viernes, 14 de marzo de 2014

Si permitimos más piquetes, nos van a tirar a todos desde el Puente Avellaneda



Por Jorge Joury

Siempre me manifesté en contra los piquetes en las calles con la quema de neumáticos y todo lo que sea mostrar la peor cara de la violencia. También condeno de plano la apropiación de tierras y otras metodologías cavernícolas que se han instalado en estas épocas para cercenar las libertades y derechos de los demás. Son absolutamente repudiables de dónde se las mire. Me parecen figuras que atentan contra el orden jurídico, la convivencia y ponen pata para arribas la matriz jurídica de nuestra sociedad.

No puede haber orden en una sociedad, sino entendemos que donde terminan nuestros derechos empiezan los de los demás. Y en algunos casos hay que hacer un mea culpa. Somos muchas veces los comunicadores, sobre todo los que se autocalifican de "progres", los que victimizamos a los responsables de estas acciones, que en su mayoría vienen enmascaradas de tínte político y otras cuestiones que sirven como elementos de presión, en busca de beneficios de diverso tenor, pero no siempre para las mayorías.

Uno de los ejemplos más claros de lo que representan el corte salvaje de calles y rutas, lo encontramos en el pasado más fresquito. Tiene que ver con la reacción de la patota del Sindicato Portuario, que arrojó desde el Puente Avellaneda a un joven discapacitado que intentó cruzar en moto, desesperado, porque su esposa embarazada tenía pérdidas.El piquete que habían montado sobre el puente, mostró su rostro más despiadado. De casualidad no lo mataron. Después de molerlo a golpes e intertar robarle su pierna ortopédica lo mandaron contra el asfalto, en una altura de dos metros.Se trata de un humilde herrero de Lanús, un laburante como nosotros. Pero no vi en los diarios condena alguna de los organismos de derechos humanos. Aunque más no sea, unllamado telefónico para preguntar si necesitaba una ayuda . ¿O acaso este hombre es un marciano?.

Este hecho tan repudiable, reabrió el debate sobre la posibilidad de establecer una normativa que impida el uso abusivo de los bloqueos y cortes de rutas como metodología de protesta. Ya lo había propuesto la presidenta de la Nación, Cristina Fernández, ante la Asamblea Legislativa, en la apertura de las sesiones ordinarias del Congreso. Desde el kirchnerismo, frente a la ofensiva de los sectores del núcleo duro de la izquierda, insistieron en que no se busca “criminalizar la protesta” y propusieron un trabajo “conjunto entre gremialistas, políticos, policías y fiscales” para tener un código de normas de convivencia.

Por estas horas hay, fuerte consenso en la mayoria de las fuerzas politicas. Por ejemplo, la UCR, el Frente Renovador y el PRO se mostraron partidarios de legislar algún tipo de normativa, mientras que el socialismo tomó distancia de sus aliados radicales y consideró “riesgoso” limitar las manifestaciones.El diputado oficialista y abogado laboralista, Héctor Recalde, señaló que “el gobierno nacional no pretende criminalizar la protesta, sino que busca el equilibrio para que no haya un daño mayor”, al tiempo que marcó que “hay abusos” en cortes de calles y avenidas por parte de pequeños grupos que afectan los derechos de los demás habitantes.

Roberto Coria, secretario general del Sindicato de Guincheros, un gremio afín al de los portuarios, sostuvo cuando lo entrevisté en mi programa radial ("Te lo digo en serio", que va de 8 a 10 por la Fm 97.7) que "lo que hicieron los compañeros con este trabajador que llevaba a su mujer en moto, es absolutamente deleznable. Nosotros cuando protestamos siempre dejamos libre un corredor para que puedan pasar los automovilistas. Tenemos que entender que la racionalidad debe estar delante del reclamo, sobre todo porque han pasado más de 30 años de democracia. Sino aprendimos a convivir, ¿Qué futuro nos espera?, se preguntó el dirigente. Coria además admitió que "en algunas protestas corren la droga y el alcohol, y esto se potencia en estados de crispación incontenibles. Es responsabilidad de los dirigentes cuidar que esto no pase y apartar a los violentos. Pero también a veces se potencia la crispación con la participación de barrabravas que se ofrecen para todo servicio y a los que se les abren las puertas de los sindicatos, de manera irresponsable. Lo vimos en el crimen del militante del Partido Obrero, Mariano Ferreyra. La protesta es un derecho, pero siempre y cuando no se invada el derecho de los demás", dijo Coria.

