miércoles, 26 de marzo de 2014

Conos de sombra detrás del paro de los docentes


Por Jorge Joury | Muchos se preguntan hoy por qué el paro docente ha alcanzado una dureza que no registra antecedentes en los anales de la protesta del sector. Hay que decir que jamás se había comenzado por una huelga por tiempo indeterminado que se prolongara a lo largo de tres semanas y dejara a casi 4 millones de chicos sin clases. ¿Cuál es la razón entonces o la trama secreta de la medida?. La respuesta varía según el prisma con el que se la mire. Pero algo es seguro: no hay una única causa.


Las cosas han llegado a este punto álgido, por una acumulación de broncas. La cuestión salarial es la madre de todas las batallas. Los docentes “promedio” han quedado rezagados, con un haber básico muy bajo y una composición que incluye sumas en negro, lo que debilita su perspectiva jubilatoria, el cobro de adicionales -por ejemplo, por antigüedad- y hasta la liquidación del aguinaldo.

Pero tampoco no hay que perder de vista las condiciones laborales. De las múltiples entrevistas que he realizado en mi programa radial (Te lo digo en serio, que va de 8 a 10 por la Fm local 97.7) los dirigentes del SUTEBA, tanto a nivel local como provincial, han coincidido en hacer hincapié en que se ha acentuado el deterioro edilicio de las escuelas públicas. El acceso al material básico para el desempeño de la tarea docente también se ha hecho más difícil y el clima laboral en los establecimientos se ha degradado con la irrupción de la violencia y el deterioro de las condiciones sociales en muchas áreas urbanas y suburbanas. Florencio Varela es uno de los ejemplos, ya que hubo múltiples hechos de vandalísmo que provocaron graves daños en varias escuelas.

Todo esto forma parte de la pirámide del reclamo que ha hecho desbordar el vaso, esta vez, con marcada virulencia. Pero también hay ingredientes vinculados a la situación interna del propio frente gremial. Y aquí hay que señalar que el SUTEBA liderado por Roberto Baradel enfrenta una oposición interna -encarnada por la llamada lista Multicolor- que el año pasado tuvo un importante crecimiento en el mapa de las seccionales gremiales. Se trata ni más ni menos que de un sector del núcleo duro de la izquierda combativa que, si bien resulta todavía minoritario, pasó de controlar cuatro de las 135 distritales a imponerse en nueve. Y entre ellas, algunas son seccionales estratégicas: las de La Plata y La Matanza, sin ir más lejos, además de las que Quilmes y Berazategui, entre otras.
Este sector es el que implicitamente empuja a Baradel a pintarse la cara frente al gobierno de Scioli, ya que plantea una radicalización de la protesta y pone a la conducción central del sindicato ante el desafío de satisfacer una exigencia cada vez mayor de las bases.

A todo esto, en la FEB, que lidera Mirta Petroccini, también se ha producido una mutación de su composición interna. Se trata de un gremio que fue históricamente con predominio radical. Pero esa característica se ha desdibujado en la última década y lo ha llevado a asumir una posición más combativa, sobre todo desde que se conformó en la Provincia el denominado Frente Gremial Docente, que llevó a una alianza que se ha consolidado con el tiempo, entre la FEB y el SUTEBA. Aquel gremio que durante casi veinte años condujo la histórica dirigente María Huarte de Ferrabosco -una ex directora de escuela de Zárate que encarnaba el perfil de la docencia tradicional- ha registrado también un recambio en su universo de afiliados que se traduce en posiciones más duras impulsadas desde las asambleas de base.

En este marco se han sumado al concierto de reclamos otros sindicatos que buscan, por ahora desde posiciones minoritarias, una mayor inserción y protagonismo a partir de una propuesta más intransigente. Con sólo observar la masividad de la marcha realizada en La Plata -con afiliados gremiales de distintos puntos del Conurbano- se visualizó la magnitud y la dureza de las consignas y el apoyo que recoge en las bases la postura del paro por tiempo indeterminado. Lo mismo refleja el altísimo índice de adhesión que registra la medida de fuerza en las escuelas públicas, que directamente permanecen cerradas.

De allí que Baradel haya tenido que endurecer su oratoria : “si descuentan el sueldo a los maestros, iremos a buscar a los funcionarios donde estén”. Y además hay que poner el foco en el ladrillazo que le arrojaron a la ministra de Economía, Silvina Batakis, el día en que fracasó la mediación del Defensor del Pueblo de la Provincia, el doctor Carlos Bonicatto. Algo que no tiene antecedentes en un paro docente y que despertó el repudio generalizado de todos los sectores. De allí que Scioli saliera a hablar con un perfil que no se le conocía, con absoluta dureza y rostyro circunspecto, dando a entender que la protesta tenía un tufillo político. El gobernador tiene buen olfato en estas cuestiones, ya que ha superado varias batallas con lo más alto del poder. Pero sabe que si esta vez tropieza, puede ser el fin de su carrera política hacia el 2015.

Mientras tanto, lo que se preguntan ahora todos los sectores en pugna es cómo se sale de un conflicto que ha escalado hasta la cresta de la ola. La lógica del reclamo gremial ha sido siempre la de medidas progresivas. Se empezaba por un paro de 24 ó 48 horas para pasar después a uno más prolongado y llegar, en un escenario extremo, a una huelga indefinida. Aquí se ha empezado por el último escalón. ¿Cómo se baja? Porque también parece claro que la Provincia no está en condiciones, por sí misma, de mejorar la oferta que ha hecho hasta ahora, ya que no se dispone de fondos.

A todo esto, la intervención de la justicia es un paso clave. ¿Pero qué sustentabilidad tendría una solución forzada por un amparo judicial si no se llega, en definitiva, a un acuerdo que satisfaga en alguna medida el reclamo sectorial? Por supuesto, no es el único interrogante que rodea a este complejo e inédito conflicto. ¿Qué pasaría si se encontrara una fórmula para darles a los docentes el aumento del 35 por ciento que reclaman para toda la escala salarial? ¿Cómo se lograría sostener el acuerdo con el resto de los gremios estatales? ¿Qué pauta se fijaría para las complicadas negociaciones paritarias del sector privado?



La extensión del conflicto plantea, por otra parte, un clima de mucha incertidumbre social. Es sabido que los afectados directamente son casi cuatro millones de chicos en toda la Provincia. Sus familias tienen completamente alterada la rutina cotidiana y deben hacer malabares. Los chicos no tienen clases, pero tampoco están de vacaciones. Otro de los dilemas es cómo se recuperarán los días perdidos. La extensión del conflicto enciende muchas luces rojas en el escenario. En la medida en que pase el tiempo, las fracturas entre las partes, son cada vez más grandes como para encontrar un punto de convergencia que deje conforme a todos.

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