miércoles, 26 de marzo de 2014

La soledad del peronismo en la batalla por Buenos Aires



Por Jorge Joury

Siempre ha sido una regla básica en el peronismo poner en primer lugar el ojo de las expectativas en la provincia de Buenos Aires para ganar las elecciones nacionales. Es su cabecera de playa preferida. Sin embargo, aunque falte más de un año, de los candidatos que se anotaron o están en carrera para la gobernación, nadie pareciera tener la vaca atada. Hoy todas las fichas están puestas en pensar de que será la primera vez en que un justicialista de la primera cepa bonaerense llegará a la Presidencia. La frase que suena en los bunker del Pj es que “las demás fuerzas no tienen candidatos”. A tal punto de que hablan de Daniel Scioli y Sergio Massa , claro. Y de la falta de claridad, hasta ahora, del resto del espectro político.

Lo que se comenta en corrillos, es que la fórmula en la Provincia la va a poner el PJ en su momento. No descartan que el candidato sea el propio presidente del partido, o sea,Fernando Espinosa, intendente de La Matanza. Y lo secundaría Diego Bossio, el mandamás del ANSES. Espinosa hoy juega a dos puntas. Coquetea con Scioli y con Cristina. Necesita de la la luz propia del gobernador si es que es presidenciable por el FPV y de la ayuda monetaria de CFK para gobernar el distrito más grande de la Argentina, el que define una elección y al que algunos comparan como una provincia dentro de otra.

Pero tanto Espinosa como Bossio, carecen de posicionamiento y de escaso conocimiento en el electorado. No obstante, ya sus afiches con rostros sonrientes aperecen en muchas zonas, invitando a “un futuro mejor”. Pero convengamos que Espinoza no tiene tampoco grandes competidores. Autoexcluidos Massa y Mauricio Macri, que están decididos a dar la batalla por la presidencia, la provincia con mayor peso electoral de la Argentina, cercano al 40 por ciento, carece de un candidato competitivo.

No lo tiene el peronismo, pero tampoco ninguna otra fuerza. Los politólogos aseguran que ni Margarita Stolbizer, que perdió dos elecciones provinciales, Ricardo Alfonsín, que fue derrotado en una a gobernador y otra acompañando a Francisco De Narváez, tienen ganas de cargarse otra campaña sobre los hombros. En el horizonte, asoma tíbiamente el radical y médico Facundo Manes, el que operó a la presidenta de la nación, pero sin índices de conocimiento significativos.

El PRO tampoco mueve el amperímetro. Se esfuerza por posicionar a la vicejefa porteña, María Eugenia Vidal, con la idea de alcanzar un 20% de votos positivos. O sea, da por descontado que no es una candidata ganadora. Puntea por ahí Jorge Macri, con la ventaja de un apellido que tracciona en la provincia, pero con la desventaja de promover un armado político con Massa, algo de lo que huye su primo Mauricio.

En el peronismo, hay varios que quieren gobernar la Provincia. De todos ellos, Insaurralde es el único que tiene un nivel de conocimiento cercano al 80 por ciento, más una novia que circula exitosamente por los programas de chismes. Cerca de él aseguran que es amor y los analistas de la política bonaerense consideran que este noviazgo es el dato más evidente de su vocación de poder.

En cambio, Insaurralde tiene como ventaja que es el candidato que prefiere Scioli, aunque no hay ninguna garantía de que el peronismo consulte su opinión si, finalmente, llega a candidatearse a presidente de la Nación por el FPV. Otro que podría competir en unas eventuales PASO a gobernador, es el ministro del Interior Florencio Randazzo, quien en las últimas horas se subió a un tren rápido del Roca en la localidad de City Bell, próxima a La Plata. Se mezcló entre los pasajeros como uno más. Cuentan mis informantes que fue reconocido y saludado por muchos.En definitiva pico boleto con buenas perspectivas de pasar por ventanilla a cobrar. “Florencio se está midiendo. Sabe que si le va bien con la reconversión de los ferrocarriles, hasta podría ser presidenciable. Pero por las dudas abre el paraguas porque sabe que mide aceptablemente y tiene imágen positiva en alto grado para candidatearse a la Gobernación”.

Otro de los que está en carrera es Julián Domínguez, el presidente de la Cámara de Diputados. Aunque ambos proclaman su vocación presidencial, los analistas políticos sostienen que es una estrategia para posicionarse, ya que tienen poco tiempo para hacerse conocidos en el territorio bonaerense.

También pretende subir al podio el vicegobernador Gabriel Mariotto. Cuenta con altos niveles de conocimiento en la provincia de Buenos Aires, pero a criterio de los que miden encuestas, con demasiada imagen negativa, por sus incursiones poco felices en su momento contra Daniel Scioli y por su alineamiento con La Cámpora. La única posibilidad que visualiza es acercarse a Scioli, lo menos K de los K, y liderar una agenda “de la gente”, por ejemplo, criticando a los maestros que hacen huelga y no dan clases, algo que ya comenzó a practicar en las últimas jornadas.

Por el lado del Frente Renovador las acciones tampoco están en alza. El que picó en punta fue Darío Giustozzi, el único dirigente importante de la Tercera Sección Electoral que dejó la comodidad de una intendencia bastante segura para saltar al abismo que Massa le planteó a los conservadores del territorio. Tiene un importante equipo de comunicación. La mano “generosa” del Canal América, con quien su jefe politico tendría un acuerdo. Giustozzi se esfuerza por mostrarse como un hombre joven y de gestión, que en su momento ganó con el 70% de los votos en su distrito. Pero para las encuestadoras, sus niveles de conocimiento siguen siendo muy escasos.

En la misma dirección van los de Gustavo Posse, el intendente de San Isidro, ansioso por saltar del coqueto pago chico, su comarca del norte de la provincia de Buenos Aires. Ni qué decir del caso de Jesús Cariglino y Joaquín de la Torre, otros dos valiosos intendentes de la primera sección electoral, que se animaron a romper el cascarón oficialista, pero con altísimo desconocimiento.

Sin embargo, algunos politólogos sostienen que la legión de precandidatos parece ajena a pensar el cruel destino de quien gobierne. La Provincia que tiene el 39% de la población nacional y el 34% de hogares con sus necesidades básicas insatisfechas, y a pesar de eso genera el 36% del PBI nacional y el 48%% del Producto Bruto Industrial. A cambio, apenas recibe el 19.2% de recursos de la coparticipación, o sea, 1833 pesos por habitante, muy por debajo del promedio nacional, que es de 5.616 pesos.



Sin embargo, un informe del gobierno de Scioli asegura que Buenos Aires aporta el 37% de la recaudación a la Nación, pero es cada vez más dependiente del Tesoro Nacional o el endeudamiento externo para pagar los salarios, aunque la recaudación impositiva creció del 51% al 59%, desde 2007 hasta 2012. De todas maneras, alguien dijo que a la provincia todos la desean, porque es la vidriera del país, la más rica y se parece a los gatos, porque tiene 7 vidas y sobrevive a todos los sopapos, por más fuertes que sean. Habrá que ver a quién le tocará poner la cara.

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