martes, 7 de octubre de 2014

Suicidio del PRO para dar la batalla por la Provincia


Por Jorge Joury

La palabra justa sería impericia electoral. Lo cierto es, que cuando a Macri lo favorecen las encuestas, se le vino la noche con la peor de las noticias: el sello PRO en la Provincia de Buenos Aires está próximo a ser declarado definitivamente caduco. Y para colmo de males, legalmente no hay vuelta atrás. Tal vez por tratarse de una fuerza nueva, las primeras espadas del jefe de Gobierno porteño, se dejaron estar y no cumplieron con la letra de la ley electoral de la Provincia, que pena con la disolución de la personería política a aquellos partidos que no se presenten en dos elecciones consecutivas.
Se trata de una suerte de suicidio electoral por inexperiencia, en un territorio que será crucial para definir una elección presidencial, que por ahora muestra un escenario de balotaje. La novedad despertó entusiasmo en la tropa sciolista, ya que el gobernador considera a Macri, el principal rival a vencer.
En el territorio bonaerense, con un conurbano siempre esquivo a la derecha, el líder del PRO todavía no encuentra el candidato justo. María Eugenia Vidal, su vicejefa de Gobierno, es la que más camina por los barrios, pero no mueve el amperímetro. Pese a que busca posicionarse apareciendo constantemente en los medios, tiene un alto nivel de desconocimiento en la gente. Por ejemplo hace unos días se paseó en bote por el pestilente arroyo El Gato, en la periferia de La Plata, buscando una foto distinta frente a una villa, pero ni así, tuvo la repercusión esperada. Tampoco despierta adhesiones, el primo Jorge Macri, intendente de Vicente López

OTRAS PIEDRAS

Macri, además tiene por delante otras piedras en el camino. Entre sus desvelos, aparecen un panorama fiscal complicado en su gobierno y una creciente necesidad de acceder a los dólares que le demandan los pagos de sus obligaciones externas. Otro de los puntos más preocupantes de su gestión, es que está en un proceso de restricción presupuestaria con una fuerte caída del salario real de los empleados estatales y una doble poda en las inversiones y gastos de capital.
La deuda del Gobierno porteño registró en los últimos 12 meses una significativa suba del 72%, al pasar de $9.113 millones a $15.710 millones. La mayor parte, corresponde a títulos públicos (87,2%), mientras que la contraída con organismos internacionales representa el 12%. Más del 91% del stock de la deuda está en dólares, el 7% en euros y menos del 2% en pesos.
Para tratar de equilibrar sus números, el gobierno porteño presentó el proyecto de Presupuesto 2015, elaborado en base al supuesto de una inflación del 28% y un tipo de cambio de $12.50 por dólar. En base a esos datos y para bronca de los vecinos, surgió que se esperan importantes incrementos en ABL (Alumbrado, Barrido y Limpieza) que llegará con alzas de hasta el 30% y las cuotas de las patentes de los autos que treparán, en algunos casos, hasta el 50%.

MUY COMPLICADO

En lo atinente a la situación electoral bonaerense, el PRO tiene un pasado que lo condena. En el 2011, año de la reelección de Cristina, el ex presidente de Boca se bajó a último momento de la carrera presidencial y su sello no presentó oferta propia a la gobernación. En aquella ocasión terminaron poniendo sus fichas con el Frente Popular que impulsó la pobre postulación de Eduardo Duhalde a la Casa Rosada.
La otra cuestión, data del año pasado. En esa oportunidad, en las elecciones legislativas de medio término, el PRO hizo un acuerdo político en la Provincia con el Frente Renovador de Sergio Massa. Esa alianza incluyó la presencia de varios dirigentes macristas en la lista de candidatos a diputados nacionales que encabezó el tigrense. No obstante, hay que aclarar que en los hechos, no significó una alianza entre partidos. Sólo fue un pacto coyuntural de nombres, donde Massa obtuvo un gran triunfo.

