. Es decir, la vuelta a los clásicos vínculos de dependencia colonial o neocolonial del pasado. De todas maneras, los analistas coinciden en que más allá de quién resulte ganador en segunda vuelta -Dilma Rousseff o Aécio Neves-, el próximo presidente deberá emprender un cambio en materia de política económica.
Dilma llega a esta instancia habiendo dado muestras de entereza. Después se soportar una andanada de críticas por las obras realizadas durante el Mundial de Fútbol y en lo deportivo, la catástrofe del equipo nacional, la presidenta resucitó de las cenizas y recuperó la credibilidad. Ahora espera que en el cuarto oscuro, funcione la memoria ciudadana sobre la historia que construyó y de la que hay pruebas palpables, que le abren puertas a la continuidad.

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