jueves, 18 de septiembre de 2014

Malos augurios de una matiné de estallidos en el conurbano


Por Jorge Joury


Nadie pone en duda de que es un provocador de todas las épocas y un agitador. Por eso no asombra que cada tanto aparezca Luis Barrionuevo para embarrar la cancha, presagiando futuros escenarios de eclosión social. Al sindicalista se lo conoce por haber acuñado frases “célebres” como: “A éstos que robaron el país habría que meterles la picana para que canten todo”. Cuando era funcionario, en una suerte de mea culpa, también disparó: “Hay que dejar de robar por dos años y el país sale a flote”. Allí fue cuando reconoció ser “recontra alcahuete de Menem”. Y después sorprendió con que:”Nadie se hizo rico trabajando”. Ahora denunció un posible estallido social en diciembre y encendió todas las alarmas. Algo que no parece posible por las fuertes señales de gobernabilidad que muestra el gobierno. Y además, porque el peronismo si de algo se ha caracterizado a través de la historia, es de tener el dominio y control de la calle. Lo cierto es que CFK levantó la guardia frente a las afirmaciones del sindicalista gastronómico, ligado al candidato presidencial Sergio Massa. Lo acusan de fomentar el caos y de estar preparando una “matiné” para octubre o noviembre. Y un fiscal lo ha citado para que fundamente sus declaraciones el jueves próximo.
La justicia federal de Mar del Plata comenzó una investigación penal por el presunto delito de sedición y asociación ilícita, luego que el dirigente de la CGT opositora advirtiera que “los conflictos se van a acelerar”. ¿Qué es lo que sabe Barrionuevo para sembrar el miedo con semejantes afirmaciones?

PUEDE REEDITARSE

Desde el gobierno se admite que hay constancia por lo ocurrido el año anterior, que para diciembre puede reeditarse un escenario de agitación. Es más, el secretario de Seguridad, Sergio Berni, reconoció que son explosiones de fin de año que “mágicamente el 23 de diciembre se cortan y no aparecen nunca más”. Más allá de que haya presuntos instigadores de este escenario oscuro, en los pasillos de la Casa Rosada murmuran que el temor a que la situación se desmadre en el último trimestre, es una posibilidad sería bajo análisis. Mis informantes aseguran que a Cristina la idea del estallido la persigue desde antes de asumir su primer mandato: a mediados de 2007.
No obstante, no deja de llamar la atención que se haya instalado con tanta anticipación el escenario del “diciembre violento”. Las -una vez más- desafortunadas declaraciones de Luis Barrionuevo, quien recibió un respaldo extemporáneo de Eduardo Duhalde, le ofrecieron al Gobierno una plataforma para lanzar una maniobra preventiva, ante algunos hechos de alto impacto como el atentado contra el periodista Gustavo Sylvestre. Ese clima enrarecido en materia de seguridad llevó a la Presidenta a ordenarle al “supersecretario” Sergio Berni que bajara su exposición pública y que le diera garantías al Gobierno porteño de que no se va a retirar a la Policía Federal de algunas comunas, como había trascendido en un comienzo. Macri recibió esa tranquilidad por parte de Cristina Kirchner, en una nueva conversación telefónica que otra vez despertó suspicacias entre la dirigencia política nacional.

CRISTINA SUBE LA APUESTA

Tal es así, que la que redobló la apuesta el sábado, fue la propia presidenta al advertir que no le “extrañaría nada” que a los dirigentes opositores que anunciaron posibles “estallidos sociales” para fin de año “se les ocurra armar una suerte de matiné de la función de diciembre”, mientras ella se encuentre fuera del país. Lo hizo en alusión a su viaje la próxima semana al Vaticano y a las Naciones Unidas. Cristina apuntó por los rumores no solo a la cabeza de Barrionuevo, sino a la del ex presidente Eduardo Duhalde y del dirigente de la CGT opositora, Hugo Moyano. Otro de los que está en la mira de la Casa Rosada, es el gobernador de Córdoba, Juan Manuel de la Sota, quien viene fogoneando la versión de que podría reeditarse un escenario similar al del 2001. Lo que da visos de credibilidad al inquietante rumor, es la insistencia de Cristina en plantear a través de sus reiteradas declaraciones la posibilidad de un diciembre en llamas en el plano interno.
¿Tendrá temor CFK que le arrojen algún muerto, como ocurriera con el caso Kosteki- Santillán con el objetivo de que se adelante la entrega del poder, como pasó con Duhalde?. Aunque esta hipótesis parece descabellada, nada debe descartarse cuando la presunción desestabilizante está en tantas bocas.

OCTUBRE ROJO

Las primeras espadas del cristinismo evalúan varias hipótesis. Algunas apuntan a que los gremios opositores, entre ellos el de Barrionuevo, están articulando para octubre o noviembre de este año una medida de fuerza, que podría ser más extensa que las anteriores. Es decir, un paro de 48 horas. Barrionuevo se esfuerza por negar que esté fomentando el caos. “Cuando la Presidenta habla de la matiné se estaría refiriendo, en realidad, al paro de 48 horas o a otras medidas de fuerza que el sindicalismo prepara para octubre o noviembre porque la situación está malísima”, dijo.
“Lo que yo dije es justamente lo que dijo la Presidenta: que si la inflación llegaba al 25, volábamos por los aires. Lo que yo dije es que la presidenta misma habló del 25% de inflación, estamos llegando al 40, entonces digo: ¿qué es lo que va a pasar?”, se preguntó irónicamente. Lo cierto es que CFK abrió el paraguas y prepara medidas anticíclicas para activar la economía y amortiguar el actual cuadro recesivo.
Los despidos son la mayor preocupación en el oficialismo. Y la intervención del Ministerio de Trabajo se ha convertido en una herramienta de contención para evitar un disparador de cesantías masivas.

