viernes, 27 de febrero de 2015

INVESTIGACION: Crecen las separaciones en parejas de más de 60 años


Por Jorge Joury – Hace 20 años, uno se casaba para toda la vida y pensar en un divorcio era casi descabellado. Pero hoy la realidad pinta otro cuadro. Los últimos estudios marcan que existe una verdadera ola de separaciones de personas de 60 años que, después de tres o cuatro décadas de matrimonio, plantan bandera. Cansados del hastío, deciden cada uno ir por su lado, porque la convivencia se torna traumàtica. Muchos de los que se jubilan son el ejemplo más típico.

Tiene que ver con que pasan gran parte del día en sus hogares, donde el ocio y las discusiones deterioran la relación. También hay varias otras causas que explican el aumento de este fenómeno, las cuales pueden prevenirse para evitar que se produzcan rupturas matrimoniales que, en cualquier momento de la vida, son lamentables. La infidelidad también juega un papel preponderante. El abogado especializado en divorcios, el doctor Juan Miguel Aguilera, sostiene que: “De diez mujeres que recibo por semana, más de la mitad son grandes. Y todas traen la misma lectura, no importa el estrato social. Buscan saber qué les corresponde, sobre todo para que “la otra” -por lo general, hay una– no disfrute lo que es de ellas. Las menos deciden divorciarse para irse de viaje con amigas, desarrollar sus propios intereses tapados por muchos años, o disfrutar de ser sólo madres y abuelas”. El  profesional asegura que “para aquellos que tienen una buena posición económica suele ser diferente. Construyen una vida nueva de manera rápida. Van a vivir en edificios donde tienen todo resuelto, y se juntan como en una cofradía, donde se pasan datos de cómo tienen que prepararse para el divorcio. Tienen una especie de manual de instrucciones”.
EL IMPACTO EN LOS NIETOS
Los psicólogos que se especializan en familias coinciden en que : “Cuando se rompe el ideal del amor eterno por una pareja que asume que su vida en común fue dificultosa, el duelo se impone y es distinto para ellos y para ellas. El dinero dispara situaciones problemáticas, sumado a la tristeza, la culpa, el estrés. Las mujeres son más resilientes, y buscan contención en amigas o hacen terapia. Ven disolverse los mandatos de la juventud”, explican. Aunque a veces, los que más sorprenden son los más chicos: para Milagros, de 14 años, la reciente separación de sus abuelos fue más impactante que para su mamá, hija de ambos. “Me enoja que no intenten seguir juntos”, dice, apenada. Otras veces las parejas se separan, pero sin divorciarse, para evitar pagar fortunas a sus abogados por la separaciòn de bienes. “Es sencillo, acuerdan la mitad para cada uno y siguen con sus vidas. El problema se planteará si aparecen terceros en discordia. Allí se plantearán seguramente los tironeos económicos”, admiten los profesionales consultados. “Este fenómeno comenzó en los últimos 20 años. Antes las parejas se aguantaban más, y si se separaban no era de público conocimiento”, aunque señalan que en esta época existe una mayor liberación y que desapareció el tabú alrededor de la separación. Según los especialistas, la mayor esperanza de vida figura entre los principales factores que influyeron en el aumento de las separaciones entre las personas con más edad. Es común superar los 80, y cada vez son más los que se proponen transitar sus últimos años de manera placentera, aunque esto implique terminar con la pareja. “Muchas mujeres que rondan los 60 dicen que quieren salir, pasear, viajar y se quejan porque sus maridos no se quieren mover. Algunas deciden separarse porque no están dispuestas a aguantar durante 20 años más situaciones que le desagradan”.
EL FACTOR JUBILACION
La jubilación además de un descanso placentero, puede llegar a convertirse en un desafío para las parejas y muchas no logran superarlo. Según explican los especialistas, al  pasar mayor cantidad de tiempo juntos los conflictos latentes se agudizan. Los psiquiátras coinciden en que: “La jubilación de los hombres suele acarrear un problema. A diferencia de las mujeres que tienen sus actividades dentro de la casa y están más acostumbradas a la vida hogareña, ellos generalmente no tienen un proyecto armado para ese momento y se vuelven insoportables. Esto afecta a la convivencia”. Por su parte, algunas gerontólogas señalan que si la relación no es suficientemente sólida, las enfermedades o las dificultades físicas propias de la vejez pueden convertirse en un problema que hastía a alguno de los miembros de la pareja. Otro dato a tener en cuenta es que la crisis de la mediana edad de los hombres y el viagra también incide en las separaciones. Según explican los entendidos en el tema, muchos temen envejecer y logran sentirse rejuvenecidos con el viagra, pero deciden utilizarlo fuera de sus casas. Un dato real que marcan las estadísticas es que entre el 2009 y el 2012 aumentó el SIDA en mayores de 50 años por el viagra.
LA  ECONOMIA NO ES PARA ELLAS
Las cuestiones  relacionadas con el sexo y  la convivencia no son las únicas variables que inciden en la ruptura o en la continuación de las parejas. Las posibilidades de manutención pesan en la decisión. Los abogados advierten que en la mayoría de las separaciones, el coletazo económico lo sufren más las mujeres.“Casi todas las señoras de esa generación tenían un rol secundario en la economía de la pareja. Relegaban su desarrollo laboral o profesional en función de la casa y la familia. De allí que cuando se separan, aunque ellas se queden con la casa, muchas no tienen con qué mantenerla”.
No obstante, siempre existen salidas. En estos casos, un camino que algunos deciden tomar es la separación bajo el mismo techo. Para ello, sectorizan de común acuerdo la vivienda. Duermen en distintos cuartos y llevan una convivencia como de hermanos, relató una gerontóloga. Aunque la situación permita que los ex cónyuges no compartan vivienda -agrega la profesional – las mujeres generalmente se niegan a una nueva convivencia, a diferencia de los hombres que suelen extrañar la presencia femenina en el hogar y se embarcan en nuevas experiencias.

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