jueves, 19 de febrero de 2015

Las carpetas de Stiusso y la sombra de una SIDE paralela

Por Jorge Joury

En el Gobierno creen que el manejo de la causa Nisman busca desgastar a la presidenta de la Nación. Aseguran que por esta circunstancia la investigación se retrasa. Frente a ello, el objetivo de las primeras espadas de la Casa Rosada, es blindar a Cristina y generar acciones que alejen su figura de ese escenario macabro.
Más allá de la munición gruesa y las manipulaciones en el terreno político, la causa va avanzando lentamente en aspectos técnicos. Si bien es cierto que queda un gran trecho por recorrer, los elementos que hay  hasta ahora permiten inferir algunas cuestiones, que por cierto aún no explican los motivos del trágico desenlace.
Más que nada, tienen que ver con hechos puntuales de las pericias, a saber: la distancia del disparo, la ausencia de lesiones defensivas, la forma en que fue encontrado el cuerpo, la inexistencia de pelea en el baño y porque el propio Nisman pidió prestada el arma. En este escenario, por ahora nada derrumba la hipótesis más instalada en el expediente: que Nisman se disparó a sí mismo.
Mientras tanto, si algo le faltaba a esta trama de espionaje con aromas de estado soviético y guerra fría, que suma más dudas que certezas, es que cada día trascienden nuevos y asombrosos detalles en torno al poder de Jaime Stiusso. Ahora la pregunta que se hacen los investigadores es si este sujeto tenía una SIDE paralela. Las sospechas surgen luego de conocer pormenores del poderío comunicacional que ostentaba el ex director de Operaciones de Contrainteligencia de la SI.
Fuentes tribunalicias reconocieron que Stiuso controlaba más de 270 líneas de teléfono, una cifra similar a la que posee todo el organismo de espionaje que ahora conduce el ex secretario General de la Presidencia, Oscar Parrilli. Lo que se comenta es que unas 231 líneas corresponden a la empresa Movistar y otras 46 a la compañía de radiollamada Nextel. Los mismos voceros añadieron que la factura llegaba a nombre de la Secretaría de Inteligencia (SI), ubicada en la calle 25 de Mayo número 33 y se los hacía pagar por el organismo. El dato que enciende las alarmas de propios y ajenos a la pesquisa Nisman es que la SI tiene en total 282 teléfonos habilitados, significan poco más de 10 de los que tenía Stiusso, lo cual habla del poder de fuego de este oscuro personaje.
¿QUE HABLARON HORAS ANTES DEL DIA TRAGICO?
Estas dudas podrían quedar disipadas cuando Stiusso se presente ante la fiscal Viviana Fein para que declare como testigo por las comunicaciones telefónicas que tuvo con Alberto Nisman poco antes de su muerte. La Procuración General reveló que fueron “reiteradas” y que salieron desde un Nextel del fiscal hacia un celular a nombre del ex jefe de operaciones de la Secretaría de Inteligencia. Por el momento, todo indica que Stiuso fue una de las últimas personas que habló con Nisman. Es conocido que tenían un vínculo estrecho a través de la causa AMIA, pero lo llamativo es que el ex agente ya llevaba más de dos semanas jubilado y desplazado del organismo al momento del fallecimiento de Nisman, cuatro días después de hacer una denuncia por encubrimiento contra la Presidenta.
La fiscal necesita  clarificar qué relación tuvo Stiuso con Nisman, además de decodificar las comunicaciones entre ambos y a qué obedecieron. Y en ese contexto tendrá que  hacer una lectura sobre lo que se solicitaron mutuamente hasta el día del fallecimiento. Fein declaró que sólo está focalizada en esclarecer la muerte del fiscal, aclarando que no le interesa dispersarse y entrar en la telaraña del expediente del atentado a la AMIA. Tampoco  analizar la carrera profesional de Stiusso dentro de la SIDE desde 1972 hasta el día de hoy. En este caso dejará que operen los juzgados federales competentes.
LA CAJA DE RESONANCIA DE LOS MISTERIOS
Quienes han investigado la telaraña de la Secretaría de Inteligencia, coinciden en que siempre ha sido la caja de resonancia de un mundo lleno de misterios. Allí se tejen las historias más oscuras y descabelladas. Algunas de ellas teñidas con sangre. Pero la justicia tiene en claro que el jugador más importante es Antonio Horacio Stiles, al que se conoce por su nombre de guerra: Jaime Stiusso.
