miércoles, 18 de marzo de 2015

Un escenario que pone patas para arriba el tablero polìtico


Por Jorge Joury

El mosaico político de la argentina  ha sufrido un cambio sustancial, que obliga a casi todas las fuerzas a barajar y dar de vuelta de cara a una elección con pronóstico reservado. El nuevo escenario tiene que ver con el impacto que provocó la decisión de la Convención Nacional del radicalismo de conformar una alianza con el PRO de Mauricio Macri y la Coalición Civica de Elisa Carrió. Ese entendimiento cambia de plano las estrategias del peronismo de ganar en primera vuelta con un caudal apenas superior al 40% de los votos, pero con una diferencia de más de 10 puntos respecto de la segunda fuerza. Por estas horas aquel deseo parece una quimera y la realidad se acerca más al pronòstico de la mayoría de las encuestadoras que vienen vaticinando un casi seguro escenario de segunda vuelta. Es que hoy agrupados, el radicalismo, el PRO y la CC pueden aspirar, por lo menos, al 35% de los votos.
Quince años después de aquella experiencia fallida, la UCR vuelve a darse la oportunidad de armar una alianza en función de la conquista del poder. Antes lo hicieron por centrizquierda con Chacho Alvarez y hora será por centroderecha con Macri, una mezcla difícil de digerir sobre todo para el paladar de los alfonsinistas. Es lógico entonces  que desde el oficialismo aprovecharán la ocasión para darle la bienvenida recordando a la vieja Alianza.
Es evidente que la conformación de un polo opositor fuerte aleja definitivamente las chances de un triunfo en primera vuelta. El Gobierno necesita ahora que tanto Sergio Massa como Margarita Stolbizer se mantengan como opciones presidenciales para dividir el voto opositor y restarle posibilidades a Macri. Es consciente, de todas maneras, de que con el esquema de primarias que actuará como primera ronda, la polarización se dará directamente en las generales de octubre.
Pero de la galera  del peronismo siempre aparecen sorpresas.Tal vez una de ellas sea la irrupción en las últimas horas  de miles de afiches proponiendo a Cristina Kirchner para competir pòr la gobernación de la provincia de Buenos Aires, para lo cual constitucionalmente no tiene ningún impedimento.
Los pegatina lleva la firma del  sector denominado “La Hora de los Pueblos”, que conduce Gustavo “Pata” Álvarez, el que se autodefine como un histórico operador del PJ en la Provincia. Es más, en su enorno se jactan del contacto fluido que mantiene con los principales intendentes del Conurbano. La idea de Álvarez, apunta a bajar las candidaturas de todos los dirigentes kirchneristas que amagan con lanzarse en la Provincia y empezar a trabajar en una eventual postulación de Cristina Kirchner. No obstante, quienes conocen la entretela del poder sostienen que es muy difícil motivar algún tipo de decisión de la jefa de Estado a través de un operativo clamor. “Cristina va a ser candidata si ella quiere serlo, no porque se lo pida alguien”, aseguran desde Balcarce 50. Hasta ahora la jefa de Estado se mostró reticente a competir por un cargo en octubre, aunque el rumor que mas fuerte la coloca encabezando  la lista de diputados nacionales por la provincia de Buenos Aires, a fin de traccionar votos.
Mientras tanto, en este mar de especulaciones, Scioli es quien vela las armas. Cree que la definición del radicalismo detrás de Macri obligará a los gobernadores del PJ a apurar una lista de unidad detrás de su candidatura. Randazzo, en cambio, insiste en pegarse a Cristina Kirchner y apunta que será la Presidenta la que marque los tiempos electorales dentro del oficialismo. En una difícil misión: los dos buscarán salir a la caza de radicales y massistas desencantados.
Por las dudas, en la gobernación el estado mayor sciolista levantó la guardia. En los pasillos de la residencia de la calle 6 se comenta que Scioli dio órdenes  de prepararse para todos los escenarios electorales posibles.
“Lo único que Daniel no piensa resignar es su proyecto presidencial. Está frente a los cuatros meses más difíciles de su vida y el desafío mayor de su carrera. Por su trayectoria deportiva, tiene alma de competidor y lo hará con todas sus fuerzas”, aclaró una de sus primeras espadas. En tal sentido, en la hoja de ruta del ex motonauta, hay cuatro rutas posibles. Una es acordar con Cristina las listas de candidatos a gobernador y legisladores nacional, con poder propio para proponer nombres.
Otra  es que cada precandidato presidencial del oficialismo lleve su lista propia, bajo una eventual postulación de Cristina Kirchner como candidata a encabezar la lista de diputados nacionales por la provincia de Buenos Aires o integrar el Parlasur.
La menos probable por ahora, es que el Frente para la Victoria presente  una lista de unidad con un solo postulante a presidente. La última y la menos deseada, es que Scioli tenga que presentarse con partido propio si lo marginan del armado, o si la Presidente bendice a Florencio Randazzo.
En la mesa chica del gobernador están pendientes de las movidas presidenciales. Nadie sabe cual será la jugada final  y a quien de los candidatos apuntará el dedo de CFK. Lo que se comenta en la entretela naranja es que hace meses que el gobernador no tiene diálogo directo con Cristina y que solo se ven en actos públicos. No obstante, los voceros reconocen que ha tenido encuentros muy amables con Máximo Kirchner. Lo mismo que con el hoy secretario general de la Presidencia, Eduardo Wado de Pedro, al que Scioli tiene muy en cuenta para su futuro armado político.
Otro de los frentes que ocupa la atención del mandatario, es el  vínculo político con intendentes y gobernadores del PJ. En su círculo íntimo dicen que está en la “política metro a metro” como nunca antes. El único objetivo es hacer crecer su liderazgo sin confrontar con el kirchnerismo, con quien ha convivido durante 12 años.
El rival a vencer es Macri con quien polariza con el doble propósito de sacar de la cancha a Sergio Massa, del que casi no habla, aunque lo observa de reojo. En lo que tiene que ver con Randazzo, en la gobernación reconocen que subió unos puntos en intención de voto, pero aseguran que está lejos de alzarse como un adversario de peso en la interna.
Mientras tanto, Macri apura acciones de gobierno para que el electorado no lo confunda con De la Rúa. Es el fantasma que más lo perturba. Sabe que el oficialismo intentará herirlo por ese lado y por las dudas ya se colocó el chaleco antibalas.También deberá cuidar que Carrió se mantenga a raya y no provoque un batifondo de última hora como lo hizo en UNEN, lo cual podria ser catastrófico para el PRO.

No hay comentarios: