miércoles, 26 de marzo de 2014

En 36 horas, la muerte le marcó tarjeta roja a Scioli


Por Jorge Joury | Rápido de reflejos, Daniel Scioli salió a abrir un paraguas contra la inseguridad. Sabe que luego de las fatídicas 36 horas en las que seis personas fueron asesinadas en distintos asaltos en el Conurbano, la chicharra de la oposición, principalmente la que manipula mediáticamente Sergio Massa, le sonará con fuerza. Y otro tanto harán los intendentes, que son los primeros en recibir las demandas de la sociedad. Por eso el gobernador se anticipó y admitió que se vivieron “horas muy difíciles, dramáticas, con muchas desgracias. Mucha sangre derramada y mucha violencia”. En lo que va del año, ya son 59 las personas asesinadas. Es decir, un crimen cada 30 horas. Un número que mete miedo y que ha vuelto a instalar a la inseguridad en lo más exponencial en las demandas de la gente.

Desde Mar del Plata, donde encabezó el acto de asignación de 210 nuevos oficiales de la policía al distrito en la Escuela Descentralizada Juan Vucetich, Scioli se comprometió a “seguir avanzando en redoblar los esfuerzos” y a “invertir en lo que haya que invertir”. “Desde hace rato que vengo planteando la necesidad de implementar un control de armas”, sostuvo el Gobernador, convencido de que “si no hay armas, no hay muertos. Sacando las armas y sacando las drogas, reducimos el problema”.

Horas antes de estas declaraciones, el ex motonauta había recibido un llamado inquietante de uno de los caciques con más peso territorial en el conurbano. “Nos están cagando a tiros, Daniel. Algo hay que hacer y rápido. Hay muchas armas y drogas en las calles”.

Es que la crónica policial en las últimas horas escribió su página más sangrienta y despiadada. Entre el miércoles y el viernes, la delincuencia se cobró seis vidas en el Conurbano: un kinesiólogo en Lanús; un camarógrafo en Moreno; un colectivero en La Matanza; un remisero en Lomas del Mirador y dos motociclistas en Ezeiza y Quilmes. El crimen del colectivero (en rigor, un aprendiz de chofer que se había incorporado a la Línea 56 cuatro días antes) derivó el viernes pasado en un paro que decretó la UTA hasta la medianoche de ese mismo día.Ahora, tras una reunión con el gremio, se analiza la colocación de 4.000 cámaras en los micros. Pero lamentablemente siempre se va detrás del delito, “cuando al muerto lo tenemos sobre la mesa”, comentó un avezado investigador en off.

Para los diarios estos sucesos son títulos principales de tapa, decorados con crónicas que derraman sangre por donde se las mire. Para los estadistas, cifras. Para la Justicia, el número frío de una Instrucción Penal Preparatoria.

Pero para la gente es vivir con miedo. En lo que va del año ya, hubo al menos 59 personas asesinadas en hechos de inseguridad ocurridos en territorio bonaerense, de acuerdo a un relevamiento periodístico que viene a reemplazar la falta de datos oficiales. Esto arroja un promedio de un crimen cada 30 horas. De estos asesinatos, 42 ocurrieron en asaltos o robos en el Gran Buenos Aires, seis de ellos (los últimos que trascendieron) en apenas 36 horas.

Y, detrás de cada víctima hay una historia que eriza la piel. Como la del colectivero asesinado en las últimas horas. “Como cualquier otro chico que desde chiquito sueña con ser médico, Leo soñó toda la vida con ser chofer de micros. Era lo que más quería. Justo cuando estaba cumpliendo su sueño lo matan así…”, dijo en declaraciones a la prensa Marcelo, un primo de Leonardo Paz, asesinado el viernes en un robo. Ocurrió cuando varios jóvenes subieron a la unidad que otro colectivero le enseñaba a conducir y desvalijaron a los pasajeros. Entre ellos había un policía federal que les gritó la voz de alto justo antes de que ellos abrieran fuego. Leo recibió un tiro que terminó matándolo en minutos.

Leo vivía en una casa muy humilde junto a sus padres, José y María, a su hermana Melina y a su sobrina Alma, de 2 años. La meta de Leonardo siempre fue manejar un colectivo de línea. Si hasta en su cuenta de Facebook subía fotos de micros que veía en la calle. Si todo resultaba bien, el sábado iba a ser su primer día como chofer titular, pero el salvajísmo quebró su sueño.

Lo cierto es que la inseguridad ha vuelto a desplazar a la economía, como principal preocupación en las encuestas. Así lo refleja un relevamiento sobre 1.200 casos, realizado de manera telefónica en el primer cordón, por la consultora Raúl Aragón & Asociados.

El último estudio de la consultora, reveló un salto exponencial en el nivel de intranquilidad que genera la seguridad. El tema concentraba el 51% de las respuestas en noviembre, pero para el primer mes del 2014 había caído al 26,72% porque lo habían desplazado la devaluación y los precios. Pero en febrero volvió a trepar hasta los 43,20%.

La relación es la opuesta en lo que a economía e inflación concierne. La línea ascendente que se observaba a fines de 2013 llegó a 37,74% en enero –ocasión en la que marcó el pico- y en el presente trabajo bajó hasta el 22%.

“Esto tiene una explicación y es que en enero el impacto de las medidas económicas fue bastante shockeante, mientras que la inseguridad disminuyó un poco”, analizó Aragón. “En cambio, durante febrero la inflación ya estaba asimilada como un hecho con el que hay que convivir y la delincuencia aumentó exponencialmente. Y también la presencia en los medios de los hechos delictivos, lo cual instaló con mucha más fuerza la problemática”.



En las últimas horas se comenta con insistencia en los pasillos del Ministerio de Seguridad bonaerense, que el celular de Alejandro Granados no dejó de sonar. En la mayoría de los casos se trató de intendentes demandando el envío de refuerzos a sus territorios.Se murmura además que Granados en su momento peleó a tambor batiente para que no le toquen a los gendarmes y hasta tuvo un altercado con su par de Seguridad, Sergio Berni. Así se logró un acuerdo de mínima, es decir 10 de los uniformados “verdes” y una camioneta, por cada localidad que tenga un distrito. Algo a todas luces insuficiente, considerando que la delincuencia y el narcotráfico van de la mano como un torbellino, conformando un ejército armado hasta los dientes y que por donde pasa, no vuelve a crecer el pasto.

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