jueves, 28 de agosto de 2014

Paro con traiciones, piquetes, buitres y mezclas ideológicas


Las protestas ya comenzaron en medio del malhumor social de la gente. Tiene que ver con los cortes de rutas y calles que se registran por estas horas. Pero los sindicalistas aseguran que es sólo el preludio y que mañana no habrá un alma en las calles. Lo cierto es que luego del fracaso en su intento de sumar al paro nacional a los colectiveros de la UTA, la cúpula del sindicalismo opositor, encabezada por Hugo Moyano y Luis Batrrionuevo, apostará a los piquetes y bloqueos. Los harán en los accesos a los más importantes centros urbanos para garantizar el impacto de la medida de fuerza.


La estrategia y el mapa de cortes de calles se barnizó entre la madrugada del martes y ayer, al comprobrar que la UTA finalmente no adherirá a la protesta. Así, el pragmatismo gremial empujó a las dos vertientes opositoras de la CGT a recurrir a aliados inesperados para reforzar la efectividad y expansión de la huelga, que será de 24 horas.

Pero se hace necesario destacar que la mezcla de ideologías es el perfil más inflamable que muestra la protesta, cuyos resultados son díficiles de preveer. Por lo que marca la grilla sindical, la mayoría de los piquetes serán activados por las diferentes agrupaciones de izquierda que se sumarán al reclamo. En total, este sector prevé para mañana unos 30 cortes en todo el país. También se sumará a esta metodología la CTA disidente, que lidera Pablo Micheli, cuya fortaleza radica en los sectores estatales.

BATERIA DE PROTESTAS

De todas maneras la fotografía de lo que está por venir ya comenzó a verse desde esta mañana. Una batería de protestas ya se pusieron en marcha contra la política económica del Gobierno. Han sido muy pocas las huelgas durante la década larga que lleva el kirchnerismo en el poder. La de este jueves será la segunda en importancia a nivel nacional que tanto Moyano como Barrionuevo ponen en marcha contra CFK.

El paro anterio, realizado el pasado 10 de abril, mostró contundencia, aunque esta vez nadie se anima a garantizar la misma postal en razón de que esta vez no se pliegan a la medida de fuerza los colectiveros nucleados en la UTA. No obstante confluirán en la protesta un conjunto de fuerzas provenientes de la izquierda más dura y de organizaciones sindicales de impronta combativa, como el ala anti K de la Central de Trabajadores Argentinos (CTA), que lidera Pablo Micheli.

Bajo la responsabilidad de este dirigente estatal está la organización de cientos de piquetes en diferentes puntos estratégicos del país. Micheli quiere incomodar al Gobierno con acciones sorpresivas. Por eso buscó estos últimos días jugar el misterio, excusándose ante los medios, al igual que las organizaciones de izquierda, de no dar a conocer cuáles serían los puntos de la Ciudad y el país donde se montarán las barricadas. De todas maneras, en poder del secretario de Seguridad, Sergio Berni se encuentra un mapa de los lugares tradicionales que son utilizados por las organizaciones piqueteras. El funcionario ya extremó la vigilancia en Panamericana, Acceso Oeste, el Puente Pueyrredón, distintos tramos de la General Paz, la Autopista Buenos Aires-La Plata y el Puente La Noria, entre otros sitios estratégicos.

EN PUNTOS ESTRATEGICOS

También se evalúa que haya cortes sorpresivos en el tránsito en algunos puntos neurálgicos de la Ciudad. Las demoras y trastornos en el tráfico, serán el común denominador e impactarán seguramente en la actividad laboral. Hay que señalar que a diferencia del paro anterior, esta vez circularán los colectivos, ya que la UTA llegó a un acuerdo económico contrarreloj con el Gobierno. Concretamente pactaron sobre la base de los subsidios que recibe la actividad. El dirigente Roberto Fernández, se solidarizó con las razones de la huelga, pero dijo no al paro.

