jueves, 19 de febrero de 2015

La oposición cruje para dar la batalla de Buenos Aires


Por Jorge Joury

Las posibles fugas y la llegada de nuevos actores, han despertado una suerte de motín a bordo en las filas del los principales espacios opositores al Gobierno, que se preparan en medio de un clima denso, para definir como darán electoralmente la madre de las batallas en la provincia de Buenos Aires. Tanto en los cuarteles del Frente Renovador, como en el PRO, el acentuado malestar en la lucha por el poder desemboca en luchas intestinas de impredecibles consecuencias. Así se presenta el escenario por estas horas en un territorio, donde la oposición no encuentra aún el clima propicio para desarrollar estrategias para la cacería de votos.
Por el lado del massismo, el inminente desembarco de Martín Insaurralde, que sigue transitando por el sendero de las conjeturas, podría provocar una irrefrenable ruptura. Algunos dicen que la definición está al caer. Sería en marzo,  a la vuelta del viaje de bodas  que ha emprendido el lomense a la Polinesia. El cuadro de situación ha quedado patentizado por medio de las redes sociales. Allí el diputado massista Alberto Roberti replicó la frase de Mónica López, precandidata a gobernadora y legisladora bonaerense: “A mí Massa me dijo que no viene MI (Martín Insaurralde) por lo tanto no tengo que dudar de ello”.
Sin embargo, acto seguido, emitió una dura crítica: “Es difícil competir, pero muy perverso es hacerlo contra candidatos nuevos todas las semanas”. De aquí que comenzaron a tomar cuerpo las versiones sobre su posible pase a las filas de Mauricio Macri, recorrido similar al que tomó Gustavo Posse.
Ya la semana pasada, Roberti había cuestionado la llegada de Francisco de Narváez: “Sólo lo serán (la diputada provincia y esposa de Roberti) Mónica López y (el diputado nacional) Darío Giustozzi”.
Y por si fuera poco, desde el entorno de Darío Giustozzi, también precandidato a gobernador y diputado nacional massista, deslizaron que el ex intendente de Almirante Brown estaría amenazando con emigrar  ante el ingreso de Insaurralde a la fuerza que lidera Massa, quien hasta ahora no ha dado señales claras al respecto de qué criterio adoptará.
El desembarco de De Narváez en el FR es otro de los focos de inquinas.El polo más fuerte de resistencia viene del lado de  Mónica López, quien hace cuatro años fue su compañera de fórmula en el intento fallido por arrebatarle a Scioli la Gobernación. Junto a su marido, el sindicalista petrolero Alberto Roberti, conforman el tándem  que más serrucha la presencia del Colorado. Las iras crecieron aún más, cuando se enteraron que De Narváez alquiló todo el piso de oficinas que está arriba del búnker de Massa en Tigre.
López, que ha empapelado con su foto todos los rincones de la provicia de Buenos Aires, también  mandó telegramas de aviso a su espacio. Sus operadores han hecho trascender que ha mantenido cordiales conversaciones con las primeras espadas de Mauricio Macri. Su posible pase al PRO, alentaría la idea de armar  fórmula con Gustavo Posse, el alcalde de San Isidro, ya que María Eugenia Vidal, la candidata amarrilla, no logra mover el amperímetro en GBA.
El PRO no puede hacer pie sobre el populoso terreno bonaerense, abonado por los jefes comunales, donde el FPV tiene una pata muy fuerte. Encima el marco de tensión nubla la búsqueda de salidas, por la encarnizada pelea entre Michetti y Rodríguez Larreta por conquistar el Gobierno de la Ciudad.
Posse es otro de los díscolos del FR. Tiene sus motivos: no se banca las travesuras que le hacen la suegra de Massa, Marcela Durrieu y su hijo el senador Sebastián Galmarini, dispuestos a arrebatarle la intendencia, con el guiño de su jefe máximo.
Pero las futuras construcciones electorales también tienen sus vericuetos. Aunque con cierto resquemor, en el estado mayor amarillo sostienen que  Macri celebraría la llegada de Posse, ya que la idea es ponerle de candidata a vicegobernadora a María Eugenia Vidal. Pero si se concretara la mudanza de Mónica López, la tormenta que se desataría podría ser de consecuencias imprevisibles.
En el FR tomaron nota que la dupla López-Roberti está que trina por la posible llegada de Martín Insaurralde, el intendente de Lomas de Zamora que sigue amagando con el pase desde el oficialismo al Frente Renovador para pelear por la gobernación. Otro de los que pidió su lugar en la lista de ofendidos es Darío Giustozzi, actual diputado nacional y cofundador del FR. El ex intendente de Almirante Brown es otro que amenaza pegar por donde más duele: volver al Frente para la Victoria y ponerse a fogonear la candidatura presidencial de Florencio Randazzo, con quien lo une una vieja amistad. En este caso, los asesores del FR ven con estupor que la onda expansiva podría averiar a Massa, ya que no le sería fácil explicar las deserciones de sus pesos pesados.
En la espinosa rosca del FR, se murmura en voz baja que uno de los más entusiasmados con el pase de Insaurralde, sería el intendente de Malvinas Argentinas, Jesús Cariglino. A él le  atribuyen ser el  constructor del anuncio, que se haría público en marzo. Pero en el medio se reunió con De Narváez, fruto de lo cual ahora se menciona que ambos podrían integrar juntos una fórmula para la Gobernación, con lo cual Insaurralde se pondría la camiseta del FR, sólo con la idea de buscar la reelección en Lomas de Zamora.
Ante este cuadro de situación, en el estado mayor sciolista en La Plata, se frotan las manos. Más allá del coletazo del caso Nisman, las  últimas encuestas señalan que la batalla por Buenos Aires hoy encuentra al FPV mejor parado. Aunque son muchos los anotados para la carrera en las PASO, se cree que la historia arrojará  un alineamiento compacto sobre el vencedor y terminará imponiéndose la histórica  frase del peronismo : “el que gana conduce y el resto acompaña”.

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