QUE DICE LA LEY

Los especialistas sostienen que la ley electoral de la Provincia pena con la disolución de la personería política a los partidos que no se presenten en dos elecciones consecutivas. Así, el PRO terminó cayendo en una de las causas de “caducidad” y posterior “extinción” de un sello partidario que fija la ley. La otra, muy común, es no llegar a sacar el 2 por ciento de los votos en dos comicios consecutivos. O no respetar lineamientos internos vinculados a la elección de autoridades y demás. Por esta situación, el fallecido juez federal de La Plata con competencia electoral en la Provincia, Manuel Blanco, pidió la caducidad de la fuerza.
Según trascendió, el primer fallo adverso fue apelado por los apoderados del partido y ahora la definición está en manos de la Cámara Nacional Electoral. Fuentes dignas de crédito especularon en que la resolución debería llegar antes de fin de año, pero creen que inexorablemente será la muerte del sello del PRO en la Provincia. Esto ha desatado una suerte de guerra interna en el macrismo, donde abundan las visiones críticas y están los que piden que rueden cabezas por semejante dislate.
Si bien se admite que desde el punto de vista legal se hizo todo mal, hay quienes ponen como ejemplo que tanto en el peronismo, como en el radicalísmo, esto no hubiera sucedido. Se reconoce que como partidos históricos, sus asesores conocen pormenorizamente la legislación y además son expertos en triquiñuelas electorales. A la luz de los acontecimientos, el panorama futuro es muy complicado para el PRO, sobre todo para las postulaciones nacionales que se diriman en la Provincia.

FUTURO REVES

Ya es tarde para culpas, pero en el estado mayor macrista hay quienes sostienen que si el PRO hubiera explorado algún tipo de alianza concreta el año pasado con Massa, eventualmente sumando su sello amarillo al Frente Renovador, se hubiera evitado el problema actual y no habrían quedado fuera de la ley.
Sobre la certeza de que la Cámara Electoral decretará en poco tiempo la muerte del PRO a nivel bonaerense, los macristas se han lanzado a edificar un “Plan B” que les asegure presencia provincial el año que viene cuando Mauricio, esta vez sí, peleará la Presidencia. Como debe transcurrir cierto tiempo para pedir otra vez la personería política para un partido ya caducado, el objetivo de los operadores de Macri es armar otro sello o salir a la caza de uno que ya exista y que “preste” su estructura legal. No es un trámite fácil armar un partido de cero. Trascendió que gente vinculada al ministro de Gobierno porteño, Emilio Monzó, trabaja sobre el entramado de una fuerza cuyo nombre tentativo sería “Proyecto Federal”. También trascendió que uno de los apoderados del PRO bonaerense, Pablo Clusellas, que además es secretario legal y técnico del gobierno de la Ciudad, ha puesto manos en el asunto. Se ha sumado además, la diputada nacional aliada del macrismo, Patricia Bullrich, quien desde hace rato empezó a explorar caminos para lograr obtener una franquicia bonaerense de su propia agrupación nacional, Unión por Todos, para eventualmente ponerla al servicio del proyecto de Macri.

LAS ENCUESTAS

Mientras los tiempos apremian y en junio deben estar constituidas las alianza, seguramente el macrismo irá en un frente, que en agosto próximo debe someterse al test obligatoria de las Primarias Abiertas. El paso previo indispensable es tener el partido propio en orden. Esto ocurre, justo cuando Mauricio Macri suma adhesiones electorales de cara a los comicios del año que viene. La consultora de Raúl Aragón, registró el mes pasado el avance del macrismo (sumando un 20,3% de intención de votos). Además, el sondeo muestra pocas diferencias entre el kirchnerismo (22,09%) y el massismo (21,50) y el macrismo (20,23). De acuerdo al relevamiento, los consultados aseguran entre otras cosas, que Daniel Scioli “mejora significativamente” si dejara el Frente para la Victoria, algo poco probable teniendo en cuenta la personalidad del candidato.
Frente a este marco, donde hoy se observa un triple empate, la batalla por la provincia de Buenos Aires, que tiene el 40% del padrón, es más que determinante para ganar una elección. En este caso, Macri se encontrará con la dificultad de no contar con su sello amarillo, si hay que desequilibrar como marcan las encuestadoras, en un eventual escenario de segunda vuelta. Lo que se dice, un descuido garrafal por falta de gimnasia electoral, que le podría costar muy caro al PRO.

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