Según sus ideólogos, la protesta está fundamentada en la caída del salario y el empleo, en un contexto inflacionario que no se detiene. También se reclama una actualización del mínimo no imponible de Ganancias y una reparación para los jubilados, entre otras razones, como la “corrección económica” de la que habla el dragadista Juan Carlos Schmid. En cambio, por el lado del sindicalismo oficialista, también se reconocen como propias esas mismas demandas, pero se pone énfasis en señalar que el paro llega en un momento “inoportuno” y resulta “como atentatorio de la sutentabilidad de los empleos”.

DUELOS DE ARTILLERIA

En el fuego cruzado de los discursos de funcionarios y sindicalistas, las palabras piquetes y colectivos, son las más usadas como caballitos de batalla, aunque en diferentes idiomas. Para jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, que lleva la voz cantante del oficialismo, el valerse de los piquetes como recurso huelguístico, no hace otra cosa que retratar la propia debilidad de quienes convocan esa medida. Sobre el paso al costado del colectivero Roberto Fernández, exaltó sin ponerse colorado: “la autonomía sindical” de una organización como la UTA para tomar sus decisiones.

Capitanich el martes había metido a buena parte del sindicalismo en la bolsa de los buitres. Después se desdijo. Pero para cuando llegó la rectificación, ya se había difundido que la página web de la APFA, mayor grupo de lobby de los fondos buitres en la Argentina, una cadena de elogios sobre las figuras sindicales de Moyano y Barrionuevo. Ni el mejor guionista hubiera imaginado semejante descenlace.

COLECTIVOS Y TRENES

Por el lado de Moyano, el dirigente sostiene que Fernández lo traicionó. Cree que entregó la dignidad por un acuerdo económico. El camionero extrañará hoy más que nunca a quien fuera su gran aliado, el fallecido dirigente colectivero Juan Manuel Palacios. Cuando se disponía un paro, ambos jugaban de memoria. Pero la realidad marca que ya no quedan ni rastros de aquella vieja alianza entre los dos gremios.En lo que tiene que ver con los piquetes el discurso de Moyano apunta a que él no puede hacer nada por impedirlos. Se contradice con lo que sostenía antes de la huelga, cuando creía que iba a asegurarse el acompañamiento de la UTA. Allí no quería oír hablar de piquetes.

Pero todo es cambiante y Moyano debe ajustarse a la realidad. Muchos se preguntan que pasará finalmente con los colectivos.¿Funcionarán regularmente?. En círculos gremiales se comenta que “la mayoría de los trabajadores quieren ir a la huelga”. El gremio ya hizo su gesto político al Gobierno. Ahora pueden poner dotaciones mínimas.Nadie quiere exponerse a atentados o quemas de unidades, como ha ocurrido otras veces.

En las CGT opositoras donde llevan las de ganar, es en materia ferroviaria. Allí ya confirmaron su adhesión al paro los conductores de locomotoras de Omar Maturano, que presidió un plenario de La Fraternidad en el club Ferrocarril Mitre, de San Martín, donde hasta el “pollo” Sobrero, hombre del sindicalismo de izquierda, dijo presente para sumar contudencia a la protesta.

Además se da por seguro que se verán afectados los vuelos de cabotaje, ya que UPSA y las azafatas son de la CGT moyanista. Y estaría garantizada la paralización de todas las actividades portuarias. Tampoco funcionarán normalmente los deliverys y los servicios de mensajería (ambas entidades reportan a Moyano), ni habrá además tarea para los recibidores de granos.

Habrá comercio y hospitales, pero en cambio se paralizará la actividad en bancos que viene de hacer una huelga sectorial por el impuesto a las Ganancias, en las empresas de la Alimentación, y tampoco prestarán funciones los trabajadores de entidades deportivas, por lo que AFA debió suspender los partidos programados para este jueves. En el balance general y más allá de la legalidad de la protesta, el país perderá un día de productividad en uno de los momentos más dramáticos de la economía. Y eso, nos duele a todos.

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