La secretaria parlamentaria del bloque de diputados del Frente para la Victoria, Teresa García, siguió la misma línea: “Todos tienen derecho a la protesta y este gobierno desde el 2003 no reprimió y no lo va a hacer”, sostuvo. Y consideró necesario “un código de convivencia, porque no puede ser que miles de trabajadores pierdan su premio a la asistencia” por estos cortes que a veces “son realizados sólo por diez personas”. “Nosotros desde el oficialismo vamos a trabajar en aproximar alguna norma”, insistió García.

Lo que señala la legisladora es atinente, pero tiene que ir en línea con la colaboración de gremialistas, policías y fiscales fundamentalmente, ya que la Justicia debe actuar en forma inmediata. También hay que señalar que el ahora massista y diputado del Frente Renovador Darío Giustozzi se plegó a la propuesta. “Necesitamos reglas de convivencia claras en donde los derechos de uno no avasallen los de otros”, dijo y planteó que se debe alcanzar un status en el que “el derecho de peticionar no impida el ejercicio de otro a transitar con libertad. Necesitamos un empate entre ambos derechos”. “El método de protesta del tipo piquete se volvió violento y ha ido perdiendo legitimidad. Una cosa era Cultral-Có en 1994 y otra cosa es que hoy cualquiera haga cualquier cosa”, opinó.

El jefe de diputados del PRO, Federico Pinedo añadió que “salvo casos de masividad excepcional, hay que buscar mecanismos de convivencia entre los dos derechos. Tenemos claro que el mecanismo no es pedir permiso, si tienen derecho a manifestarse no deben pedirlo, pero eso no quita informar antes y adecuarlo”, añadió.

Sobre este tema, los aliados radicales y socialistas no alcanzaron una postura común. “La legislación puede hacerse, pero el tema es complejo y, por lo tanto, no puede abordarse sólo desde la ley”, dijo el jefe del bloque de diputados de la UCR, Mario Negri. El diputado del PS Ricardo Cuccovillo, en cambio, manifestó su desacuerdo con “limitar expresiones de protesta de sectores sociales”. “Se verá en su momento; es muy riesgoso coartar, con la prédica de ‘mejorar las condiciones de la sociedad’, porque eso remite a épocas trágicas pasadas”, sentenció el socialista.

Hasta aquí lo que opina el arco dirigencial, pero bueno sería preguntarle a la gente en qué lugar se coloca.Me animo a decir que el partido terminaría por goleada en contra de los piquetes. Seguramente más del 90%, que llega tarde a su trabajo. Los que pierden el presentismo. Los estudiantes que reciben faltas en la facultad y en los colegios. Los que se exasperan, como el común de los ciudadanos en medio de esas esperas interminables, todos coincidiríamos en materializar una Argentina mejor, en el marco del más absoluto respeto. Y sin la pesada carga de la ilegalidad de esos piquetes violentos. Con libre circulacion, como dice en su médula la Consticución Nacional. A semejanza de las naciones más desarrolladas del mundo, donde permiten expresar el reclamo en una franja territorial, pero cuando se invade la de libre circulación, ¡Marche preso!. Sería genial que lo entiendan jueces y fiscales. En definitiva, ellos son los que deberían marcar la cancha para que no haya más humo negro en el cielo. Es necesario que dejen de mirar para otro lado y busquen detenciones, cuando trabajadores son arrojados desde el Puente Avellaneda, por el solo hecho de ejercer el derecho de llevar a su mujer al hospital.

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