Su foja personal acusa que es un hombre de 61 años, nacido en el partido de La Matanza, de profesión ingeniero. Es fanático de la tecnología. Es padre divorciado. Ha viajado por el mundo y ha forjado una leyenda sobre sí mismo que lo ata al temor y la fascinación que genera en los demás.
Su secreto es que sabe más que nadie sobre los hombres y mujeres del poder. O sobre el poder mismo, tal vez. Sobre la voracidad de los gobernantes o políticos de la oposición y los pedidos que le han hecho. Jaime trabaja en el espionaje oficial desde hace 42 años. Ingresó a la SIDE en diciembre de 1972 y pasó del tímido lugar de chico de los mandados, hasta convertirse en el director general de Operaciones. Es el cargo más importante detrás del jefe y del subjefe. En todo ese tiempo aprendió a pinchar teléfonos, a intervenir computadoras. Espió, se infiltró en marchas, hizo seguimientos de personas, montó operaciones contra los enemigos políticos de turno, investigó a bandas de narcos y de secuestradores.
LOS PADRINOS DEL SUPER ESPIA
En ese lapso también se obsesionó con el atentado a la AMIA, pero sobrevivió a mil internas. Se hizo aliados y enemigos en el Poder Judicial y en las policías de todo el país. Pero hay mucho más:  Jaime se instaló como el enlace de la Secretaría con los servicios secretos del mundo, especialmente con la CIA y el Mossad, que según se cree fueron sus protectores. Los 42 años de actividad le sirvieron para comprender que algún día caería en desgracia. Fue por ello que esta suerte de James Bond  se blindó. Acumuló carpetas, información, fotos y datos, secretos de los personajes más poderosos. Fue a pedido de cada gobernante de turno y de algunos pesos pesados del Poder Judicial. Ese es hoy su gran escudo. De alguna manera le garantiza su vida, ya que nadie sabe en qué lugar estaría oculto ese archivo de miserias humanas y traiciones. El temor es que si Stiusso operó una SIDE paralela y hace públicos parte de estos testimonios, generaría una suerte de explosión  en cadena que estremecería los cimientos de las instituciones.
La fiscal Fein precisó que intentará evitar la exposición de Stiusso para cuando declare y buscará su preservación. Lo plantea, ante todo, como una medida de seguridad. Para definir cómo se instrumentará su declaración dijo que está en conversaciones con la jueza del caso, Fabiana Palmaghini. La nota que envió la ministra de Seguridad de la Nación a la fiscalía dice que el planteo de custodia para Stiuso se inspira en “la trascendencia pública que ha tomado su persona, la divulgación de su imagen y la información publicada sobre amenazas recibidas en distintos medios de fecha reciente”. Hay quienes sostienen que la foto difundida por la revista Noticias no es la de Stiusso. Así lo señaló es ex jefe de SIDE MIguel Angel Toma, quien dijo haber tenido trato con él. “Tenía otra fisonomia y era más flaco”, reveló.
LAS PIEZAS CLAVE DEL ROMPECABEZAS
Todo indica que la  fiscalía no ordenará custodia, sin consultar antes al abogado del ex agente, Santiago Blanco Bermúdez, quien es factible que quiera evitar dar el paradero de su cliente. Otro de los dilemas es quién lo custodiaría, teniendo en cuenta que la relación entre Stiusso y la Federal siempre fue a cara de perro.
El entrecruzamiento de llamadas y su análisis realizado por la División Fraudes Bancarios de la Policía Federal habría arrojado que por lo menos en tres ocasiones Nisman se comunicó desde su teléfono Nextel con un celular a nombre de Stiuso. Frente a esta circunstancia, su abogado abrió el paraguas y reconoció que tiene una flota de un centenar de teléfonos a su nombre. Para desligar al ex espía de responsabilidades, añadió que los usarían otras personas. La última comunicación fue el sábado 17 de enero alrededor de las cinco de la tarde y duró más de diez minutos. Paradójicamente, Nisman apareció muerto el domingo.
Otro de los interrogantes que deberá decodificar la fiscal, son los dichos del informático Diego Lagomarsino, quien relató que Nisman le confesó que tenía miedo por sus hijas y que desconfiaba de la custodia. El enigmático joven también echó a rodar un dato relevante : aclaró que fue Stiuso quien le había señalado a Nisman que desconfiara de la custodia y cuidara a sus dos hijas. Como se ve, un laberinto de misterios, donde nadie confía ni en su propia sombra.

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