miércoles, 26 de marzo de 2014

La dolorosa historia de Mariana de Varela y la sospecha puesta en la temible Villa 1-11-14





Por Jorge Joury

La vida de Mariana Llamazare, la joven de 17 años que desapareció el lunes 10 de marzo en Varela, presenta un barníz de dolor y pobreza. Penetrar en el expediente significa comenzar a descubrir un mundo de privaciones, en el que a una madre, con un padre ausente, le costó sobremanera parar la olla para alimentar a seis hijos. Para muestra sobra un botón, con sólo observar la casa de la calle Paisano al 2000 del Barrio Don José . Es la postal más acabada de la humildad. Así creció Mariana, en un barrio muy cercano al cartoneo y en el ambiente de la pobreza al alcance de la mano. Allí donde también la marginalidad, la droga y el alcohol, se alzan como peligros permanentes para los jóvenes.

Hoy toda la ciudad está detrás de su paradero. Más de cien hombres de las fuerzas de seguridad la buscan por todos los rincones del distrito.Inclusive en las últimas horas se sumó un perro rastreador que fue traído especialmente de la Plata y al que hay que preparar bajo ciertas pautas de protocolo. Como por ejemplo no darle alimentos el día antes de comenzar la cacería de las huellas que pudo haber dejado Mariana en alguna vivienda cercana a su casa. Allí se cree que estuvo junto a un grupo de personas antes de que un vecino, al que se conoce con el nombre de Gastón la viera por última vez cuando emprendía el regreso a su domicilio.

Tanto la madre de Mariana, Mercedes, como su tía, Sandra, señalan que el tal Gastón les contó que “la joven era acechada a esa hora por un sujeto conocido como “El Carrero”. Se trata de un individuo de frondoso prontuario, según me confió el jefe de la Distrital, el comisario Walter García, cuando lo entrevisté en mi programa radial (“Te lo digo en serio”, que va de 8 a 10 por la Fm local 97.7).

García reveló que el mencionado sujeto “se dedica al cartoneo, además de estar empàrentado con la droga y el alcohol. En los últimos días ha desparecido de la faz de la tierra. Tiene entre 33 y 35 años y para el jefe policial es el núcleo duro de la historia. García tiene su foto sobre el escritorio. Se trata de una persona de tez muy morocha y ojos penetrales. “Tenemos sus antecedentes y por su pasado es de temer”, reconoció García, quien agregó que “en las últimas horas un grupo de vecinos quemó la tapera en que vívía, en señal de indignación”.

Aunque evitó proporcionar detalles por el secreto sumarial, el funcionario añadió que el foco de la investigación está puesto en la Villa 1-11-14 de la capital federal, donde se cree que fue llevada Mariana . García reconoce que “tenemos una pista firme que nos permite alentar la esperanza de encontrar con vida a la menor”, pero agrega que “es cuestión de horas.La pesquisa está bien direccionada, pero no queremos fallar”.

La Villa 1-11-14 es una suerte de laberinto impenetrable, donde la droga y los delincuentes más temibles, se esconden en este submundo después de cometer sus tropelías. El trabajo de los investigadores no será fácil para rescatar a la pequeña, si es que está en ese lugar. Lo que más preocupa al comisario García es que la joven es epiléptica y sufre convulsiones ante situaciones de shock. “Necesita tomar la medicación de manera constante y sino se la suministran podrían en peligro su vida”, sostiene.

La pista de Mariana Llamazare se diluye cuando las agujas del reloj marcaron las 4 de la madrugada del lunes 10. Volvía de la casa de una amiga con quien había organizado ir a bailar, pero luego esa salida no se concretó.Esa vivienda también fue inspeccionada por los investigadores y encontraron indicios de su presencia. Luego aparece en escena el sujeto conocido como “El Carrero”, hoy el principal sospechoso. Lo que se evalúa en el marco de las hipótesis, es que este marginal se llevó a la joven bajo engaño y la podría tener oculta en la Villa 1-11-14. El comisario García y su grupo de investigadores trabajan contra reloj y manejan aristas de la historia íntima y datos precisos que se niegan a revelar, pero que pondrían sorprender por sus características.

Otros testimonios hablan de que Mariana forcejeó con su presunto agresor en la calle Agrelo, a media cuadra de su domicilio. Pero lo cierto es que nadie la escuchó gritar. Su madre. de nombre Mercedes y su tía, Sandra aseguran que a la joven “se la llevaron”. Apuntan a la trata de personas, “porque hay otras chicas desparecidas en la zona de Claypole, por lo menos, son dos los casos que sabemos”. Desde ese momento la vida de Mariana entra en un cono de sombras. Su madre sostiene que “ mi hija no es una chica de irse sin avisar” y aclara “tiene un gran apego con la familia y sus cinco hermanos”

La denuncia del caso fue radicada en la comisaría segunda de Varela y la búsqueda se extendió a Claypole y alrededores, ya que es una zona que la joven solía frecuentar por la cercanía de su casa con esa localidad de Almirante Brown.

La fiscal Clarisa Antonini, a cargo de la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) número 2 descentralizada de Florencio Varela, lleva varias jornadas de trabajo donde le cuesta pegar un ojo.Sabe que cada minuto que pasa, peligra aún más la vida de Mariana, ya sea por la falta de medicación o la peligrosidad de quienes la tienen oculta.



La noche de su desaparición, Mariana llevaba puesta una camisa rayada de color gris, jeans azul y zapatillas de Adidas, negras con rosa. Tiene una caracteristica muy particular, pese a ser morocha el cabello se lo había teñido de rojo. Presenta además un piercing sobre el labio superior izquierdo, por encima de la boca y otro en uno de los laterales de la nariz. Lo cierto es que el misterio hoy acompaña la historia de Mariana. Y hay toda una ciudad en vilo, rezando por su pronta aparición.

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