miércoles, 5 de marzo de 2014

El golpe de timón de Cristina



Por Jorge Joury

La presidenta estrenó traje nuevo en su dialéctica. Durante las 2 horas, 45 minutos que duró su mensaje al inaugurar las sesiones del Congreso, mostró un tono conciliador con la oposición. No hubo ningún gesto de crispación y sus criticas apuntaron más a cuestiones concretas que preocupan a los argentinos. Puntualmente propuso limitar por ley los cortes de calles y rutas. Además habló de la necesidad de implementar castigos para los empresarios que se abusen de los precios. Y no faltó un tirón de orejas para los docentes en la discusión salarial, al pedir atrasar la negociación para junio, para que “el inicio de clases no sea un parto”. Y también manifestó un deseo de control popular a los magistrados. “Ganan mejores sueldos y siguen sin pagar ganancias”, dijo. CFK cerró su discurso con la idea de “rescatar” la concertación entre los partidos “populares, democráticos y nacionales”, lo cual fue muy bien recibido en todo el arco polìtico.

A los dos minutos de su discurso Cristina salió con los tapones de punta contra los grupos económicos. Y al rato, pidió a los legisladores “instrumentos que defiendan” a los usuarios y consumidores. “No hay ningún justificativo para aumentos de precios por encima de valores que no se condicen con la realidad y que saquean el bolsillo de los argentinos”, señaló. También cuestionó a las automotrices al desestimar el impacto del impuesto a los autos de lujo y apuntó a los bancos por las “ocho corridas cambiarias”. Todos reconocieron en el Congreso que a diferencia de enero, cuando denunció una desestabilización de “movimientos especulativos”, Cristina prefirió acomodar su discurso al relato positivo: “La economía ha vuelto a crecer y estamos volviendo a completar el período de crecimiento con inclusión social más virtuoso en 200 años de historia”. La Presidenta sabe que le queda más de un año y medio de gobierno y necesita fuerte remos. Por eso realizó un pedido de ayuda para el último tramo de su gestión: “debemos estar más unidos que nunca para seguir adelante”.

Los observadores polìticos coinciden que CFK pronunció su discurso más moderado desde que se dirige a la Asamblea Legislativa, en 2008. A tono con la mesura del mensaje, las barras apostadas en los balcones que dan al recinto de la Cámara de Diputados tampoco hostigaron a los representantes de las fuerzas de oposición, aunque fueron las únicas presentes debido al celo con que la Casa Rosada actuó -a través de las autoridades parlamentarias- para evitar el ingreso de militantes que no fueran kirchneristas. Así, se montó un escenario monocolor.

En los pasillos del Congreso se escucharon todo tipo de reflexiones. Por ejemplo una que hizo hacia Cristina un diputado massista :“Si hubiera usado este tono 2 años atrás, se quedaba 20 más”. No obstante, gran parte del arco opositor se encargó de hacer notar que la jefa de Estado hizo pocas o ninguna alusión a temas complejos como la devaluación, la inflación y el narcotráfico.

Uno de los hechos destacables fue que la mayoría de los referentes opositores aplaudieron a la Presidenta en varios pasajes de su mensaje, como en el que reclamó “legislar en favor de la convivencia social” para frenar los piquetes y el que rechazó el ausentismo docente. En el caso de las protestas callejeras, recibió el apoyo del bloque del PRO y la desaprobación de legisladores de izquierda.

Otra de las postales de convivencia que se observaron, fue la los gobernadores Daniel Scioli y Sergio Urribarri, que se sentaron uno al lado del otro. Aunque fuera del Congreso quedó claro que el entrerriano aspira a enfrentar al bonaerense en una interna del FpV de cara a la sucesión presidencial en 2015, ya que mostró un fuerte despliegue de militantes y pegatina de afiches.

Otro que concentró las miradas, fue Sergio Massa, quien menos expuesto a las internas siguió relajado el mensaje presidencial y aplaudió en diversas oportunidades, como cuando CFK rechazó los piquetes y el ausentismo docente. La nota volvió a darla Elisa Carrió, quien directamente no concurrió al Congreso. La diputada no habría tolerado el rol protagónico de Amado Boudou presidiendo la Asamblea, aunque en esta ocasión la Presidenta mostró un trato frío hacia él.



Sin reparar en esas circunstancias, Cristina completó su discurso con una larga referencia a la historia de YPF, desde su privatización de los años 90 hasta su reciente nacionalización. Y habló de una “revolución energética” en ciernes. Algunos legisladores de la oposición se encargaron de señalar dos temas que evitó CFK: los apagones de luz que afectaron a millones de usuarios en los últimos meses. Y tampoco apareció en el escenario el caso de la tragedia de Once.

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