miércoles, 13 de agosto de 2014

Scioli pidió a sus hombres que den la batalla política por la tele


El gobernador sostiene que un punto de rating “vale por cien mil personas y no hay acto de esas características que se pueda materializar”. Los 50 minutos de Insaurralde con Tinelli, cuestan más de 3 millones de pesos y rindieron 25 puntos de audiencia.


A Daniel Scioli le pasaron el dato que los 50 minutos que Martín Insaurralde estuvo al aire con Marcelo Tinelli, cuestan más de tres millones de pesos si hubiera que evaluarlos en términos de lo que vale el segundo de publicidad en ese programa. Y encima se lograron picos de 25 puntos, la medición más alta del mes. Es la demostración más cabal del rating que tiene Showmatch y el poder de fuego de Tinelli en la política. Con estos números en mano, el gobernador reavivó su discurso, cuando días pasados les señaló a sus voceros periodísticos que: “nuestros funcionarios tienen que salir a dar la pelea en la TV, ya que un punto de rating son cien mil personas. ¿Cuándo hacemos un acto con semejante cantidad de público?”, se preguntó. Scioli quiere que sus principales espadas, llámese ministros y secretarios, tomen la iniciativa de llegar a los programas de mayor audiencia a mostrar gestión. “Tenemos que arribar a fin de año con 10 puntos de diferencia por sobre cualquier otro candidato oficialista para dejar en claro que Daniel es el único que puede llevar al FPV hacia la victoria”, aseguran en los pasillos de la Gobernación. Y para ello, hay un plan perfectamente elaborado.

MEDICION

También a Scioli le llegaron rumores que Massa “ya está midiendo” a Insaurralde, mediante encuestas telefónicas que se están haciendo en diferentes puntos del conurbano.Primero se pregunta por el lomense y los posibles rivales del kirchnerismo y el FAUnen y luego por Insaurralde y tres eventuales compañeros de fórmula.

Los tres vices que estaría evaluando Massa son el sanisidrense Gustavo Posse, de extracción radical y con aparentes intenciones de ser Gobernador; el olavarriense José Eseverri, quien alguna vez soñó con ser vicepresidente y cuenta con la ventaja de ser del interior y el abogado Mauricio D’Alessandro, diputado mediático todavía en el denarvaísmo.

No obstante, el gobernador sospecha que si se materializa la llegada de Insaurralde al FR, tarde o temprano provocará grietas dentro de ese espacio. Por todas estas circunstacias y en razón de que la campaña se está recalentando, uno de sus colaboradores dijo que de aquí en más “Scioli quiere acelerar los tiempos. Ya pasamos las eliminatorias, arrancó el campeonato y es como si estuviéramos en cuartos”. La metáfora deportiva, muy del estilo sciolista, encaja en una dinámica que diagraman para mantener con chance real el plan presidencial. Tiene que ver con llegar a fin de año con una posición de más de diez puntos sobre el segundo candidato dentro del Frente para la Victoria. Así, lograrían volcar definitivamente al peronismo hacia su proyecto. Sus escuderos, donde José Pepe Scioli, su hermano, aporta la materia gris en las futuras jugadas, le han aconsejado esquivar en público a otros postulantes, como el ministro Florencio Randazzo. Se trata de una táctica para evitar que se potencien sus rivales.

APARICIONES

Las apariciones mediáticas, como lo hizo en las últimas horas en Showmatch, donde Marcelo Tinelli llamó a Scioli para invitarlo al casamiento de Jésica Cirio y Martín Insaurralde, le suman simpatías en el electorado. El gobernador comprende que Tinelli tiene todo el poder de posicionar personajes. Y sabe usarlo cuando quiere. De allí que encaró con su carisma de conductor de TV, viendo que había un enorme campo fértil para ubicar fichas en el tablero.

En sus años de deportista, Scioli cultivó una relación muy aceitada con el periodismo. No conozco que se lo haya criticado. Tal vez su simpatía hizo que Carlos Menem, un animal político de enorme olfato, lo eligiera para el podio. No obstante, Scioli se cuida mucho de la frivolidad porque entiende que es un arma de doble filo, sobre todo en la función pública. Alumbra con sus reflectores, pero en exceso, termina quemando, como la pizza con champagne de los años 90.

EL DESPEGUE

Hoy en las usinas de campaña en la Plata, se reconoce a tambor batiente, que la diferencia que marque el gobernador puertas adentro del espacio, es un primer paso fundamental. Pero, deberá ir atado a otro complementario, que es despegar en el podio general, compartido con Sergio Massa y Mauricio Macri.

De allí la estrategia de polarizar con el jefe de gobierno porteño. El propósito es atornillar al ex intendente de Tigre para achicar la disputa de votantes en un menú de tres porciones: el peronismo, Pro y UNEN, el conglomerado de radicales y socialistas que aún debe hacer un filtro de los múltiples liderazgos y traducirlo en postulantes. Los gurúes preven un escenario de tres etapas hasta agosto del año que viene, cuando se realicen las primarias. La primera transcurre hasta Navidad, cuando delinearon como meta principal definir el “porqué”. Esto es, exhibir un mix de gestión y política para dar contenido a la razón de su postulación para suceder a Cristina Kirchner sin entrar en detalles concretos de qué harán.

El segundo tramo, será el verano, al que imaginan prologado hasta fines de marzo. Nadie dudaría que es por lejos, la temporada preferida de Scioli. Así supo hacer de las vacaciones en la costa un verdadero campamento de campaña, en un momento de distensión, que consideran eficaz para penetrar con su mensaje. Esta vez, redoblarán la apuesta de lo que ellos denominan como la “ola naranja”. En mayo, recién cuando se diriman las listas, arrancará la tercera fase. Un informante reflexionó que será el momento del “para qué”, con las alianzas cristalizadas. Es decir, allí aportarán más letra fina al eslogan “continuidad con cambios”, aunque avizoran que el discurso de Scioli estará menos centrado en lo programático y más en “valores”.

LA SUCESION

La sucesión de Scioli y el futuro candidato a la Gobernación, ocupa otro capítulo clave dentro del plan. El promocionado reencuentro con Martín Insaurralde, que era su delfín hasta que basó su posicionamiento en el coqueteo con Massa, ocurrió después del malestar que le generó la crítica del diputado a la política de salud bonaerense.

Sobre esa desconfianza tallan las aspiraciones de funcionarios de su semillero, como Santiago Montoya, el presidente del Grupo Bapro, que confesó su idea de competir, y está latente la opción de Cristina Álvarez Rodríguez, ministra de Gobierno bonaerense y sobrina nieta de Eva Perón. Pero Scioli tiene en carpeta otras dos buenas espadas. Una es Francisco De Narváez, que fuera quien derrotara ni más ni menos que a Néstor Kirchner en el pasado reciente. Otro, es el joven intendente de Berazategui, Juan Patricio Mussi. Un hombre del paladar K, próximo a Julio De Vido e integrante del grupo de alcaldes conocidos como “Los Oktubres”. Otro de los objetivos de Scioli, es correrse un poco hacia el medio, para captar votos de diferentes franjas y dejar a Macri, como el opositor más furioso.

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