PALIATIVOS

Lo que trata de hacer el gobierno, es estimular el compre nacional con el plan Ahora 12 para que se puedan adquirir electrodomésticos y bienes de consumo en doce cuotas sin interés. También se ha aumentado la Asignación Universal por Hijo. Se empezó a sentir el aumento de la segunda cuota de la jubilación y de la paritaria de los gremios. Y está previsto reforzar los planes sociales.
El jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, pidió a la oposición que repudie los dichos de Barrionuevo. “Constituye un delito de acción pública”, apuntó. Estas denuncias además incomodaron a Sergio Massa que debió salir a despegarse del dirigente gastronómico.
“El problema de muchos dirigentes en nuestro país es que se van de boca y no miden lo que dicen. La misma respuesta les cabe a los dos”, señaló Massa. Con esas palabras, tomó distancia de Barrionuevo y también le respondió al jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, quien, por elevación, acusó al massismo de incitar a los saqueos. El kirchnerista fundamentó su acusación en que Barrionuevo es el esposo de Graciela Camaño, una de las principales espadas del Frente Renovador en el Congreso.
“El saqueo es un delito y los saqueadores, delincuentes. Todos los que tengamos cualquier tipo de información sobre este tipo de acciones debemos denunciarlas ya ante la Justicia. No hay que esperar a que los hechos sucedan. La Argentina necesita orden, y eso incluye reprimir y castigar a los saqueadores”, aclaró. Por estas horas, las mejores lupas de la Casa Rosada se han posado sobre los movimientos de Barrionuevo y Moyano, que se reunirán este martes para empezar a definir el futuro plan de lucha. Lo cierto es que el fiscal Juan Pablo Larriera lo espera el próximo jueves a Barrionuevo. Buscará que el sindicalista explique qué elementos tiene para sostener tal anuncio o presunción de una explosión social de magnitud.

APUNTAN A DE LA SOTA

Con cierta suspicacia, el kirchnerismo además le ha puesto el ojo a Juan Manuel de la Sota. Creen que ha ideado un plan de proponerse él mismo como “el Duhalde de 2014”, para asumir como presidente de transición. Tienen datos de una presunta movida estudiada. Una suerte de unión del panperonismo del Frente para la Victoria y del Frente Renovador. La fecha de ese hipotético escenario sería diciembre. En esta visión apocalíptica, la foto es de una Cristina renunciando, corrida por una eclosión social con alguna reminiscencia del 2001.
La lectura que se hace, es que como De la Sota no quiere volver a ser gobernador de su provincia, tampoco es seguro que fuera electo si se presentara a su reelección y no puede ser presidente por los votos, se imagina a sí mismo como la figura de consenso del PJ. De esta manera, bajo el compromiso de no ser candidato, podría asumir la presidencia por un año y poner el pecho para hacer todos los ajustes y las correcciones que requiere la economía. Luego entregaría el poder en diciembre de 2015 a quien surja electo –un peronista que no tenga que pagar el costo político del ajuste– después de haber cortado la ascendente carrera electoral de Macri.
Murmuran además en los pasillos de Balcarce 50, que De la Sota desconfía de la promesa de Sergio Massa de llevarlo como vicepresidente de su fórmula. En definitiva, lo único a que aspiraría es tener un busto en la Casa de Gobierno y quedar en los libros de historia como presidente. Las corazonadas de los que imaginan ese escenario se asientan en hechos puntuales. Uno de ellos es que tres días antes de las elecciones en Marcos Juárez, y preocupados por la crisis, se reunieron en secreto en La Plata los gobernadores Daniel Scioli, De la Sota, José Luis Gioja (San Juan), Gildo Insfrán (Formosa)y Eduardo Fellner (Jujuy, quien además es presidente del PJ) junto con el histórico operador político peronista Juan Carlos Mazzón.

UN PLAN B

En ese cónclave fue donde De la Sota habría expuesto su visión sobre un diciembre trágico y la necesidad de que el PJ cuente con un Plan B. Es llamativo, porque coincidentemente y cuando el gobernador se encontraba en el exterior, fue en Córdoba donde en diciembre pasado comenzó la revuelta de la policía autoacuartelada que promovió los posteriores saqueos. Los temores están focalizados en la provincia de Buenos Aires. Si la mecha se encendiera en ese territorio, las consecuencias podrían no tener límite, lo cual ha hecho que muchos intendentes levantaran la guardia en sus distritos.
Además, al estado mayor kirchnerista le llama la atención la insistencia con que desde el Frente Renovador se pide por mayor presencia de gendarmes en el Gran Buenos Aires. Aquellos que conocen el clima del Conurbano, evalúan que si esta vez se repitieran focos masivos de protesta, no confluirían hacia la Plaza de Mayo, sino hacia los countries y los shoppings de la intricada geografía bonaerense. Probablemente sea muy loco pensar en un diciembre en llamas, pero la posibilidad la han instalado los máximos referentes de la política. Es de desear que se trate de una falsa alarma. Pero cuando el río suena hay que prestarle atención, ya que si algo ocurriera, ese día podría ser de consecuencias más nefastas por haber sido subestimado.

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